CIENCIA
clave para entender el origen de las galaxias

Identificaron el mayor chorro de energía lanzado por un agujero negro: por qué es clave para entender el origen de las galaxias

Este chorro de materia jamás detectado data de una época en la que nuestro universo tenía 6.300 millones de años, menos de la mitad de su edad actual de 13.800 millones.

Agujero negro supermasivo
Agujero negro supermasivo | Gtlza. Prensa NASA

Un equipo internacional de astrónomos descubrió un gigantesco chorro de energía proyectado desde un agujero negro, cuya longitud abarca 140 galaxias como la Vía Láctea. Un fenómeno astronómico que rompe todos los récords y desafía las dimensiones conocidas del universo.

Algunos de los objetos más inmensos del universo son tan descomunales que resultan casi inconcebibles para la mente humana. A este grupo de gigantes se suma ahora un impresionante chorro de energía lanzado desde un agujero negro. Fue detectado por un equipo internacional de científicos y se extiende a lo largo de 23 millones de años luz.

Para dar una idea más clara de su magnitud, los investigadores explicaron que su longitud sería equivalente a alinear 140 galaxias como la Vía Láctea, una tras otra. "Es una estructura que supera cualquier récord anterior", afirmó Martijn Oei, líder del estudio publicado en la revista Nature. Hasta la fecha, el chorro más grande conocido era el sistema Alcioneo, con una extensión equivalente a 100 Vías Lácteas, y fue descubierto en 2022 por el mismo equipo. 

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Astrónomos revelaron imágenes inéditas de agujeros negros

El hallazgo se realizó a partir de las imágenes de radio del Telescopio Internacional LOFAR, que se usa para estudiar los flujos de energía de los agujeros negros a escala de megapársecs. 

Este gigantesco chorro, bautizado como Porfirión en honor al gigante de la mitología griega, está formado por radiación y partículas ligeras, como electrones y protones, que emanan desde el centro de un agujero negro supermasivo, ubicado en una galaxia remota. 

Sobre estas partículas, José Luis Gómez, líder del grupo EHT en el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), detalla: “Es un estado de la materia que llamamos plasma y se propaga en el medio intergaláctico que es más denso”; y explica: “Para imaginarlo, es como si pusieras una manguera de aire a alta presión bajo el mar frente a la playa de Motril y vieras llegar el chorro de burbujas a Nueva York”. 

Los científicos creen que estos chorros colosales pueden tener un papel crucial en la distribución de materia y energía en el universo. A juicio del especialista español, lo más significativo del estudio no es solo el tamaño del chorro, sino la importancia que tienen estos a la hora de estimar la evolución del universo, en escalas cósmicas que afectan al medio intergaláctico. “Este en concreto lleva activo desde que el universo era muy joven, apenas 6.300 millones de años, quizá nació cuando nacieron las galaxias. Saber cómo se combinaron y formaron es una de las grandes incógnitas que nos gustaría resolver”.

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“La Vía Láctea sería un pequeño punto en estas erupciones gigantes”, según Oei. "La existencia de Porfirión demuestra que los chorros de los agujeros negros pueden extenderse por distancias enormes y permanecer estables, lo que sugiere que pueden tener efectos más allá de sus galaxias de origen", señala el líder del estudio. 

Tal como lo explicó Gómez, estos chorros de materia datan de una época en la que nuestro universo tenía 6.300 millones de años, menos de la mitad de su edad actual de 13.800 millones de años.

Esto significa que estos fenómenos no son exclusivos del universo reciente, sino que podrían haber influido en su evolución desde épocas muy tempranas. “Si chorros distantes como estos pueden alcanzar la escala de la red cósmica, entonces cada lugar del universo puede haber sido afectado por la actividad de los agujeros negros en algún momento del tiempo cósmico”, asegura Oei. 

Un avance en la detección y observación de megaestructuras

Los autores del trabajo sostienen que la existencia de Porfirión es una prueba de que los chorros de los agujeros negros supermasivos pueden evitar ser destruidos por inestabilidades de fluidos a lo largo de grandes distancias cósmicas. Sin embargo, señalan que para comprender la mecánica que mantuvo estable a Porfirión se requieren más investigaciones.

“Los astrónomos creen que las galaxias y sus agujeros negros centrales coevolucionan, y un aspecto clave de esto es que los chorros pueden dispersar enormes cantidades de energía que afectan el crecimiento de sus galaxias anfitrionas y otras galaxias cercanas”, asegura George Djorgovski, profesor de astronomía y ciencia de datos en Caltech y coautor del artículo. “Este descubrimiento muestra que sus efectos pueden extenderse mucho más lejos de lo que pensábamos”.

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Por eso los investigadores sostienen que este descubrimiento es solo la punta del iceberg. El telescopio LOFAR ha detectado más de 10.000 chorros de energía de gran tamaño, lo que sugiere que hay muchos más por descubrir.

"Probablemente existan muchos más chorros como Porfirión que aún no hemos detectado", señala Oei, dado que explica que apenas han mapeado el "15% del cielo".

Estudios anteriores han revelado una cantidad sorprendente de megaestructuras de este tipo, aunque no tan grandes: más de 10.000. Esta enorme población de chorros de materia gigantescos también se descubrió utilizando el radiotelescopio LOFAR.

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Si bien se conocían cientos de grandes sistemas de chorros antes de estas observaciones, se pensaba que eran raros y, en promedio, de menor tamaño que los miles de sistemas descubiertos por el radiotelescopio.

“Ya se conocían los chorros gigantes antes de que comenzáramos la campaña, pero no teníamos ni idea de que resultarían ser tantos”, afirma Martin Hardcastle, segundo autor del estudio y profesor de astrofísica en la Universidad de Hertfordshire (Inglaterra). “Fue muy emocionante ver surgir tantos de estos objetos”. “Cuando descubrimos los chorros gigantes, nos quedamos bastante sorprendidos. No teníamos ni idea de que hubiera tantos”, añade Oei.

 

 

RM / Gi