COLUMNISTAS
Panorama contradictorio

Alternativa imprescindible

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Cepo. Podría levantarse con un nuevo acuerdo con el FMI. | cedoc

En los albores de un año política y económicamente atípico, la Argentina presenta, a propios y ajenos, un escenario pleno de situaciones inusuales en relación con su historia reciente y no tan reciente.

Un presidente devenido tal desde las entrañas de los estudios de televisión, con un mensaje disruptivo tanto en el fondo como en la forma de presentarlo, resultaba al menos difícilmente concretable.

No obstante, merced también al desgaste de la estructura partidaria tradicional, ha podido alzarse con una clara mayoría de votos, proponiendo con un eslogan increíble (la motosierra) llevar las estructuras económicas nacionales a un nivel de racionalidad.

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El devenir económico del año 2024 ha resultado sorpresivo para la inmensa mayoría de observadores, nacionales y extranjeros.

La realidad, a más de un año de ejercicio en el poder, sin respaldo legislativo propio, se ha convertido en un fenómeno comentado a nivel universal.

En efecto, aquellos guarismos que fueron inevitable tapa de los medios de comunicación dan cuenta de que la otrora imbatible inflación, en el mes de diciembre último, luego de un continuado descenso a lo largo de todo el año 2024, marcó un nivel mensual del 2,7%, bastante lejano de su similar de hace 12 meses, que ostentó la bochornosa cifra del 25,9%.

La cotización del dólar, augurada por muchos apenas iniciado el gobierno actual, de elevarse a niveles estratosféricos, oscila en modestos $ 1.200 en su cotización marginal.

Respecto de la actividad económica, gran castigada por la eliminación de los incentivos inflacionarios y de gasto público, para sorpresa de muchos, es estimada en estudios nacionales y del exterior en alcanzar un incremento del 4,5/5% para el PBI en el corriente 2025 con respecto al último año.

El reconocimiento internacional de este proceso virtuoso es prácticamente unánime, también por parte de la titular del mismísimo FMI, que calificó de “impresionante lo hecho por Milei ejemplo en la historia reciente”.

Como contrapartida, producen inquietud muchas de las formas que el presidente argentino asume en su metodología confrontativa, ya sea a nivel local como en un recordado discurso en la última reunión de Davos, y que dieron lugar a una ruidosa (y también políticamente fogoneada) manifestación, con la adhesión oportunista de gremios, movimientos sociales y opositores.

La actividad económica debería seguir su curso, con un incremento suave en el nivel de actividad, ocupación, empleo y poder adquisitivo del salario.

Por su parte, el cepo cambiario podría levantarse a partir de un más que probable nuevo acuerdo con el FMI, clave para la promoción de inversiones y exportaciones.

Las perspectivas para el país son de gran magnitud, a partir de las actividades en hidrocarburos, tecnología, litio y minería, además de la ya tradicional agropecuaria.

Para ello, debe sumarse la seguridad jurídica que permita incentivar a las inversiones, deseosas de incorporarse al esfuerzo del país.

En este contexto, consolidar el enorme avance logrado en lo económico requiere obligadamente volumen político y legislativo, inexistentes hasta el presente.

Por ende, la principal actividad y preocupación del Gobierno está y estará centrada en las próximas elecciones legislativas.

Y es en este sentido que sería absolutamente deseable que aquellas expresiones políticas que comulgan con la reafirmación del actual proceso, independientemente de sus matices, puedan confluir en una propuesta común que asegure las mayorías parlamentarias imprescindibles, a la par de marcar el retroceso definitivo del populismo que asoló al país por décadas.

Que así sea.

* Economista. Presidente honorario de la Fundación Grameen Argentina.