Los científicos revelaron que los pulpos son la especie con más probabilidades de gobernar la Tierra en caso de que la humanidad se extinga debido a guerras o al cambio climático. Al respecto, aseguraron que poseen los "atributos físicos y mentales necesarios" para evolucionar hasta convertirse en la próxima especie constructora de civilización.
La información fue ratificada por Tim Coulson, uno de los principales zoólogos y biólogos del mundo que incluso asesoró a gobiernos, quien afirmó que la "destreza, curiosidad, capacidad de comunicarse entre sí e inteligencia suprema" de estos invertebrados significa que podrían crear herramientas complejas para construir una vasta civilización similar a la de la Atlántida bajo el agua.
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Por ese motivo, opinó que los cefalópodos están en "primera posición" para colonizar el mundo en caso de que la humanidad desapareciera. Además, indicó que los primates, considerados durante mucho tiempo los sucesores de los humanos, enfrentarían los mismos desafíos que la humanidad, por lo que también se extinguirían.
Sin embargo, consideró que es "poco probable" que el pulpo se convierta en un animal terrestre completo debido a su falta de esqueleto, lo que significa que tienen dificultades para moverse rápida y fácilmente cuando están fuera del agua. No obstante, opinó que podrían construir ciudades y pueblos submarinos similares a los humanos.
En ese sentido, afirmó que los octópodos son lo suficientemente inteligentes como para "prolongar" su tiempo fuera del agua para desarrollar nuevos métodos de caza. Los depredadores, que son capaces de respirar durante 30 minutos en la superficie, podrían, a lo largo de millones de años, desarrollar sus propios métodos para respirar fuera del agua y cazar presas como ciervos, ovejas y otros mamíferos en la tierra, indicó.
"Los pulpos se encuentran entre las criaturas más inteligentes, adaptables e ingeniosas de la Tierra. Su capacidad para resolver problemas complejos, manipular objetos e incluso camuflarse con asombrosa precisión sugiere que, dadas las condiciones ambientales adecuadas, podrían evolucionar hasta convertirse en una especie constructora de civilización tras la extinción de los humanos", expresó Coulson en declaraciones a The European.
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Al respecto, destacó que "su estructura neuronal avanzada, su sistema nervioso descentralizado y sus notables habilidades para resolver problemas" hacen que los pulpos sean "especialmente adecuados para un mundo impredecible". "Estas cualidades podrían permitirles explotar nuevos nichos y adaptarse a un planeta cambiante, especialmente en ausencia de influencia humana", afirmó.
Y agregó: "En un mundo en el que predominan los mamíferos, los pulpos siguen siendo un contendiente poco apreciado. Su cognición avanzada, su uso de herramientas y su capacidad de adaptarse a entornos cambiantes proporcionan un modelo para lo que podría surgir como la próxima especie inteligente del planeta después de los humanos".
No obstante, aclaró que "el ascenso de los pulpos es totalmente especulativo", ya que "la evolución es impredecible", lo que imposibilita determinar "con certeza qué camino tomará en caso de extinción humana". "El futuro de la vida en la Tierra está determinado por innumerables variables, y cualquier número de especies podría cobrar relevancia", advirtió y subrayó: "Es importante recordar que estas son sólo posibilidades y que es imposible predecir con algún grado de certeza cómo se desarrollará la evolución durante períodos prolongados".
'Las mutaciones aleatorias, los eventos de extinción imprevistos y los cuellos de botella poblacionales pueden influir significativamente en la trayectoria de la evolución, lo que hace difícil determinar si otra especie desarrollará una inteligencia de nivel humano o la inclinación a construir ciudades. Pero ¿podrían los pulpos reemplazar a los humanos -y potencialmente también a los primates- si estos desaparecieran? Absolutamente", profundizó.
"¿Podrían los pulpos construir grandes ciudades submarinas y salir a tierra con aparatos respiratorios para cazar ciervos? No tenemos forma de saberlo, pero no podemos descartarlo. Los humanos aprendieron a pescar y a navegar sobre y bajo el agua, por lo que también es posible, si no probable, que los pulpos pudieran hacer lo mismo en la tierra", destacó.
Las razones por las que los científicos descartaron otras especies
En concordancia con sus postulados, la mayoría de los científicos coinciden en que la criatura que reemplace a la humanidad debería tener motricidad fina, ya que sin ella sería incapaz de desarrollar herramientas complejas para modificar su entorno y colonizar el planeta como lo hizo la humanidad.
Algunas aves, como los cuervos y los loros, son extremadamente inteligentes y construyen sitios de anidación comunitarios que pueden durar décadas. Incluso varias especies de insectos construyen estructuras altas y complejas que se asemejan a la civilización humana. Sin embargo, los expertos sostienen que ni las aves ni los insectos probablemente puedan desempeñar el papel ecológico que antes desarrollaban los humanos, ya que carecen de la motricidad fina necesaria, la cual sí está presente en los pulpos.
Bajo esa premisa, los primates fueron considerados durante mucho tiempo el precursor natural de la civilización debido a su capacidad para manipular objetos. Los homínidos como los chimpancés y los bonobos son inteligentes, tienen pulgares oponibles, ya utilizan herramientas y pueden caminar en dos piernas como los humanos. No obstante, son vulnerables a las mismas amenazas que afectan al hombre, por lo cual también se enfrentarían a la extinción.
Incluso si sobrevivieran, los expertos sostienen que esos mamíferos se encuentran expuestos a los depredadores y a la competencia, están limitados en términos de los entornos y ecosistemas en los que pueden vivir, y tienen tasas de reproducción y desarrollo lentos. También dependen de comunidades muy unidas para sobrevivir (con comportamientos sociales coordinados como la caza, el acicalamiento y la defensa contra los depredadores), además de que su pequeño tamaño poblacional significa que podrían tener dificultades para adaptarse a un mundo cambiado.
"Los pulpos, por otro lado, son un candidato potencialmente mejor para llenar un nicho ecológico en un mundo posthumano", remarcó Coulson. Aunque tienen una vida relativamente corta, de entre 1,5 y 5 años, se reproducen y alcanzan la madurez física e intelectual muy rápidamente. Sumado a esto, si bien pueden ser criaturas sociables, se valen en gran medida por sí mismos y no dependen de comportamientos sociales estrictos y coordinados como los primates.
Los octópodos ya pueden diferenciar entre objetos reales y virtuales, resolver rompecabezas, manipular su entorno, utilizar herramientas complejas con sus tentáculos en forma de pulgares y vivir en una amplia variedad de entornos, desde fosas marinas profundas hasta aguas costeras. Asimismo, son expertos en sobrevivir en condiciones difíciles, a la vez que son formidables cazadores con una amplia variedad de presas, incluyendo almejas, camarones, langostas, peces, tiburones e incluso aves.