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Defensora de Género

2024: un año para recordar, 2025: un año para temer

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Preocupación. Llega otro fin de año y a las expectativas se les suman señales de malos presagios para el futuro. | cedoc

Es normal hacer balance midiendo qué nos pasó al llegar a fin de año. Terminamos 2024 con muchos puntos negativos y 2025 no pinta mejor. El comienzo de un año nuevo da esperanzas, este no es el caso ahora. Han ocurrido muchos cambios y siguen ocurriendo, la mayoría malos, y no auguran mejorar. El Gobierno celebra logros, especialmente en la macroeconomía, pero a nivel micro, que es lo que vivimos la ciudadanía, hay poco para celebrar. El descenso de la inflación trae beneficios, pero fueron contrarrestados por los aumentos, que en muchos rubros se produjeron y siguen produciéndose. Aumentos muy importantes y en múltiples campos. La desregulación de los medicamentos, el transporte, los servicios como luz, agua y gas, las garrafas de gas, los alquileres que aumentaron significativamente, las prepagas, solo para enumerar algunos. Estos aumentos se acompañaron del aumento del desempleo por el cierre de dependencias nacionales y también, aunque en menor medida, por la contracción del mercado, que afecta al sector privado. Este importante desempleo no fue compensado por la creación de nuevos empleos. El Indec publicó datos  del tercer trimestre de 2024, que implicó una mejora mínima en relación con el segundo trimestre , pero más alto que en igual período en 2023.  El cambio en el mercado laboral produjo un aumento del trabajo independiente  y una disminución del trabajo formal. O sea: los trabajadores informales sin prestaciones sociales aumentaron a expensas de la amplia disminución de los trabajadores formales. Esto afecta más a las mujeres, que participan menos en el sector formal y que están perdiendo lo logrado. La recuperación del empleo prometida es lenta, en los últimos meses se perdieron 178 mil empleos formales y solo se crearon 13 mil nuevos. En 2025  el gobierno nacional espera cerrar más entidades públicas, como señala una nota de PERFIL del 22/12/24, lo  que generará más desocupados que no encontrarán empleo. Pero la realidad nos muestra hoy que a muchos hombres y mujeres que tienen empleo, el ingreso no les alcanza y por eso buscan trabajar más horas. Los anuncios de nuevas inversiones se refieren a actividades principalmente extractivas, que generan menos empleos muy especializados de desarrollo a largo plazo y que no beneficiarán a las mujeres.

En 2025 continuará el cierre e interrupción de programas de educación, salud, previsión social y otras. Esto quedó en evidencia en el proyecto de presupuesto 2025 que el Gobierno presentó y que quedó en suspenso, con la casi certeza de que en 2025 tampoco habrá presupuesto. Por lo tanto, se reducirán las inversiones en educación porque es algo que les corresponde a las provincias, las que a su vez no tienen los recursos suficientes y tampoco los compromisos que establecen leyes nacionales como la Ley de Educación Sexual Integral. En salud el tema es igual o peor porque los programas de salud sexual y reproductiva quedan a merced de la capacidad de las provincias, no solo del personal sino los insumos, ya que Nación comprará muchos menos. Programas como el tratamiento y control del VIH y otras ETS menos aún tendrá posibilidad de cubrir las necesidades existentes, al que se suma el programa de provisión de drogas oncológicas para el tratamiento de cánceres y otras patologías. En el área de la atención de la violencia de género que viven mujeres y niñas en toda su diversidad tampoco se dieron datos sobre el presupuesto y la capacidad operativa a nivel nacional, así que las provincias deberán cubrir la atención como puedan. Además, se están proponiendo criterios que afectan las bases de la atención del abuso sexual infantil, retomando la idea errónea de que es algo que inventan las madres. El domingo 15 de diciembre, en El Observador, se dio voz a una profesional que insiste en ese criterio, muestra de cómo esta idea está resurgiendo. Todo esto es lamentable y culmina con la persecución a periodistas y el control de los medios, que se acentúa en preparación de 2025, año electoral. Por eso 2025 es de temer. ¡Cuidemos al diario PERFIL!