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Conflicto empresarial

Nuevo revés para Boeing luego de que NASA se decidiera por SpaceX

El gigante estadounidense se encuentra en una disyuntiva tras los desperfectos que impidieron a los astronautas regresar a la Tierra. Los detalles de la trama que complica a la empresa.

The Boeing Manufacturing Facility As Shares Slide
The Boeing Manufacturing Facility As Shares Slide | Bloomberg

Tras un humillante revés para sus ambiciones espaciales, Boeing Co. se enfrenta a un dilema entre el deber nacional a las escasas reservas de efectivo.

La decisión sobre el futuro del programa Starliner recae ahora en el recientemente nombrado director ejecutivo de Boeing, Kelly Ortberg, después de que la NASA anunciara el sábado que no regresará a los astronautas a casa desde la Estación Espacial Internacional en la nave espacial defectuosa. Tras semanas de pruebas y acalorados debates, la agencia espacial decidió que era más seguro utilizar SpaceX, de Elon Musk.

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Otro revés para Boeing tras el rechazo de NASA

El fantasma de los astronautas de la NASA atrapados en el espacio es solo un momento embarazoso de los muchos que ha vivido Boeing en un año épicamente malo, en el que experimentó una explosión casi catastrófica de un avión de pasajeros 737 Max, investigaciones federales y una reorganización del equipo directivo.

Esto deja a Ortberg, quien asumió el cargo este mes, y a la alta dirección enfrentados a espinosas cuestiones sobre el compromiso de la empresa con los vuelos espaciales tripulados y el Starliner.

Antes de que Ortberg se incorporara a Boeing, los ejecutivos se habían comprometido a cumplir el contrato de la empresa para transportar astronautas a la Estación Espacial Internacional para la NASA. Bill Nelson, máximo responsable de la agencia, declaró recientemente que Ortberg apoyaba la continuación del programa Starliner después de que la nave fuera enviada de vuelta de la estación espacial sin personas a bordo.

Pero como nuevo líder encargado de volver a encarrilar Boeing tras años de turbulencias, Ortberg tiene vía libre para hacer cambios radicales y propuestas impopulares, incluida la posibilidad de echar por tierra la iniciativa de vuelos espaciales tripulados.

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Mucho dependerá de cómo se comporte el Starliner durante su vuelo de regreso a la Tierra sin astronautas a bordo el mes que viene. La NASA no descarta la posibilidad de certificar la nave de Boeing, aunque podría exigir otro vuelo de prueba antes de permitir que la cápsula vuelva a transportar astronautas. Eso podría costar a Boeing unos US$400 millones, según los gastos que la empresa tuvo que afrontar para volver a efectuar un vuelo de prueba anterior. Los expertos de la agencia aún no están seguros de por qué los propulsores dejaron de funcionar repentinamente.

El tenso balance de Boeing y un consumo de efectivo previsto de al menos US$5.000 millones este año son consideraciones que la empresa tiene que sopesar frente a su legado en el espacio, que se remonta al programa Apollo de alunizaje. Tras registrar unos US$1.600 millones de sobrecostos, parece improbable que el gigante aeroespacial en apuros llegue a ganar dinero con el Starliner.

En una presentación de julio, la empresa reveló nuevas pérdidas por US$125 millones derivadas de los retrasos en las pruebas de vuelo tripulado y de los fallos en los sistemas de propulsión del Starliner. “Para Boeing, las pérdidas son significativas y pondrían en entredicho la viabilidad de un negocio como éste si se mira a largo plazo”, dijo Clayton Swope, subdirector del Proyecto de Seguridad Aeroespacial del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.

Starliner es uno de los varios contratos a precio fijo que arrastran las ganancias de la división de defensa y espacio de Boeing, que registró una pérdida de explotación de US$762 millones durante los seis primeros meses de 2024, ligeramente peor que un año antes. Los tropiezos en un negocio que antaño era fiablemente rentable es probablemente una preocupación acuciante para el nuevo director ejecutivo de Boeing.