Según un censo ambiental, el 74% de los residuos hallados en las playas bonaerenses son plásticos
Participaron 426 voluntarios, de 45 organizaciones ambientales diferentes. Relevaron sistemáticamente casi 30 hectáreas de playas de 19 localidades de la costa de la provincia de Buenos Aires.
Los datos apabullan: según los datos recopilados en el último Censo Provincial de Basura Costera Marina, que se publicó esta semana, el 74 % de los residuos levantados, clasificados e identificados por más de 426 voluntarios, a lo largo de dos meses, fueron diversos elementos de plástico.
Se trata de la séptima edición de este complejo trabajo de campo, que realiza un grupo coordinado de voluntarios que pertenecen a 45 organizaciones diversas entre ONGs y gubernamentales.
Para elaborarlo, a lo largo de los meses de septiembre y octubre del año pasado, los voluntarios recorrieron y analizaron en detalle 297.636 m2 (casi 30 hectáreas) de playas ubicadas en 19 puntos turísticos bonaerenses diferentes. Entre todos censaron 49.913 residuos diferentes. Y de estos, el 74,05 % eran diversos tipos de plásticos.
Luego de los envoltorios plásticos, los contaminantes más comúnmente encontrados fueron: colillas de cigarrillo (13,34%), fragmentos plásticos (11,87%), bolsas plásticas (8,38%). Recién luego aparecieron los fragmentos de vidrios (7,55%). Y a partir de ahí se ordenaron un 3,68% que eran restos y pedacitos de metales; papeles y cartones que constituyeron el 2,83% del total de basura; y los textiles, el 1,68%. Cerraron los residuos orgánicos, con el 1,5% de la basura.
Evolución
“Es la séptima vez que hacemos el “Censo Provincial de Basura Costera Marina”, organizado por la Red Costera Bonaerense”, le contó a PERFIL Karina Álvarez, bióloga y responsable de Conservación de la Fundación Mundo Marino, una de las ONGs que trabajaron este tema. “Y usamos los datos para analizar la cantidad y el tipo de residuos que existen en las costas bonaerenses, de manera de poder entender el problema y encarar de la mejor manera las futuras campañas de educación ambiental”, agregó.
Las playas censadas fueron representativas de las localidades de San Pedro, Punta Lara, Punta Indio, San Clemente del Tuyú, Mar de Ajó, Mar del Plata, Villa del Mar, Bahía Blanca, Coronel Rosales, General Daniel Cerri, Necochea, Ingeniero White, Santa Teresita, Villa Gesell, Marisol, Coronel Dorrego, Pinamar, Mar Chiquita y Reserva Natural El Destino.
Los microplásticos, la última amenaza para la salud humana
Según Álvarez, el ítem ‘plásticos’ lamentablemente ya es una fija histórica y siempre alcanza el primer lugar de los rankings de la basura playera. Hace unos años, conformaba el 82% de todos los residuos. Pero con los años -y las campañas de educación- bajó levemente hasta el 74% actual. “La disminución es poca, pero es algo”, se esperanza la experta.
Lo que sí han ido cambiando en su concentración son los otros ítems. “Antes, las botellas de bebidas hechas en base a plástico tipo PET, los sorbetes y los plásticos de un solo uso eran los más comunes. Y todos esos fueron disminuyendo en forma significativa año tras año”, comentó la bióloga y docente.
Utilizan imágenes satelitales para detectar la presencia de residuos plásticos en el Mar Argentino
Comidas. Dentro del amplio ítem “plásticos” -el contaminante más identificado de todos- estuvieron los famosos envoltorios que suelen estar relacionados con el packing de alimentos (de turrones, paquetes de snacks como papas fritas, de galletitas, etc), que representaron el 14,17% del total recogido.
“Estos materiales de un solo uso, diseñados para proteger o contener productos alimenticios durante un breve período, son desechados rápidamente y suelen terminar en ecosistemas terrestres y marinos”, comentó Diego Albareda, Coordinador de Paisajes Costero–Marinos y que trabaja para la ONG Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA)
El experto de la FSVA recordó que “en el océano, los envoltorios plásticos no se descomponen, sino que se van fragmentando en forma de microplásticos cada vez más pequeños. Y eso afecta gravemente a la biodiversidad marina, ya que puede entrar en la cadena alimenticia. Pero, además de su impacto ecológico, los microplásticos generan otros problemas económicos porque afectan la pesca y el turismo de las regiones costeras”.
A esta industria potente de la Argentina no solo la afecta por tener “playas sucias” sino también en forma indirecta. Una triste muestra la ofrece el dato de que el 96% de las tortugas verdes marinas que fueron atendidas por los profesionales de la Fundación Mundo Marino tienen plástico en su estómago o intestino.
Además, estos residuos afectan al menos a una treintena de especies marinas diversas: desde plancton hasta mamíferos (como ballena franca austral, delfín franciscana, lobos y elefantes marinos), pasando por aves (albatros, petreles, gaviotas y pingüinos) y, como quedó dicho, tortugas (como la tortuga verde). Se suman la afectación a peces (pejerrey, anchoa de banco, pescadilla real y de red, corvina rubia) e invertebrados como la cholga y el mejillón.
En definitiva, conocer en detalle la composición actual de la basura marina permite identificar nuestros hábitos de consumo y mejorarlos, para entender mejor qué tipo de regulaciones son necesarias y colaborar desde la potencia del consumidor a frenar y revertir la contaminación por plástico.
¿Un futuro posible?
Por su parte, Álvarez, la experta de Mundo Marino, resaltó otro punto sobre el Censo. “La idea de la Red Costera Bonaerense es aprovechar los resultados del Censo para diseñar campañas de educación específicas. Tomamos el elemento más común encontrado y diseñamos acciones para concientizar sobre ese problema e ir mejorando la situación”.
Un ejemplo que muestra el éxito de estas acciones educativas es cómo ha ido disminuyendo la cantidad de colillas de cigarrillos diseminadas en las playas, gracias a las campañas específicas.
De todos modos, los expertos afirman que para poder revertir el fenómeno en forma radical es necesario que las empresas tomen esta causa y busquen rehacer el envoltorio de sus productos con alternativas de envases sustentables, reciclables o compostables.
“Esto podría acelerarse si se combina la demanda de los consumidores con conciencia ambiental y elementos como la cajoneada “Ley de Envases” que podría ayudar a ordenar el tema desde la legislación y poniendo énfasis en la responsabilidad de los grandes productores de estos materiales”, dijeron desde Mundo Marino.
También ayudaría que la ciencia ponga a punto nuevos materiales que permitan envasar alimentos, en forma segura y sustentable. Por ejemplo, plásticos que se degraden por completo, sin afectar al ecosistema.