“Hemos ofrecido a Estados Unidos de América la oportunidad de subcontratar parte de su sistema penitenciario”, escribió el presidente Nayib Bukele en inglés en la red social X. Añadió que aceptaría a los deportados “por una tarifa” y los alojaría en una megaprisión conocida por albergar a pandilleros.
El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, de gira por América Latina, elogió la oferta como algo sin precedentes, sin decir si la administración Trump la aceptaría, o si sería legal hacerlo en el caso de ciudadanos de EE.UU. “Se darán más detalles próximamente”, dijo.
Trump ha estado buscando acuerdos con países de toda América Latina para aceptar a personas expulsadas de EE.UU. como parte de su campaña de deportación. La semana pasada Venezuela prometió aceptar vuelos que transporten a sus ciudadanos, a pesar de que los dos países no tienen relaciones diplomáticas formales.
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Habría serios obstáculos legales para enviar a ciudadanos estadounidenses al extranjero, según analistas como Aaron Reichlin-Melnick, miembro senior del Consejo Americano de Inmigración.
“No me importa lo que diga Bukele, EE.UU. no puede desterrar legalmente a los estadounidenses: tales autoridades murieron hace siglos”, afirmó Reichlin-Melnick en un post en las redes sociales.
Pero la oferta más amplia de acoger a deportados procedentes de otras naciones podría ser bien recibida por la nueva administración de EE.UU.
Trump ha prometido acelerar las deportaciones. Anunció que enviaría a miles de migrantes detenidos a la base militar estadounidense de Guantánamo, Cuba, antes de enviarlos a casa. La oferta de Bukele podría aliviar esa necesidad.
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Funcionarios del gobierno dijeron a Bloomberg a finales de 2023 que el vasto complejo carcelario en el que Bukele dijo que se alojaría a los deportados condenados tiene capacidad para 40.000 reclusos. En aquel momento, solo 12.000 personas estaban allí, con partes de las instalaciones aún en construcción. Un portavoz del gobierno no quiso dar cifras actualizadas el lunes.
Como líder de un país de unos 6,4 millones de habitantes, Bukele ha atraído la atención internacional a El Salvador a través de su represión de la delincuencia de las bandas, que ha llevado a su país a tener la tasa de encarcelamiento per cápita más alta del mundo, su adopción del Bitcoin y otras medidas políticas inusuales.