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Carácter colectivo

The Night of the Hunter 20241004
The Night of the Hunter | 1955 | Youtube

Es común que se cargue el peso de una película a sus actores, cuando hablamos de cine comercial, o al director, en ámbitos cinéfilos en los que también son ungidos excepcionalmente guionistas y directores de fotografía o arte. Menos frecuente es el rescate de figuras periféricas, a veces con nulo reconocimiento, que tuvieron que ver más de lo que se cree con el resultado que llegó a la pantalla. Hay un buen ejemplo en el debut y despedida de Charles Laughton como cineasta, La noche del cazador, de 1955. 

Davis Grubb, escritor y dibujante del sur de Estados Unidos, entró a un bar y se sentó al lado de un tipo que tomaba cerveza. Advirtió que tenía tatuado “Amor” en una en una mano, y “Odio” en la otra. Tiempo después, usó esa idea para un personaje, sin sospechar que iba a terminar siendo interpretado por Robert Mitchum. 

Al tanto de que Grubb no sólo escribía, Laughton le pidió que dibujara bocetos de las escenas (se pueden ver algunos en la edición Criterion Collection), es decir que además de proveer la historia, el autor de la pieza adaptada diseñó una estructura visual clave en la trascendencia de la película. De él surgieron varias de sus cosas más recordadas, de la visión fantasmal de Willa Harper en el río Ohio, a la icónica imagen de las manos. 

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El carácter colectivo del cine da la posibilidad de encontrar artistas que, como Grubb, jugaron un rol esencial que no fue puesto en valor. Si nos gusta revolver en los baúles del pasado, rescatarlos puede ser un hermoso ejercicio. Dejo una pista para quienes comparten esta afición: Paul Gégauff y la influencia decisiva de su personalidad en varios protagonistas de la Nouvelle Vague.