Maximiliano Ferraro participó del Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes del Posgrado de Periodismo de Investigación de la Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA) y la Universidad del Salvador (USAL), en la que analizó un posible acuerdo entre el Gobierno y el kirchenrismo. "Hay un pacto Milei-Cristina y comenzó con la nominación de Lijo, y después esto se consolida en cómo la polarización de los dos extremos le es funcional a ambos para sus propios discursos", expresó.
El diputado que preside el bloque de la Coalición Cívica también reflexionó sobre la caída de Ficha Limpia. "La situación fue muy vergonzosa cuando quedó claro que no se alcanzaba el número de votos necesario, mientras varias bancas permanecían vacías sin explicación. El día anterior, cuando debatimos sobre ludopatía, la diputada Silvia Lospennato estuvo haciendo el conteo y, aunque siempre puede haber algún margen de error, en este tipo de sesiones uno tiene mucha claridad de más o menos por dónde va a dar el número", aseguró Ferraro el Ciclo de Entrevistas coordinado por Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación y rector de USBA.
—En las últimas semanas se ha hablado de la posibilidad de un pacto entre Javier Milei y Cristina Kirchner. ¿Usted qué piensa?
—Cuando decimos que hay un pacto entre Milei y Cristina, o el kirchnerismo en general, hay que contextualizar lo que pasó en las últimas sesiones en la Cámara de Diputados. Por ejemplo, en la sesión sobre la ley de Ficha Limpia, La Libertad Avanza retiró ocho diputados, a los que se sumaron dos del PRO vinculados a Patricia Bullrich y tres aliados del gobernador Jaldo, quienes habían votado consistentemente con el oficialismo, incluso en temas como vetos relacionados con jubilados y universidades. Sumando estos 13 diputados a los 116 presentes en el recinto, se alcanzaban los 129 votos necesarios para aprobar la media sanción de Ficha Limpia, que al tratarse de una ley electoral, requiere una mayoría especial establecida por la Constitución. Este hecho, que ocurrió la semana pasada, es uno de los más evidentes. Pero antes de eso, también La Libertad Avanza, junto con otros aliados, bloqueó la media sanción de la democracia sindical, que proponía nada menos que limitar las reelecciones indefinidas en los sindicatos, exigir la presentación de declaraciones juradas y aplicar ficha limpia a los dirigentes sindicales. Desde la Coalición Cívica venimos denunciando este pacto. El jueves pasado fue la gota que rebalsó el vaso: la nominación de Ariel Lijo a la Corte Suprema de Justicia, que contó con la firma de Lucía Corpacci, vicepresidenta del PJ en la conducción de Cristina Kirchner, y cercana al gobernador Jalil de Catamarca. A esto se suma la negociación en curso sobre jueces y fiscales en el ámbito federal en distintas provincias, así como la demora en el envío de pliegos por parte del Ejecutivo a la Comisión de Acuerdos.
—¿Usted tiene información de que Cristina y Milei estén negociando un acuerdo?
—Más que evidencia directa de que Cristina y Milei estén negociando personalmente, creo que hay indicios, conocimiento y comentarios en los pasillos parlamentarios. No sería una comunicación directa entre ellos, sino a través de voceros de ambos lados. Por parte del Gobierno de Milei, estos voceros están relacionados con el llamado triángulo de hierro o triángulo de poder, integrado por Santiago Caputo, el propio presidente y su hermana. Del lado de Cristina, creo que los interlocutores son diversos. Uno de ellos es Ariel Lijo, quien, además de buscar sus propios votos, mantiene una histórica relación tanto con Ricardo Lorenzetti como con el kirchnerismo. Este vínculo, sumado a la relación entre Lorenzetti y el kirchnerismo, parece jugar un papel clave. También participan otros actores judiciales vinculados al kirchnerismo, como Mena, Juan Manuel Olmos y otros.
—¿Cuándo comenzó este supuesto pacto entre Cristina y Milei?
—Hay un pacto Milei-Cristina y comenzó con la nominación de Lijo, y después esto se consolida en cómo la polarización de los dos extremos le es funcional a ambos para sus propios discursos. Desde el punto de vista simbólico, comunicacional y demás, ambos extremos se retroalimentan, siendo cada uno útil para el otro. Esta dinámica no es nueva; ya la vimos en épocas de Juntos por el Cambio, durante el gobierno de Mauricio Macri. Es evidente cuando se trata de extremos como el representado por Cristina Kirchner y el del actual gobierno de Milei.
—¿Por qué dice qué le es funcional esta dinámica a cada uno?
—Les resulta funcional porque permite eliminar cualquier posibilidad de un espacio moderado que equilibre la discusión pública o el poder en la Argentina. Esto es el ABC en términos de Ciencia Política: los populismos, ya sean de izquierda o de derecha extrema, tienden a crear o imaginar un único competidor al frente. De este modo, polarizan el escenario y correr todo del medio.
—¿Cómo puede afectar internamente al Gobierno este supuesto pacto entre Javier Milei y Cristina Kirchner?
—Tanto a Javier Milei y La Libertad Avanza como a Cristina Kirchner les beneficia la polarización, ya que les permite eliminar cualquier opción moderada en el medio. Este escenario se ve acentuado por la dificultad actual para construir un espacio intermedio, dado el nivel de fragmentación política en Argentina tras las elecciones y el triunfo de Milei, así como la fragmentación que también se observa en el Congreso de la Nación. Desde mi perspectiva, más allá del rédito electoral, lo que se necesita hoy es una oposición responsable. Sin embargo, ser una oposición responsable no implica ser genuflexa, ambigua o carecer de nitidez. Frente a la radicalización que representa este esquema de extremos funcionales entre sí, es fundamental posicionarse en el centro, aunque no sea una estrategia que rinda electoralmente en este momento. Pararse en el medio significa no temer a liderar o fijar una posición clara, independientemente de si se logra o no una mayoría cuantitativa. Porque, si no, el escenario polarizado te arrastra: te arrastra el blanco y negro, y te arrastra la brutal sinceridad de Milei.
—¿Qué quiere decir con la descripción de Milei como una persona con sinceridad brutal?—Si hay algo que le rescato a Milei es su sinceridad. Pero luego viene la brutalidad, la forma en que comunica las cosas. Utiliza una estrategia de miente, miente, que algo quedará y aplica una lógica de posverdad en el manejo de las redes sociales. Sin embargo, frente a esto, no hay que achicarse. En este contexto, podemos recurrir a la denominación que plantean Ziblatt y Levitsky. Estos autores analizan liderazgos populistas como el de Milei, Maduro o Bolsonaro, mostrando cómo este tipo de populismo afecta tanto a nuestra región como a otras partes del mundo. En este análisis, se diferencian los demócratas republicanos leales y los semileales. Es en estos últimos donde surge una normalización peligrosa, algo así como decir: "No es tan grave, tiene una psicología especial, el fin justifica los medios". Pero cuando nos queremos dar cuenta, ya estamos en problemas.
—Al principio de la entrevista mencionó lo que representa Lijo para Milei. ¿Y para Cristina Kirchner qué significaría su incorporación a la Corte Suprema?
—Para ambos, Lijo representa una garantía de impunidad. Esto quedó demostrado por su historial, como en el manejo de expedientes que permanecieron dormidos y en un caso escandaloso como el de YPF, en el que Argentina perdió miles de millones de dólares. En cuanto a Milei, creo que él, o el llamado triángulo de hierro que lo rodea, compraron la propuesta de Lorenzetti de que sumar a Lijo como miembro de la Corte garantiza cobertura en cuestiones que podrían ser objetadas judicialmente.
—¿Por qué cree que Milei quisiera tener impunidad a nivel judicial?
—Una de las principales cuestiones que podrían ser objetadas en el corto o mediano plazo es su uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU). Desde su discurso inaugural, Milei dejó claro, tanto en términos simbólicos como reales, que decidió gobernar sin el Congreso. Su mensaje fue que ninguna ley aprobada por otro poder del Estado que no sea propuesta por él puede ser aprobada. Así sucedió con los vetos a las jubilaciones, a las universidades y la amenaza de veto a la ley sobre ludopatía. Esto se denomina un conflicto de poderes. Es lo que Robert Dahl describe como el mito del mandato presidencial: un presidente que afirma una relación directa con el pueblo y no admite que ningún otro actor—ni un poder del Estado ni el periodismo—se interponga en su camino. Esta dinámica se refleja en cómo Milei ha construido su poder. Aunque inicialmente logró mayorías con proyectos como la ley antimafia o los bancos de datos genéticos, quedó claro que no le interesaba seguir construyendo consensos o mayorías amplias en el Congreso. En su lugar, optó por garantizar un tercio estratégico, algo que, como bien señaló Pichetto en su momento, le permite sostener su facultad constitucional de veto. Sin embargo, ante el veto también le corresponde al Parlamento la posibilidad de insistir, lo que demuestra la importancia de este equilibrio en la relación entre poderes.
—¿Qué piensa de la caída de Ficha Limpia?
—Ficha Limpia no es una ley penal, es una norma que establece los requisitos necesarios para ser candidato a diputado nacional en cada distrito. Es un solo artículo que define estas condiciones. La situación fue muy vergonzosa cuando quedó claro que no se alcanzaba el número de votos necesario, mientras varias bancas permanecían vacías sin explicación. El día anterior, cuando debatimos sobre ludopatía, la diputada Silvia Lospennato estuvo haciendo el conteo y, aunque siempre puede haber algún margen de error, en este tipo de sesiones uno tiene mucha claridad de más o menos por dónde va a dar el número. El propio presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales, el diputado Mayoraz, había presentado un proyecto. Sin embargo, desde el anuncio del 1° de marzo, cuando incluso el presidente Milei lo mencionó, hubo un trabajo intenso por parte de Lospennato, Karina Banfi , Juan Manuel López, Paula Oliveto y yo mismo. Junto a cada bloque, se diseñó una línea de tiempo y se logró un acuerdo político para emitir un dictamen de mayoría en septiembre, con el objetivo de pedir una sesión especial. Esto era clave, ya que, por la composición de las comisiones, el dictamen de mayoría originalmente pertenecía al kirchnerismo. De un día para el otro, la sesión cayó: ocho diputados de La Libertad Avanza estuvieron ausentes, así como el presidente Milei, el jefe de Gabinete y el propio presidente de la Cámara de Diputados.
—Considerando que hubo tres diputados del PRO que se ausentaron, y que es el partido del cual proviene el proyecto de Ficha Limpia, ¿cree que el PRO es parte del acuerdo?
—Yo diría que el PRO más cercano a Mauricio Macri, no es parte del acuerdo. Conozco bien a Silvia Lospennato, quien lideró este proyecto y estaba totalmente desencajada por lo que estaba sucediendo en el recinto ese día. Ahora, sobre los diputados del PRO que se ausentaron, no tengo problemas en mencionarlos. Uno de ellos, el diputado Tortoriello, está totalmente justificado: enfrenta un grave problema de salud que prefiere no comentar, pero es de conocimiento general que atraviesa una situación difícil. Sin embargo, los otros dos casos son diferentes. Uno es Núñez, quien ya se ausentó en una votación previa sobre Ficha Limpia, y el otro es de Santa Fe. Ambos están vinculados a Patricia Bullrich, o, en su defecto, a Federico Angelini, expresidente del PRO en Santa Fe y actual funcionario del Ministerio de Seguridad, quien ha tomado distancia de Mauricio Macri.
—¿Por qué avanzar con el proyecto de Ficha Limpia si la justicia argentina ya tiene la potestad de inhabilitar a personas para ejercer cargos públicos?
—Porque creo que el proyecto de Ficha Limpia incorpora herramientas fundamentales para garantizar la transparencia e integridad en la selección de candidatos. Si bien la justicia tiene la última palabra, esta propuesta introduce modificaciones respecto del proyecto original del Movimiento Ciudadano de Ficha Limpia de Gastón Marra y de otros proyectos presentados por nosotros. Por ejemplo, se logró un consenso en torno al doble conforme, que exige una sentencia definitiva por parte de la Cámara de Casación Penal, sin caer en casos particulares, como el de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Ficha Limpia se enmarca dentro de un conjunto más amplio de iniciativas por la transparencia, como las relacionadas con el financiamiento de partidos y campañas políticas. También considero esencial que todos estemos obligados a presentar declaraciones juradas públicas, accesibles sin necesidad de recurrir a solicitudes de información a través de la Oficina Anticorrupción. Además, creo que los diputados deberían declarar si tienen dedicación exclusiva, como sucede en otros países, y especificar en qué otras actividades destinan su tiempo cuando no es así.
—Agradecemos mucho su participación en este Ciclo de Entrevistas con estudiantes de la Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA) y le damos la posibilidad de cerrar con un comentario final.
—Gracias a ustedes. Creo que todas estas pequeñas acciones que erosionan el sentido republicano, junto con la violencia y la constante fuga que atravesamos como sociedad, reflejan una debilidad profunda en nuestros valores, principios y funcionamiento institucional. Esta fragilidad es uno de los males recurrentes que hemos enfrentado durante estos 40 años de democracia. Por supuesto, la democracia es importante, pero creo en una democracia fortalecida por la república y una conversación pública de mayor calidad. Estos son desafíos pendientes en estos 41 años de democracia.
Por Matías Suárez Saldivia, Silvia Noviasky y Tamara Zanotti
Posgrado en Periodismo de Investigación
Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA)