Al igual que en otras localidades balnearias, las costas de Mar del Plata están retrocediendo por efecto de la erosión. Según un estudio del Instituto de Geología de Costas y del Cuaternario de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Mar del Plata, en promedio “entre 2015 y 1985 se registra un retroceso de 15 metros –0,5 metros por año– de costa”.
El trabajo se realizó sobre la base de la comparación de imágenes y medidas a lo largo del tiempo. “Se elige un punto, una esquina y se mide la distancia al acantilado. Años después se busca el mismo punto y se vuelve a medir. En algunos lugares la erosión es de 0,5 metros por año, en otros, de uno o cinco metros”, explicó el geólogo Federico Isla, uno de los autores de la investigación y quien, además, asesora a Surfrider Argentina, fundación que viene reclamando el retiro de escolleras que aumentan la erosión, sobre todo en las playas del norte de Mar del Plata.
En la actualidad, hay retroceso de la línea de costa como también erosión de playa que es la que influye, en el caso de la ciudad balnearia, en el volumen de arena que se deposita desde el pie del acantilado.
“En la zona centro de Mar del Plata hay un afloramiento de una roca muy dura llamada cuarcita por lo que ahí no hay erosión de costa. En cambio, en la zona norte y sur está el pampeano, un sedimento que se rompe fácilmente y ante la misma energía de la ola, la costa retrocede mucho más rápido”, detalló la geóloga Silvia Marcomini, del Departamento de Geología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
Para impedir que las costas retrocedan “en toda la zona norte, desde Mar del Plata hasta Camet y Santa Clara, y en el sur, en las playas San Carlos y Los Acantilados, se colocaron defensas, montículos y bloques de roca dura”, describió Marcomini. “En el sur de Mar del Plata hay un retroceso de costa en el orden de los cinco metros por año, que en Playa San Carlos y en Camet es entre dos y tres metros por año. En la zona de Camet las playas desaparecieron, está la plataforma de operación y no hay arena, hay roca”, agregó.
Los geólogos coinciden en que en Mar del Plata la erosión aumentó en 1914 con la construcción de la escollera sur del puerto que impide el pasaje natural de la arena a través de una corriente que va a lo largo de la costa de sur a norte. “La escollera atrapó la arena y generó una playa muy grande al sur, que es arena que no llegó al norte. Así, la erosión leve comenzó a ser alta”, aclaró el geólogo Jorge Codignotto, investigador del Conicet.
A la escollera se le sumaron espigones que atrapan y generan más playa, pero con el riesgo de sumarle más erosión a otros lugares. Según Marcomini, “con esas estructuras Mar del Plata le indujo la erosión a Camet, Santa Clara y Mar Chiquita. Esta última localidad tiene un retroceso de costa de seis metros por año y ha perdido 200 metros de urbanización”.
Para los especialistas, una de las obras que no afecta a otras playas es el repoblamiento artificial con arena, tal como se hizo en 1998 en Playa Grande, Varese y en las playas del centro de Mar del Plata. “Es una buena obra, pero hay que mantenerla porque en cinco años perdés alrededor del 50% de lo que pusiste”, especificó Marcomini. En coincidencia, según Isla “se recuperó mucho, pero después se empezó a perder porque se puso arena muy fina. Una playa de 50 metros pasó a tener 330 y hoy cuenta con 130 metros”.
El director ejecutivo de Surfrider Argentina, Gustavo Huici, mencionó que desde la fundación impulsan la construcción de la prueba piloto de un arrecife sumergido multipropósito. Esta obra “mantiene el carácter natural de las playas al hacer romper las olas de tormenta mar adentro, que pueden usarse para deportes como el surf, y genera una zona de aguas tranquilas en la costa, sin alterar el perfil natural costero como las escolleras”, indicó. El proyecto está aprobado por el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible y se presentó en el Ente de Obras y Servicios Urbanos, pero aún las obras no comenzaron.
El efecto del cambio climático
Para poder saber si el calentamiento global influye en el retroceso de las costas, investigadores de la Universidad de Buenos Aires, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, del Servicio de Hidrografía Naval y del Servicio Geológico Minero Argentino estudian la bahía de San Borombón, donde termina el estuario del Río de la Plata.
“Se trata de un laboratorio fantástico, ya que no hay acciones humanas y lo que ocurre allí es todo de origen natural”, explicó el geólogo Jorge Codignotto, quien forma parte del equipo de científicos que llevan adelante el trabajo.
Desde que comenzaron el estudio en 2010, la idea fue aprovechar la ausencia de construcciones como espigones para analizar en forma aislada el impacto que puede tener el cambio climático.
“Se insinúa que el calentamiento global influye en la erosión costera, pero necesitamos más datos estadísticos. Lo que observamos es que la mayor parte de la costa de la bahía de San Borombón retrocede más de dos metros por año”, adelantó Codignotto.
El investigador agregó que “eso está acompañado por la modificación de Punta Rasa (ubicada en el extremo sur de la bahía de Samborombón y el extremo norte del cabo San Antonio), que se mueve de año a año y es porque está cambiando el impacto de ola”.
Según lo que observaron, el calentamiento global modificó la dirección y la intensidad de los vientos y, por ende, las de las olas y esto aumenta la erosión. Además, llegan a la zona tormentas más fuertes que las del pasado.