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obra plástica

Abre una exposición dedicada a la fase artística de Osvaldo Lamborghini

Nacido en Buenos Aires, el 12 de abril de 1940, y fallecido en Barcelona, el 18 de noviembre de 1985, Osvaldo Lamborghini, poeta y escritor, transitó también el camino del arte, con una serie de obras –las cuarenta que podrán apreciarse en la Galería del Infinito– usando como soporte las páginas de revistas eróticas y de pornosoft pasadas de moda, interviniendo, rayando y royendo sus páginas. La muestra estará abierta hasta el 10 de octubre.

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Lamborghini. El escritor en su residencia de Barcelona, con los libros. Durante tres años, entre 1983 y 1985, no salió a la calle. Allí produjo las más de cuarenta obras que componen la muestra. | cedoc

El próximo jueves 15, a las 18, en Galería del Infinito (Av. Pte. Manuel Quintana 325, Buenos Aires), se inaugura la muestra Yo soy tu proveedora, de Osvaldo Lamborghini. La misma estará disponible al público de lunes a viernes en el horario de 10 a 18, hasta el 10 de octubre. Con curaduría a cargo de Agustina Perez, esta exhibición reúne piezas del escritor, también artista, que resisten a ser amuradas.

Las piezas son páginas arrancadas de su contexto original post-industrial (una revista de relatos eróticos, un texto mecanografiado, un magazine de fotografías porno), todas intervenidas rayando, royendo, desoyendo, desollando. Osvaldo Lamborghini se autodefinió como “autor de un solo texto” y a la vez produjo una enorme cantidad de obras plásticas, objetuales, descubiertas hace pocos años en Barcelona. Lo escrito y lo visual parecen campos autónomos. Pero, para un “autor de un solo texto”, entre los distintos lenguajes artísticos no hay contradicción. Y, aunque los enmadeje, Lamborghini no deja de ser un artista de una sola pieza, íntegro. 

No hay en él nada como un “devenir pintor del escritor”, sino la praxis de una escritura que nace visual desde su primer poema y la visualidad escala en los últimos años de su vida hasta ganar terreno de forma inclaudicable. “Autor de un solo texto” quiere decir que detrás de cada obra existe una noción de serie que las recorre y atraviesa. Lamborghini postula una escritura inespecífica emplastada en el arte plástico. Un caso análogo, pero invertido, al de Alberto Greco, su inesperado, pero innegable precursor.

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Exiliado en Barcelona, produjo toda su obra plástica enclaustrado como un monje, literalmente, en lo que llamaba su “tallercito”. Durante tres años, entre 1983 y 1985, no salió a la calle. Allí, encerrado en el departamento, produjo, entre otras, las más de cuarenta obras que componen esta muestra, datadas en 1984. Su soporte preferido son las páginas de revistas eróticas y de pornosoft pasadas de moda, con poses que resultaban risibles y de bajo rendimiento para lo que busca como meta una revista pornográfica, en términos de encender el deseo en el lector-espectador. 

Todos estos materiales se los proveía Hanna Muck, su pareja, quien los compraba en tiendas de segunda mano. Hanna también se aseguraba de proveerle útiles infantiles, como témperas, fibras, lapiceras, lápices y cola de pegar. Y whisky, y coñac y cigarrillos Sombra, que compartían. Es probable que las mujeres proveedoras circulen por la vida de los hombres en general, pero Osvaldo Lamborghini es un nombre en particular. Y este hombre-nombre publicó un texto singularísimo que da la clave del título de la muestra. 

Nace en Buenos Aires en 1940. En su juventud, carga con la bendición y con el peso de ser el hermano menor del escritor ya consagrado como el poeta peronista por excelencia, Leónidas Lamborghini. En 1967 comienza a vivir en hoteles de bajo presupuesto del centro de Buenos Aires, vagando de uno en otro, sin trabajo estable. Allí, en esas habitaciones impersonales, en el “fastidio de la vida de hotel”, frase del autor del Martín Fierro que Lamborghini repetía sin cesar, nace la escritura y redacta su primer libro, El fiord, publicado en 1969 en la imprenta fantasma Ediciones Chinatown. A lo largo de su vida, edita solo tres libros breves que circulaban de modo clandestino, en fotocopias o de mano en mano, convirtiéndolo, tempranamente, en un autor marginal, pero de culto.

En 1977, publica su poema más emblemático, “Die Verneinung”. Su segunda sección se titula “La Madre Hogarth” en referencia al pintor inglés William Hogarth. Es una de las escasas referencias directas en su obra, y es particularísima la canción de la propia Madre Hogarth de la que cito solo la primera estrofa: “Cuanto más límpidas te parezcan/ Las aguas del lago/ Y aun cuando creas/ Rebosar de plenitud/ Igual recuérdame/ Yo soy tu proveedora de droga”. Respecto a la última línea, es el escritor quien afirma que el verso yo soy tu proveedora de droga “no es un consuelo, es una profecía de universales esperanzas”. 

La droga aparece, más bien, inespecífica: es cualquier objeto que arrastre. La droga es el papel, la escritura a mano, el montaje, el trabajo con el fragmento, son los propios fluidos corporales como material, es la compulsión, el no-poder-parar, la dependencia total, la entrega monástica al trabajo físico que involucra a todo el cuerpo al quehacer artístico. Y que haya una profecía implica que la obra nunca está acabada, siempre está por venir. Lamborghini colocó, literalmente, su cuerpo en la obra. Así la habita.

Desde 1983, en esos tres años, en el “tallercito”, Lamborghini circula por el departamento y produce desde la cama, su laboratorio de operaciones, pero se trata un laboratorio de los tiempos de las cavernas de Lascaux, de una temporalidad intempestiva, el de un obrero del tipo antiguo, como el que Paul Valéry leía en el laboratorio de Degas. En ese búnker consigue la concentración más profunda y en dos años su producción supera las quinientas obras. Lamborghini muere reclinado sobre la cama, en posición de trabajo, en el “tallercito”: noviembre de 1985.

Su obra plástica se exhibió por primera vez en el Macba de Barcelona en 2015, titulada Teatro Proletario de Cámara, curada por Valentí Roma. En 2018 ciertas piezas del artista formaron parte de la exposición Oscar Masotta. La teoría como acción, en el mismo museo. En 2023 se realizó la primera muestra individual a gran escala en Argentina, en el CCK, titulada Osvaldo Lamborghini. Copista material, curada por Paola Cortes Rocca y Agustina Perez.