Las olas de calor son un fenómeno cada vez más frecuente en todo el planeta, con consecuencias negativas en la salud de los seres vivos. Entre otros problemas, una reciente investigación del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) arrojó que las temperaturas extremas pueden afectar a la fertilidad masculina, generando una baja en la calidad de los espermatozoides.
"El clima eventualmente será una variable para planificar la paternidad. Eso de que el hombre siempre tiene espermatozoides y siempre son buenos es un mito", comentó la Dra. Mónica Vázquez-Levin, directora del laboratorio de Estudios de Interacción Celular en Reproducción y Cáncer, sobre el estudio que analizó el semen de alrededor de 55.000 hombres, de entre 18 y 60 años durante casi veinte años, entre 2005 y 2023.
Una investigación del CONICET abre un nuevo camino para hallar vida extraterrestre
El foco puesto en las consecuencias en el esperma de la exposición a las temperaturas extremas en la Ciudad de Buenos Aires y la investigación, que encabezó el Dr, Gustavo Luis Verón -becario postdoctoral del Conicet- y la Lic. Ania Manjon-, fue publicada en la revista Science of the Total Environment.
Este demostró que en el semen que había sido obtenido durante estos eventos de calor había un 10% menos de espermatozoides mótiles (los que tienen capacidad de moverse rápido, en línea recta, y fecundar), que en el semen de hombres que no estuvieron expuestos a ese clima.
Además, se señaló que las altas temperaturas y las olas también afectaron la forma de los espermatozoides, teniendo en cuenta la variable de la edad. Los varones de menos de 40 años expuestos al calor tuvieron un menor volumen de semen pero su morfología era normal, mientras que los mayores de 40 tuvieron una menor proporción de espermatozoides vivos y vieron afectada la forma de los mismos.
En esa línea, se marcó que es peor para la calidad del esperma una exposición prolongada al calor que una exposición aguda pero corta. Este detrimento en la calidad de las muestras fue notablemente más alto (diferencias entre 4 y 5 veces mayores) en épocas en que se registraron los mayores picos de temperatura.
La investigación identificó un promedio de 6,5 olas de calor anuales en los 18 años del estudio y un aumento de medio grado por década, y es el primer informe que se centra en la población latinoamericana y, en tanto, en la argentina.
El análisis dividio los casos de estudio en dos grupos, tomando como parámetro si el paciente habia sufrido una ola de calor durante los 90 dias previos a la toma de la muestra, periodo en el cual se produce el desarrollo de los espermatozoides (espermatogenesis, maduración y almacenamiento).
Los resultados fueron que las muestras pertenecientes a pacientes que habian sufrido altas temperaturas durante ese periodo mostraban una calidad espermatica menor, no sólo por contar con un menor número de espermatozoides, sino porque ademas aumentaba el porcentaje de espermatozoides con formas anormales, lo que baja su capacidad para fecundar.
El componente genético
Manjon, Lic. en Genética, explicó que la infertilidad, como las demás enfermedades, "tiene un componente genético y uno ambiental" y que este trabajo destacó el impacto de un factor ambiental, en este caso las olas de calor, en la infertilidad masculina.
"Consideramos relevante evaluar el componente genético, donde utilizamos abordajes globales que nos permiten estudiar proteinas espermáticas, sus genes y alteraciones que podrian impactar en la infertilidad masculina y nos permitirian identificar nuevos biomarcadores de esta enfermedad", agregó.
Según afirmaron, el trabajo pone en evidencia la importancia de incluir temáticas de salud reproductiva en la discusión de politicas de cambio climático, ante el aumento de la cantidad y duración de las olas de calor en el planeta, con el fin de anticipar un mejor escenario para la salud reproductiva y general de las personas.
FP / Gi
