"Yo le pido perdón en nombre de los argentinos". Con esta frase, el periodista y escritor Aldo Duzdevich cerró años de investigación y entregó al extinto Papa Francisco un libro de su autoría que expone 25 historias de vida marcadas por la clandestinidad, el miedo y la voluntad de ayudar. Según Duzdevich, el pontífice actuó en las sombras durante la dictadura, organizando fugas y escondites para quienes eran blanco de la represión.
En Salvados por Francisco (editado por Sudamericana, 2024), Duzdevich reunió testimonios directos que detallan cómo el jesuita protegió a personas perseguidas, incluso enfrentando riesgos personales. “Recorrí archivos, entrevistas y documentos, pero sobre todo escuché. Son 25 casos con nombre, apellido y hechos verificables”, aseguró durante su paso por el programa "Comunistas", en Bravo TV.
Una de las vías por las que el Papa tomó conocimiento del libro fue un sacerdote de Villa Eloisa, protagonista de una de las historias de salvataje. “Le dejé una nota al cura y él se la envió. Tiempo después, me llegó un mail del secretario del Papa”, contó Duzdevich. El intercambio derivó en un contacto más cercano con Francisco quien, aunque aceptó hablar, mantuvo su discreción: “Me negó la confirmación de un nombre que yo tenía. Dijo que si la persona no había hablado, él tampoco lo haría”, reveló.
El texto también aborda el origen de las acusaciones que circularon sobre Bergoglio. Duzdevich apuntó directamente a Horacio Verbitsky: “Él instaló la versión de que entregó a dos jesuitas, pero uno de ellos, Franz Jalics, lo desmintió públicamente antes de morir”. Con ese dato, el escritor sostiene que la narrativa crítica se apoyó en suposiciones y no en pruebas. “No es lógico decir que alguien entrega personas para después ir a pedir por su liberación, como lo hizo Bergoglio ante Videla y Massera”, razonó.
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Salvados por Francisco no es una defensa ideológica ni una biografía eclesiástica. Se trata de una bitácora de rescates, gestos concretos y silencios férreos. En palabras del autor, Bergoglio mantuvo siempre un código de silencio: "Si aquel a quien ayudé no lo cuenta, yo tampoco”, concluyó Duzdevich al citar a Francisco. Durante los años de plomo, Bergoglio eligió actuar desde el sigilo. Esa elección ahora ha sido documentada.
LB / FPT