Fitz Roy: los sentimientos femeninos puestos a prueba en una situación extrema
Una obra ideal para que vayan a ver grupos de amigas y luego se queden conversando sobre lo que hicieron los personajes encarnados por Leonora Balcarce, Romina Richi, Laura Novoa y Mara Bestelli, producidas por Diego Romay.
No es fácil producir teatro en Buenos Aires, se hace más por amor que por negocio. Siendo un riesgo y una pasión, no sorprende que Diego Romay haya elegido Fitz Roy Secretos de Montaña para su regreso a las tablas porteñas. La obra de Jordi Garceran, muy bien adaptada por Daniel Cuparo a nuestra idiosincrasia, presenta un viaje de amigas que repiten una ceremonia arriesgada: ascender al Fitz Roy. Se trata de una empresa nada sencilla para la que se las ve entrenadas, pero tienen que hacer un alto a la espera de que se despejen las nubes para llegar a la cumbre y es allí cuando los espectadores podemos chusmear cómo se llevan, qué piensan y cuál es la situación personal de cada una de estas cuatro mujeres.
Dicen que puede ser el efecto de la altura (por la falta de oxígeno) pero para mi que es el conocimiento profundo que tiene una de la otra lo que las hace decirse las verdades más importantes sin filtro. Así su humor pasa del compañerismo y las consignas para concentrarse en la escalada que decidieron hacer, a las críticas y las confesiones.
Ante esto, el espectador (sobre todo la espectadora) no puede menos que sentirse reflejado en algunas cosas que se dicen o incluso interpelado en las acciones particulares que reflejan personalidades (y edades) bien distintas. Así va pasando de la diversión a la duda, a la curiosidad, la sorpresa y hasta la tristeza, con momentos en los que no se puede evitar la discusión o el enfrentamiento y en los que, finalmente, cada una desnuda su verdadero ser.
Así de interesante es una propuesta a la que Laura Novoa y Mara Bestelli le sacan el jugo a lo que les toca interpretar, mientras que Leonora Balcarce se encuentra en el punto justo entre necesidad y deseo, y la marcación de la directora Maraina Chaud a Romina Richi la lleva a exagerar su chica de barrio desenfadada. La conclusión de la historia conmueve y deja al espectador pensando en sus propios miedos, falencias y fortalezas.
En esta puesta son fundamentales la escenografía de Rodrigo Gonzáles Garillo, que nos hace creer que realmente están en el monte Fitz Roy, el adecuado diseño de luces de Matías Sendon y de vestuario de Micaela Sleigh, quien aportó elementos que nos muestran exactamente quién es cada una. Es una propuesta ideal para que la vayan a ver grupos de amigas y luego conversen a la salida. Encontrá acá más info sobre las entradas.
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