La desconexión digital se ha convertido en un reto clave en la era de la hiperconectividad, donde la línea entre el trabajo y la vida personal se ha difuminado.
Entre la conexión y la regulación laboral
Para hablar sobre este tema, Canal E se comunicó con la especialista en Relaciones Laborales, Ayelén Kalenok, quien expresó que la desconexión digital se ha convertido en uno de los desafíos más grandes en la intersección de la tecnología y el trabajo.
Según la entrevistada, hoy en día, “muchas veces necesitamos estar conectados constantemente para realizar nuestras tareas laborales, lo que hace cada vez más difusa la línea entre el tiempo personal y el profesional” y con la flexibilidad de horarios y la posibilidad de trabajar desde cualquier lugar, “las fronteras entre el trabajo y la vida personal se desdibujan, llevando a una sobrecarga laboral en lugar de una mejora en la calidad del tiempo libre”.
Qué sucede cuando se las responsabilidades se exceden del horario laboral
En ese sentido, Kalenok mencionó que este fenómeno se agrava cuando, en lugar de aprovechar la flexibilidad para dividir las 8 o 9 horas laborales de manera más equilibrada, las personas terminan trabajando más horas. “Si queda alguna tarea pendiente, la tendencia es continuar trabajando un poco más: "solo media hora más" o "solo una hora más", lo que al final del año se acumula y puede llegar a representar hasta siete semanas adicionales de trabajo”, agregó.
Además, “un aspecto importante en este fenómeno es la accesibilidad inmediata porque el correo electrónico y otras herramientas laborales están al alcance de nuestra mano, literalmente, en los dispositivos móviles”, aseguró Kalenok. Y remarcó que esto hace que sea muy fácil revisar y responder a correos electrónicos o mensajes de trabajo fuera del horario habitual, incluso a altas horas de la noche.
Cuáles son los repercusiones de la conectividad constante
En cuanto a la dependencia de la conectividad constante, la especialista mencionó que ha generado una creciente preocupación a nivel mundial, lo que ha llevado a varios países “a establecer límites legales para evitar que las empresas contacten a sus empleados fuera del horario laboral”. Sin embargo, “a pesar de estas leyes, la responsabilidad de decidir si se responde o no a un mensaje fuera de hora recae frecuentemente sobre la persona trabajadora”, siguió.
Para finalizar, Kalenok dijo: “Lo que en principio parecía una ventaja, ahora se está convirtiendo en un problema porque la flexibilidad no siempre lleva a menos trabajo, sino a más, con consecuencias a largo plazo en nuestra salud mental y equilibrio entre la vida personal y profesional”.