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Argentina e Italia: gobiernos libertarios, similitudes y diferencias

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Jóvenes. En Italia protestan contra el sesgo conservador del gobierno de Giorgia Meloni. | cedoc

Argentina e Italia son dos países gobernados por dirigentes libertarios, y por lo tanto es interesante analizar cuáles son sus similitudes y diferencias. Desde ya, es necesario reconocer que ambos países tienen situaciones muy diferentes y además, están insertos en regiones muy diversas. La principal diferencia de la situación desde la cual ambos países empezaron a ser conducidos por líderes libertarios era la condición crítica más relevante. Mientras Argentina estaba en una situación muy crítica económica al asumir el presidente Milei, en Italia la situación era principalmente en lo político. La condición de pertenecer a la Unión Europea en lo económico permite que los países en crisis económicas, en general, no alcancen niveles tan críticos como en otras regiones, como por ejemplo América Latina y el Caribe. Una similitud que comparten ambos países es el antecedente de un gran deterioro de la imagen y el desprestigio de los políticos tradicionales, algo que favoreció que se eligieran nuevos líderes que implicaban un cambio. Este difería en Italia y Argentina: mientras en Italia se esperaba un cambio principalmente político, en Argentina se esperaba un cambio principalmente económico y que incluyera lo político. Ese cambio estaba ejemplificado en el eslógan de campaña de Milei “Acabar con la casta”. Pero no quedó nunca muy claro, ya que Milei nunca definió quiénes eran la casta. Como libertarios, ambos privilegian y priorizan al sector privado, al que defienden y cuidan mucho más que al sector público, e incluso no se ven inclinados a promover acciones comerciales conjuntas del sector público y privado. Es interesante que tanto Giorgia Meloni como Milei quieren disminuir el Estado, sin llegar en Italia a los niveles que se pretenden en Argentina.

Ambos comparten ideas conservadoras respecto a la sociedad y en especial, las mujeres, por eso reorientaron o cerraron el Ministerio de Mujeres e Igualdad de Género. Meloni crea el Ministerio de Familia, Natalidad e Igualdad. Milei reduce el Ministerio de Mujeres a una subsecretaría de violencia y acaba los otros programas que manejaba el Ministerio de Mujeres. La salud sexual y reproductiva es una de las áreas más evidentes que sufrieron y continúan sufriendo reducciones, aunque en forma diferente. En Italia se autorizó a las organizaciones antiderechos a estar presentes en las sesiones de asesoramiento frente a una solicitud de aborto, con lo cual pueden interferir y desvirtuar la decisión de la embarazada. Esto es algo que hemos visto en la Argentina, donde estas organizaciones sin autorización entraban a los hospitales y hablaban con las embarazadas y las asustaban con los mensajes de los riesgos del aborto para su vida y la del futuro hijo. También les prometían apoyo que luego no cumplen porque todo solo está dirigido a evitar el aborto: una vez logrado el objetivo, las abandonan. Lo más grave fue cuando irrumpieron en los quirófanos frente a la realización de un procedimiento de interrupción voluntaria del embarazo. En Argentina la estrategia es la desfinanciación de los programas; en el caso de la IVE, la no compra de las drogas y su distribución a las provincias así como el apoyo a la capacitación necesaria para su adecuada implementación. Ante la imposibilidad de cambiar la ley por falta de votos, presentan proyectos de ley que esperan aprobar cuando logren tener los votos. Mientras esto ocurre, en ambos países y a nivel mundial se va deteriorando el apoyo al empoderamiento de las mujeres y el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos. Esta involución más manifiesta en los países gobernados por libertarios se expande y pretende volver a la subordinación de las mujeres a los hombres y a intensificar las desigualdades e inequidades. Algo que limita la posibilidad de alcanzar las metas de la Agenda 2030. Este es el gran desafío que se presenta en Naciones Unidas.