Desde el 20 de julio puede visitarse en el CCK la muestra “Julio Le Parc. Un visionario” que reúne de forma retrospectiva una vasta selección de obras realizadas por el prestigioso artista argentino desde fines de la década de 1950 hasta los últimos años.
La exhibición se presenta en el marco del homenaje a nivel nacional a su trayectoria que se realiza con el Museo Nacional de Bellas Artes, donde a partir de agosto se expondrá un conjunto de obras tempranas del artista.
Le Parc nació en Mendoza en 1928 y es considerado pionero y representante indiscutido del arte cinético, óptico y contemporáneo a nivel mundial. En la actualidad sigue produciendo su obra en París, donde se radicó en 1958.
“Se ha hecho un esfuerzo muy grande para presentar un gran homenaje donde el público argentino podrá disfrutar y volver descubrir la gran obra de mi padre” subrayó Yamil Le Parc, director artístico de la muestra, quien durante la presentación hizo referencia a las dificultades causadas por la crisis económica de la Argentina que debieron sortearse a la hora de encarar un proyecto de esta envergadura.
“Estamos orgullosos mi padre y yo de saber que para nuestro país estamos dando la mejor muestra nunca hecha”.
Se trata, en efecto, de una exposición que abarca una superficie aproximada de 3.000 metros cuadrados distribuidas en las salas del sexto piso y la Gran Lámpara como núcleo, además de la terraza ubicada en el cuarto piso y una sala en el subsuelo del CCK. Es la más grande dedicada al artista hasta la actualidad.
“No había tenido oportunidad de ver tantas obras mías reunidas como aquí. El Palais de Tokyo era muy grande, 2.000 metros cuadrados, pero acá hay más, son 3.000 metros cuadrados, y hay más obras expuestas y muy bien distribuidas” confió Julio Le Parc a PERFIL.COM durante el recorrido que realizó junto a la prensa especializada tomado del brazo de Gabriela Urtiaga, curadora general de Artes Visuales del CCK.
“El hecho de recorrerla ya me da la satisfacción a mí de verla, y quiero que el público que la visite tenga su propia apreciación”, señaló el artista que con sentido del humor consideró que recibe este homenaje por “el gran mérito de haber llegado a los 90 años”.
La exposición incluye más de 160 trabajos entre gouaches y acrílicos sobre tela, instalaciones móviles, esculturas lumínicas, obras realizadas con luz y espacios interactivos donde el público debe involucrarse para completar la obra.
Además se utilizó la Terraza de la Sala Sinfónica para crear un espacio que recuerda a las kermeses de antaño y que incluye obras lúdicas donde el artista invita a los visitantes a participar.
“No había tenido oportunidad de ver tantas obras mías reunidas como aquí. Son 3.000 metros cuadrados, y hay muchas obras expuestas y muy bien distribuidas”
Julio Le Parc
“Nos llena de felicidad poder compartir esta exhibición con un público masivo, que es uno de los ejes fundamentales de la búsqueda y la creación de Le Parc: llegar a través del arte a la mayor cantidad posible y que el espectador no sea pasivo sino activo, donde se genere algo a partir del contacto con la obra” destacó Gabriela Urtiaga durante la presentación, quien además tuvo a su cargo la curaduría de la muestra.
“No es una exposición cronológica sino que buscamos que el espectador vaya llegando de a poco a conocer las inquietudes y las investigaciones que Julio fue realizando y sigue realizando a lo largo de más de 60 años de trayectoria”.
La experimentación con el movimiento, la luz y el color se convirtieron en la obsesión del artista a lo largo de toda su trayectoria.
Le Parc obliga al visitante a recorrer sus obras y cambiar su punto de vista en forma constante para descubrir enfoques diferentes entre relieves y reflejos.
Los juegos de luces y espejos generan imágenes que se multiplican e invitan a perderse dentro de cada una de las propuestas del artista.
Sus primeros trabajos datan de 1958 y se tratan de experimentaciones sobre las formas a través de las cuales buscaba eliminar la subjetividad en la obra y a la vez dotarla de un dinamismo para lo cual se valía sólo de recursos pictóricos sobre una superficie plana.
Los juegos de luces y espejos generan imágenes que se multiplican e invitan a perderse dentro de cada una de las propuestas del artista.
El movimiento también aparece en su serie Alquimias, en las que reconstruye figuras a partir de puntos de colores sobre un soporte bidimensional que al superponerse generan nuevos colores y parecen despegarse del plano, valiéndose para ello de una reinterpretación personal de la técnica del puntillismo.
Pero en las series de Móviles y Contorsiones es donde el arte cinético aparece con toda su magnitud, a través de dispositivos que mueven cintas espejadas sobre las que se reflejan los fondos de las obras, o en aquellas que están conformadas por elementos que cuelgan y son susceptibles de ser modificados por la influencia exterior.
Los reflejos en este tipo de trabajos hacen que la percepción de la obra se amplíe mucho más allá de su límite morfológico aparente.
En ese mismo sentido aquellas esculturas realizadas en acero inoxidable en las que Le Parc lleva a un plano tridimensional las formas sobre las que comenzó sus experimentaciones en el lienzo borran los límites entre el espacio exterior y el propio de la obra.
También lleva a la escultura los primeros gouaches en grises realizados en sus comienzos y retoma las progresiones matemáticas aplicadas a la variación de niveles y posiciones de planos.
En su afán por experimentar con distintas técnicas, Le Parc se vale diferentes estímulos lumínicos para crear obras en constante modificación en las que el espectador queda inmerso y explora las posibilidades de la luz para expandir los límites tradicionales del arte.
En tanto, en el espacio creado sobre la terraza de la Sala Sinfónica se presenta un conjunto de elementos que fueron utilizados en las salas de juego realizadas por el Groupe de Rechercehe d’Art Visual (Grupo de investigación de arte visual), un grupo creado por Le Parc en 1960 y que se mantuvo activo por diez años.
Se trata de obras que pueden ser activadas por los visitantes por medio de un dispositivo, o en algunos casos requieren la participación física del espectador.
Por su parte, la obra La tortura (también conocida como Sala oscura de la tortura o Sala negra de tortura) se muestra en el subsuelo y se trata de una serie de lienzos de gran formato basada en registros testimoniales de hechos de represión ocurridos durante la dictadura del Brasil a finales de la década de 1960, cuando las fuerzas armadas de ese país implementaron un plan sistemático de secuestros, torturas y asesinatos de opositores.
La serie fue realizada por el Grupo Denuncia, del que Le Parc era integrante.
La muestra estará acompañada por un programa de actividades que incluye visitas guiadas destinadas a escuelas y al público general a cargo de especialistas, charlas y conferencias a cargo de artistas, intelectuales, pensadores y científicos con la participación del público, talleres dirigidos a niños y adultos, ciclo de proyecciones de documentales y videos históricos y la presentación de un libro monográfico de más de 400 páginas dedicado al artista.
Toda la información sobre fechas y horarios de las actividades estará disponible en la página web del CCK.
La muestra Julio Le Parc. Un visionario se puede visitar hasta el 10 de noviembre en el CCK, Sarmiento 151, de miércoles a domingos y feriados de 13.00 a 20.00 (durante vacaciones de invierno, de lunes a domingos de 13.00 a 20.00).
El valor de la entrada general es de $100 e incluye el ingreso a las exhibiciones de Julio Le Parc en el CCK y a la muestra Julio Le Parc. Transición Buenos Aires - París en el Museo Nacional de Bellas Artes. Los días miércoles el ingreso es gratuito.
Los menores de 18 años, estudiantes, docentes, jubilados y personas con discapacidad entran sin cargo todos los días presentando acreditación (los menores deben presentar DNI).