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La perfección es el límite

Cómo es el Bridge, el deporte preferido de Mauricio Macri y la nobleza que tiene cinco siglos

Pensar el bridge, es remontarnos  muchos años atrás, siglo XVI, cuando las barajas ya encuentran sus figuras y su tamaño. Convenciones intactas que motivan cada vez más a desafiar el azar que implica recibir una buena o mala mano.

Bridge - Mauricio Macri y Juliana Awada
Bridge - Mauricio Macri y Juliana Awada | cedoc

"El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos".

W. Shakespeare

Todo juego tiene su razón de ser. A veces a la vista de todos, otras a los ojos de unos pocos.

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Pensar el bridge, es remontarnos  muchos años atrás, siglo XVI, cuando las barajas ya encuentran sus figuras y su tamaño. Convenciones intactas que motivan cada vez más a desafiar el azar que implica recibir una buena o mala mano.

¿Cuántas veces perdimos con las mejores cartas y viceversa? ¿Dónde está la clave del triunfo? En el caso del bridge, en la estrategia. En el ataque y la defensa. En la ausencia de palabras frente al contundente lenguaje de las barajas. 2 colores, 4 palos.

Las cartas inglesas, privilegio de los nobles, se acercan a los humanos para desafiar la mente de los jugadores. Lograr bazas, conquistar la mesa, comenzar la danza sin moverse de las sillas. Más de 13 puntos y las cartas hablan. Los contrincantes se acomodan para dilucidar cada mano, dónde están los triunfos. El compañero mira a los costados, pero no habla. Innecesario nombrar lo tácito cuando los números y los colores son los protagonistas de este certamen.

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Diamantes en los dedos, piques en las manos y corazones por doquier. Los bastos ansían salir al ruedo. 52 cartas entre cuatro jugadores. 2 parejas. 13 bazas. Honestidad bruta. Defensas inesperadas. Atención plena. Contratos cumplidos. Si es por demás, aplaudimos. Si es por menos, reflexionamos.

Dicen que lo perfecto es enemigo de lo hecho, pero en el bridge, la perfección es el límite. Lo hecho es mortal. Lo demás es divino.

Entre Reyes, damas y caballeros los números se ubican, pero es el As el que se lleva todo y guía a las figuras. Parece difícil, pero es apasionante. Es para pensar, pero si no pienso no existo. Es para aprender, pero si la vida no es eso, entonces...qué es. Es para compartir, nada mejor que reunirse con amigos frente a un mazo de cartas, en donde las palabras sobran pero las ideas vuelan. Bridge. El puente hacia la optimización de la mente.