CICLO DE ENTREVISTAS
USBA

Gómez Centurión: "No sé si hubo delitos durante la dictadura, era muy chico en esa época"

El excandidato presidencial participó del Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes del Posgrado de Periodismo de Investigación del Grupo Perfil. Críticas a Milei por elogiar Thatcher. Y por qué justificó el ataque de sus militantes a una bandera del Orgullo Gay.

Gómez Centurión
Gómez Centurión participó del Ciclo de Entrevistas de Perfil. | CEDOC

Juan José Gómez Centurión participó de una conferencia de prensa organizada por estudiantes del Posgrado en Periodismo de Investigación de la Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA) y la Universidad del Salvador (USAL), en la que puso en duda las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la última dictadura militar. "Yo no sé si hubo delitos durante la dictadura porque era muy chico en esa época. Lo que digo es que la forma en que se investigó tuvo un cauce político y no jurídico. Hay que leer la sentencia a las Juntas Militares, la misma dice claramente que fue una guerra", declaró.

El exprecandidato presidencial y veterano de la Guerra de Malvinas también cuestionó los elogios que Javier Milei hacia la líder británica Margaret Thatcher. "Milei admira a Margaret Thatcher desde un punto de vista ideológico por la situación económica de Inglaterra y otros parámetros, pero yo no lo comparto. Yo no comulgo con ese aspecto por lo que significó Thatcher para la Argentina. Eso me genera mucho rechazo", advirtió Gómez Centurión en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.

—¿Cuál es su opinión sobre las declaraciones de Javier Milei frente a la visita de David Cameron a las Islas Malvinas?

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—El equipo de Javier Milei ha mostrado inconsistencias en este tema. Por ejemplo, la entonces futura canciller, Diana Mondino, en una entrevista con un diario británico, expresó que Argentina respetaba el derecho de autodeterminación, pero parecía confundir los intereses integrales de los isleños con sus meros deseos. Las resoluciones de Naciones Unidas sobre autodeterminación de los pueblos establecen que en el conflicto ambas naciones deben respetar los intereses de los isleños, no solo sus deseos individuales. Esta falta de claridad en el enfoque inicial ha impactado en la relación con Gran Bretaña desde el principio. Personalmente, considero que la presencia de Cameron, el ministro de Relaciones Exteriores británico, es un aspecto que merece ser discutido y evaluado en detalle.

—Usted es un veterano de la Guerra de Malvinas. ¿Qué piensa sobre los elogios que ha hecho en público Milei hacia Margaret Thatcher?

—El Presidente confirmó en un acto el 2 de abril, que para los veteranos es muy importante, la vocación de la Argentina de sostener la demanda por la soberanía de las islas. Todavía no se ve en la Cancillería una política formal expresada. Obviamente, Milei admira a Margaret Thatcher desde un punto de vista ideológico por la situación económica de Inglaterra y otros parámetros, pero yo no lo comparto. Yo no comulgo con ese aspecto por lo que significó Thatcher para la Argentina. Eso me genera mucho rechazo. No como candidato, sino que la admire como Presidente de la Nación. Pero creo que todo esto tiene más que ver con una inconsistencia en la política exterior y también con el estilo de las redes.

—¿Qué significa para usted el inicio de un gobierno como el de Milei en la Argentina?

El comienzo de este gobierno marca un giro completo en la historia de Argentina. Este cambio trasciende la figura del presidente Milei y se refleja en toda la sociedad. Después de años de desaciertos y de mantener un sistema que ha llevado al país a una situación catastrófica en términos sociales, económicos y financieros, se percibe un cambio de mentalidad en la población. La gente ha expresado claramente su deseo de explorar nuevos caminos, lo cual se evidenció ya en las elecciones presidenciales anteriores, durante el gobierno de Mauricio Macri, en el cual participé. El gobierno encabezado por Milei representa más que un simple cambio de administración; simboliza el inicio de una nueva era. Sin embargo, este cambio de época conlleva dificultades, ya que las fuerzas que aún defienden el gobierno anterior mantienen una influencia considerable en varios ámbitos políticos. A pesar de contar con un apoyo parlamentario y una estructura política mínima, este gobierno enfrenta el desafío de transformar profundamente el curso de la historia del país.

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—¿Cuál es su opinión sobre la figura de Victoria Villarruel?

—Conozco a Victoria. Es una persona muy preparada y está dando sus primeros pasos en la política. Sin embargo, veo un futuro prometedor para ella, especialmente por su papel en la Cámara de Senadores. Aunque no estoy involucrado directamente en el movimiento libertario, creo firmemente que puede ofrecer mucho más de lo que está ofreciendo en la actualidad.

—¿Recibió alguna propuesta para sumarse al Gobierno?

—No recibí ninguna propuesta, pero creo que las designaciones del gabinete fueron con muy buen criterio y tuvieron que ver con sumar músculo político. Por eso sumaron a Patricia Bullrich y Luis Petri. Fue una medida de muchísima cintura política que nadie le atribuía al Presidente y va sumando actores políticos que le dan volumen. Por eso, después lo suma a Daniel Scioli. Yo nunca recibí una propuesta desde el gobierno del PRO. Cuando a mí me llamaron para ocupar un puesto político dije que sí porque la Argentina necesita el concurso de todos los que quieran poner cabeza y corazón para hacer un mejor país.

—En Alemania es considerado delito negar el Holocausto y los crímenes del nazismo. ¿Qué opina que se implemente en la Argentina una ley similar, especialmente, en relación a los delitos cometidos por la dictadura y la cuestión de los desaparecidos?

Es un disparate. No son hechos comparables. Cualquier forma que coarte la libertad de expresión, que es un derecho inalienable que tiene la Constitución Nacional, me parece un disparate. En 2016, luego de una participación mía en un debate en televisión, la Legislatura de la provincia de Buenos Aires sacó una ley, que después no fue promulgada, que prohibía decir que no eran 30.000 los desaparecidos. Pero es un hecho evidente y demostrado por la historia. Sobre todo, salvando la distancia de los hechos que estamos hablando.

Gómez Centurión
Gómez Centurión con estudiantes del Posgrado en Periodismo de Investigación que organiza el Grupo Perfil.

—¿Usted dice que no son comparables los crímenes del nazismo con los crímenes cometidos durante la dictadura argentina?

Por supuesto que no. No tiene nada que ver una cosa con la otra. Eso es banalizar lo que ocurrió en la Segunda Guerra Mundial con los campos de exterminio. En Argentina estamos hablando de una guerra civil, larvada o tamizada por la orden y decreto de un Poder Ejecutivo que generó seis mil y pico de desaparecidos.

—¿Hubo violaciones a los derechos humanos entre 1976 y 1983 en nuestro país?

—Está claro que el delito se especificó en el 2007 con la adhesión de Argentina al Tratado de Roma. El Artículo II de este tratado, dice que no se puede aplicar en forma retroactiva. Eso es lo más extraño del tema. Yo no sé si hubo delitos durante la dictadura porque era muy chico en esa época. Lo que digo es que la forma en que se investigó tuvo un cauce político y no jurídico. Hay que leer la sentencia a las Juntas Militares, la misma dice claramente que fue una guerra. En el momento en que ocurrieron los hechos que todo el mundo habla, no existía el delito. Pero es una discusión que ya cansa, pasaron más de 50 años.

—El Juicio a las Juntas comprobó que hubo violaciones a los derechos humanos, robo de niños y otra clase de crímenes. ¿Usted dice que no son comparables los crímenes del nazismo con los crímenes cometidos durante la dictadura argentina?

Lo que digo es que la forma en que se investigó tuvo un cauce político y no jurídico. Fueron delitos que deberían haber sido investigados dentro de operaciones militares y que se investigaron en orden al Código Penal.

—Con una base china en Neuquén y las intenciones de Estados Unidos de instalar una base naval conjunta con la Argentina en la Patagonia, ¿Argentina se convierte en conejillo de Indias de la geopolítica mundial?

—La geopolítica mundial es muy compleja y es básicamente una relación de poder, algo que la Argentina ha manejado muy mal los últimos 30 años. Lo de la base china lo he opinado siempre: me parece una barbaridad. Sobre todo por su naturaleza ya que, en el organigrama del Estado chino, haya militares o civiles, todos responden al Ejército Popular, al Partido Comunista Chino y al gobierno. Y sus actividades pueden ser para el espacio exterior o para el lanzamiento de misiles. Por otro lado, no me parece que la base conjunta sea en sí una base naval de Estados Unidos, ni siquiera se asoma, pero si lo fuera no me parecería bien tener una base militar de Estados Unidos en la Argentina. Lo que están buscando es un aliado confiable en el Atlántico Sur para el paso de la navegación comercial en el estrecho de Drake, debido a que el Canal de Panamá ya está saturado.

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—¿Qué opina sobre las declaraciones del biógrafo de Milei, Nicolás Márquez, en las que manifestó su evidente homofobia?

—Lo conozco hace mucho tiempo a Nicolás, pero es una opinión de él. Yo respeto la opinión de cada individuo. Desde el punto de vista político, yo particularmente lo que discuto es el rol del Estado usando recursos para generar adoctrinamiento ideológico, pero sin entrar en las decisiones personales de cada individuo.

—En relación a comportamientos contra la comunidad homosexual, hace unos años un grupo de militantes de su espacio fue acusado de un ataque homofóbico. ¿Usted condena este tipo de ataques?

—¿Qué ataque?

—En 2021 hubo un ataque homofóbico por parte de militantes de su espacio.

—Eso es un título periodístico, yo te cuento en realidad lo que fue. En 2021, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires instaló a lo largo del Obelisco, que es un monumento público, la bandera del orgullo gay y la cortaron. Eso fue lo que pasó, no fue un hecho homofóbico. En los monumentos públicos debe existir únicamente la bandera argentina. Y eso lo dice la ley. El Estado Nacional o los provinciales no deben instalar divisas en los monumentos públicos. No tiene que ver con los individuos ni con la vida de los homosexuales, tiene que ver con la vida pública.

—Ustedes dice que en realidad cuestionaban entones dónde se izó esa bandera. ¿Qué representa para su espacio la bandera de Orgullo Gay?

—Cómo la bandera de Boca, la de River, como cualquier otra divisa. El tema es si el Estado la instala en un monumento público, porque eso es promover ideología.

—El último domingo falleció la tercera víctima del triple asesinato de Barracas, que fue caratulado como "lesbicidio". El vocero Manuel Adorni dijo al respecto que era un hecho aislado. ¿Comparte esa visión?

—No sé lo que dijo Adorni, pero me parece que la violencia no tiene género y es multicausal. La violencia se ha instalado inclusive en ancianos. Segmentar un fenómeno social tan complejo como son las condiciones de convivencia es parcializarlo. El nivel de violencia que tiene la sociedad en nuestro país producto de una causalidad que va desde la pobreza a la marginación, la ausencia del Estado, la falta de cumplimientos de normas, es decir, una suerte de anomia, sobre todo en el gran centro poblado de la Argentina que es el Conurbano bonaerense.

—Agradecemos su participación en este Ciclo de Entrevistas con estudiantes de Perfil Educación y le damos la posibilidad de cerrar con un comentario final.

—Les agradezco el reportaje. Siempre es un gusto estar con periodistas que se están formando, periodistas jóvenes y para mí siempre es un placer. Muchas gracias a todos.

Carlos Rolando y Sebastián Muzi
Posgrado de Periodismo de Investigación
Universidad del Sur de Buenos Aires - Universidad del Salvador