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Incertidumbre

Arte, creación y propiedad intelectual

¿Puede la inteligencia artificial tener propiedad intelectual?, ¿existe alguna forma de distinguir una obra producida por la IA de una realizada por una persona?, ¿tiene la creatividad humana algo invaluable que la IA no alcanzará? Frente a un futuro incierto, los expertos señalan que no hay que olvidar que a las máquinas las manejamos nosotros.

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Inteligencia Artificial. | cedoc

¿Cómo distinguir las noticias escritas y chequeadas por periodistas de los textos escritos por la inteligencia artificial? ¿Cómo identificar una pintura realizada por un pincel de una copia tecnológica? Parece que la línea que separa la creación humana de las producciones generadas por IA es cada vez más borrosa. El futuro augura que esa línea se difuminará cada vez más, por eso PERFIL habló con dos referentes del tema para intentar trazar certezas sobre las preguntas.

 

Alexander Ditzend

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“Las máquinas nunca asumirán por completo el rol creativo”

Es el presidente de la Sociedad Argentina de Inteligencia Artificial, es programador especializado en IA aplicada a negocios y dirige el Posgrado de Gestión Estratégica de Inteligencia Artificial y Automatización Empresarial en Ucema.

—¿Existe alguna forma de distinguir una obra producida por la IA de una obra realizada por una persona?

—Cada vez más, la inteligencia artificial se va a volver, no solamente tan buena como el humano, sino mejor. El ojo humano, nuestra percepción, nuestros cerebros no van a tener la capacidad de entender si determinado producto fue realizado por una máquina o no.

”Lo que no solemos tener en cuenta es que la inteligencia artificial tiene un enfoque distribuido: diferentes países, equipos y laboratorios están desarrollando diversos proyectos de inteligencia artificial con capacidades similares. No son dilemas de tipo David y Goliat, sino que hay modelos de laboratorios open source (software de código abierto) que están llegando. Esto significa que si una inteligencia artificial produce una obra de arte, con este concepto de distribución del desarrollo de la inteligencia artificial, a su vez, nosotros podemos crear detectores de cualquier tipo de obra de arte o literaria generada por IA. Vamos a ir a un ecosistema de una especie de batallas de inteligencias artificiales, en el que la generación de estas obras va a ser más difícil de detectar, pero a su vez van a crearse mejores detectores.

”Y además, en estas situaciones viene la blockchain (cadena de bloques) a la ayuda, en las que se puede generar una especie de firma digital de las obras y eso puede ayudar mucho en esta misión de poder diferenciar lo auténtico de lo generado por IA.

—¿Se le ocurre algún ejemplo que funcione en la actualidad para detectar esas diferencias, entre una obra de IA y una de una persona?

—Sí, en los deep fakes. Son estos videos en los que se le hace “hablar” a una foto. Cada vez que a una persona le late el corazón y le pasa sangre debajo de sus tejidos la coloración de su piel, durante unas milésimas de segundo, cambia de tonalidad. Y eso un algoritmo puede notar. Obviamente, el ojo humano no puede verlo y así se explica cómo las máquinas también nos ayudan a entender cuándo algo es falso.

—¿Qué perspectiva tiene a futuro? ¿La IA será positiva o negativa? 

—Mi perspectiva del futuro es absolutamente optimista, siempre y cuando el desarrollo de la inteligencia artificial se mantenga abierto y distribuido en un 100%. Eso significa que va a haber una polinización de conocimientos y democratización del acceso a la IA y de todos sus beneficios, además de un control descentralizado, en el que ningún gobierno limite su desarrollo.

”Esto va a llevar a una sociedad en la que la inteligencia artificial empiece a acaparar todas las tareas repetitivas, que nosotros llamamos el “trabajo aburrido”. Y cada vez más, la ayuda de la implantación de inteligencia artificial en robots humanoides, nos va a empezar a acompañar en las fábricas y en las casas, y por ahí, algún día nos sirvan el café en los bares.

”Va a haber una redefinición de qué significa ganarse la vida como ser humano en la sociedad del futuro. Vamos a seguir trabajando, pero todos vamos a hacerlo en lo que realmente nos gusta, en lo que somos mejores, y nadie va a tener que ir a hacer algún trabajo mecánico por obligación. Ese es el futuro que se viene. No va a estar exento de discusiones muy profundas y de verdaderos problemas, pero son un costo necesario para ir hacia ese progreso en el que vamos a solucionar problemas muy importantes de la humanidad, relacionados incluso, con el cuidado del ambiente o con la elaboración de diferentes vacunas. 

—¿Cree que en la creatividad humana hay algo invaluable que la IA nunca podrá alcanzar?

—No hay ninguna manera de que las máquinas terminen de reemplazar al humano en su rol creativo por completo. Por supuesto que estamos viendo diferentes modelos que generan arte, a partir de lo que nosotros hemos creado en el pasado, pero es una simulación de esa multiplicación de matrices a una escala inimaginable: las máquinas pueden simular que están siendo creativas y que están creando algo, pero no tienen sensibilidad, no tienen una experiencia del mundo que los lleve a crear una obra que realmente puede emocionar a alguien. Las máquinas nos van a ayudar con todos los aspectos técnicos de la creación o de la puesta en marcha de un servicio.

”Hoy las máquinas son mucho mejores que nosotros jugando al ajedrez, pero nadie está mirando mundiales para ver quién es el mejor robot ajedrecista del mundo. No nos interesa, nosotros seguimos consumiendo el drama de los ajedrecistas humanos. Y de la misma manera, por ejemplo, no va a tener ningún sentido ir a ver una película generada totalmente por IA, queremos que participen actores famosos a los que podamos seguir en Instagram.

 

Germán Stalker

“Por ahora, la IA no crea por sí misma”

Es autor del libro Innovar con valor. Integridad en startups para el desarrollo económico. Es investigador del Centro de Propiedad Intelectual de la Universidad de San Andrés, magíster en Propiedad Intelectual e Innovación y en Administración y Políticas Públicas, y abogado.

—¿Cómo alcanzar el ritmo de la IA para lograr su regulación? Parece que su desarrollo va muchísimo más rápido de lo que van nuestras leyes.

—El campo de la IA tiene dos características centrales. Una de ellas es que las tecnologías de IA salen al mercado sin estar aprobadas previamente: no existe una regulación o ente que apruebe el desarrollo basado en IA, antes que sea utilizado por los consumidores. Las regulaciones llegan después de que se lanzan los productos con la tecnología ya accesible para los consumidores. La otra característica es su naturaleza innovadora y cambiante que dificulta la regulación.

”Por esto, los nuevos marcos que intentan regular la inteligencia artificial reflejan tensiones como lo son la cooperación versus la aplicación, la regulación versus la innovación, jurisdicción internacional versus nacional, y muchos otros. El panorama global de la gobernanza de IA está lejos de ser claro y hoy cuenta con más interrogantes que certezas. ¿Es necesario un marco regulatorio integral? ¿Necesitamos una regulación neutral general o reglas hechas a medida?

”No obstante, existen esfuerzos a nivel internacional que intentan regular, como la resolución adoptada por unanimidad por la Asamblea General de las Naciones Unidas en marzo de este año por la que alienta a los países a salvaguardar los derechos humanos, proteger los datos personales y monitorear los sistemas de inteligencia artificial para detectar riesgos potenciales. O la ley de Inteligencia Artificial aprobada por el Parlamento Europeo, también este año, que garantiza la seguridad y el cumplimiento de los derechos fundamentales, al tiempo que impulsa la innovación.

”Existen otras regulaciones emitidas por diferentes instituciones internacionales como la Unesco, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Foro Económico Mundial 2024, la Declaración de Bletchley (producto de la Cumbre de Seguridad de IA celebrada en Inglaterra a fin de 2023), así como también regulaciones dentro de países como Estados Unidos o el Reino Unido. 

—¿Puede la IA, efectivamente, innovar o siempre parte de algo realizado por un humano?

—Hasta el momento, la IA no tiene capacidad de crear por sí misma. La IA puede descubrir correlaciones probabilísticas, encontrar nuevos patrones y producir conocimientos novedosos. La IA generativa puede categorizar y establecer resultados, con mayor precisión que cualquier ser humano. Está diseñada para sacar conclusiones a partir de un conjunto determinado de datos o entradas (inputs), proporcionadas por humanos o máquinas para generar algún resultado. Cuando el algoritmo se entrena con grandes cantidades de datos puede ser más inteligente, más predecible y generar probabilidades mejores que las que genera cualquier ser humano. Por esta razón, algunos estudiosos piensan que estamos asistiendo al nacimiento de una nueva inteligencia en el planeta. Sin embargo, si bien existen máquinas que generan imágenes que podrían ser atribuidas al arte humano, no se considera que esto sea una forma de creatividad, ya que la máquina se limita a imitar estilos artísticos conocidos.

”La humanidad se enfrenta a un futuro muy incierto. La IA tiene el potencial de alcanzar los Objetivos de Desarrollo de la ONU, pero a la vez enfrenta desafíos globales: monopolios, propiedad intelectual, sesgos, y datos personales son algunos de ellos. Es evidente que no existe una clara gobernanza de la IA y que es posible que, como dice el escritor tecno-crítico francés Éric Sadin, exista una confusión entre los flujos de la vida y los flujos digitales.

—¿Entra en crisis la propiedad intelectual? ¿Puede una máquina ser “propietaria”?

—Dada la naturaleza de la IA como nueva fuente de conocimiento autónoma del ser humano, la propiedad intelectual es uno de los temas relevantes que despiertan la atención del mundo académico. La pregunta es si los outputs (la “salida”, la producción de una máquina) pueden ser considerados creaciones o invenciones. Si pensamos que la propiedad intelectual protege los resultados del trabajo creativo e innovador y su propiedad legal, como los derechos de autor, las patentes, las marcas registradas y los secretos comerciales, para ser reconocido como inventor se requiere contribución sustancial, novedad, inventiva y aplicación industrial.

”Hace un año se conoció el caso de la inteligencia artificial Dabus. La invención había sido generada de forma autónoma por una IA, pero la Corte Federal de Australia consideró que la solicitud de Dabus para registrarse como inventor no cumplía con el Reglamento de Patentes. En cuanto a las creaciones artísticas, parece que un enfoque del derecho de autor centrado en el ser humano como el presente en el Convenio de Berna para la Protección de las Obras Literarias y Artísticas (desde 1886) y las leyes nacionales, excluye la posibilidad de interpretar a IA como autor de una creación.