Violencia en los discursos políticos: “Se da en un contexto que es el absoluto descrédito del discurso público”

La violencia a la hora de dirigirse entre ellos que tienen tanto el Presidente Javier Milei como Cristina Kirchner no se remite únicamente al ámbito local, es algo que abarca a todo el mundo y llega a las elecciones de Estados Unidos con la confrontación de Donald Trump y Kamala Harris. En relación a este tema, este medio dialogó con el analista internacional, Santiago Farrell.

“De las últimas décadas, Donald Trump fue el precursor del discurso agresivo, de hecho, hace poco se enorgulleció de eso en uno de los extrañísimos discursos que está dando últimamente donde habla casi por 2 horas y salta de un tema al otro casi sin sentido”, comentó Santiago Farrell. “Trump se llamó a sí mismo como el mejor colocador de apodos”, agregó.

Las redes sociales juegan un papel importante en la agresividad de los discursos

Posteriormente, Farrell planteó: “Todo esto va de la mano del auge de las redes sociales, todo esto es hijo directo del debate en las redes sociales”. Luego, manifestó que, “la red es la expresión máxima de lo que hay que decir en 4 o 5 palabras y qué mejor que decir el insulto, qué mejor que descartar la idea de alguien llamándolo retardado ya que no hay margen para un argumento”.

El nivel de violencia que tienen los discursos de Javier Milei no tiene precedentes

“No es en vano que estamos hablando de Milei, de Trump o de Bolsonaro, personas que apoyan su popularidad en las redes”, sostuvo el entrevistado, que después completó: “Antes esto era fruto de la militancia, en el kirchnerismo teníamos esas expresiones, tenía un discurso duro pero no con este grado de insultos que hoy sí tenemos en el propio Presidente”.

Por otro lado, el analista internacional señaló: “A nivel internacional, esto lo tenemos en Trump y Maduro, son los casos en los que se desbarranca o se llega a ese estilo”. A su vez, remarcó que, “hay otros presidentes que dicen cosas fuertes, atacan de otro modo pero nunca con este estilo y entre quienes mantienen un discurso violento no hay una coincidencia ideológica”.

Sobre el final, Farrell destacó que, “esto se da en un contexto que es el absoluto descrédito del discurso público, escuchamos el discurso público como podemos escuchar cualquier otra cosa y lo tomamos casi como una no ficción”.