Crimen de la joven promesa de futsal: el pedido de su mamá y la recompensa para dar con el asesino
El joven de 14 años, que jugaba en Racing, fue asesinado de un tiro en Dock Sud, cuando salió en defensa de una amiga que fue increpada por unos narcos del barrio. Ezequiel Smalaquies, el autor material, está prófugo desde el día del hecho. Por su captura, el Ministerio de Seguridad de Buenos Aires ofrece cinco millones de pesos. El pedido de justicia de la mamá de la víctima.
El sábado 24 de febrero de 2024 María Barrientos (36) dormía en su casa de la localidad bonaerense de Dock Sud, cuando cerca de las 3.30 de la madrugada despertó al escuchar que golpeaban su puerta de manera insistente. Habían baleado a su hijo, Dante Canteros Barrientos (14), una joven promesa de futsal de Racing Club. Desde ese día nada fue igual en su vida.
Dante era su único hijo. Le habían pegado un tiro en la cabeza cuando estaba junto a un grupo de amigos, y Fátima Vanesa Báez -una vecina del barrio vinculada a un clan narco que paseaba con su pareja- increpó a una chica por un motivo absurdo: “¿Qué miras a mi marido?”, le dijo. Y enseguida comenzaron a pelearse.
La disputa tuvo dos partes: en la primera Ezequiel Smalaquies –pareja de la mujer que desencadenó la pelea y también vinculado a los carteles del narcotráfico de Avellaneda– rompió una botella y amenazó a los amigos de Dante. Entre golpes y corridas, los agresores se fueron con la promesa de volver y matarlos a todos. En parte cumplieron. Media hora después regresaron en un auto rojo que conducía Carlos Damián Báez, hermano de Fátima. Ezequiel bajó con un arma de fuego y comenzó a disparar. Su mujer salió con dos cuchillos y fue directamente a buscar a las chicas con las que se había peleado previamente.
Dante, que había intervenido para defender a sus amigas, terminó muerto de un disparo. A un año de su asesinato, el autor material continúa prófugo, y tanto Fátima, que permanece detenida, como su hermano Carlos –que curiosamente se encuentra en libertad– enfrentan una acusación por “homicidio agravado”.
La mamá del joven futbolista de 14 años no pudo volver a dormir en su casa desde que ocurrió el crimen. Se fue a vivir a lo de su hermana, y allí guarda todas las cosas de Dante. “Tengo conmigo todas sus camisetas, sus carnets, del primero hasta el último”, cuenta a PERFIL. “Le gustaba coleccionar camisetas. Tengo un montón de todos los clubes. La camiseta que usó a los 4 años, cuando entró al club del barrio, hasta la última que usó en futsal”, recuerda.
Cuando fue asesinado estaba por arrancar la pretemporada en Racing. “Su sueño era jugar al fútbol, pero no descuidaba los estudios porque sabía que si no estudiaba, no jugaba. Era así. ‘No estudiás, no jugás’”, cuenta María.
Ezequiel Smalaquies, prófugo por el crimen de Dante.
De hecho, antes de salir de su casa había terminado un trabajo práctico de educación física que debía entregar el lunes. Estaba en segundo año del secundario, pero por los entrenamientos no podía cursar esa materia.
Dante solo salía los viernes, porque los sábados y domingos eran para el fútbol. Además de jugar en Racing, entrenaba a la categoría 2011 de Levalle de Dock Sud, el club de su barrio para el que también jugaba.
“Esa noche se bañó y se cambió. Salió a ver a la novia y me dio un beso. Yo siempre le decía: ‘Mirá que mamá te espera’. Todos los días le decía lo mismo. Lo acompañé hasta la puerta y lo miré hasta que llegó a la esquina y me saludó”, recuerda con dolor.
“No se merecía lo que le hicieron. No saben lo que era Dante. Yo siempre remarcaba eso de mi nene. A todos lados, donde iba yo decía: ‘Hola, soy la mamá de Dante’. Yo sentía orgullo. Siento orgullo por mi hijo. En todos lados donde iba. Soy la mamá de Dante. Nunca soy Mari. No, soy la mamá de Dante. Porque donde iba lo conocían. Lo querían un montón. Mi nene era especial”.
A un año de su asesinato, María les pide a los jueces que juzgarán a dos de los acusados que no sean tibios: “Les digo que se pongan en mi lugar y que hagan justicia. Que se pongan la mano en el corazón”.
El juicio contra Fátima y Carlos ya tiene fecha: será el 23 de junio y estiman que habrá más de 100 testigos. “El autor material es Ezequiel, pero para nosotros hubo autoría cofuncional”, explica a este diario Emiliano Gareca, el abogado que asiste a la familia de Dante.
“Es una teoría que plantea que todas las personas que aportaron para que el hecho suceda son tan autores como el que ejerció materialmente el disparo. Se llama coautoría funcional por dominio del hecho, que es como cuando uno va a robar un banco, uno le agarra las manos al policía y otro lo mata, los dos son culpados por homicidio. No como partícipes, sino que los dos cometieron el hecho típico del homicidio”, argumenta.
El autor material no formará parte del juicio porque no se lo puede juzgar en ausencia. “La causa de él se desglosa en un expediente paralelo, donde la investigación continúa hasta que se lo encuentre. Cuando lo detengan se elevará a juicio y se lo juzgará de manera separada”, señala el abogado.
Pese a que hay versiones que indican que seguiría rondando el barrio y en contacto con su familia, el homicida se las ingenió hasta ahora para continuar en la clandestinidad. El 4 de febrero pasado, tras una protesta realizada por amigos y familiares de Dante, finalmente el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires ofreció una recompensa de entre 2 y 5 millones de pesos para quien aporte información que permita detener a Smalaquies.
El rol de la bonaerense
La familia de Dante sospecha de una complicidad de la Policía Bonaerense en la fallida búsqueda del prófugo. De hecho, la fuerza provincial quedó fuera de la investigación y la localización de Ezequiel Smalaquies pasó a la Policía Federal.
“Entendemos que hay complicidad de la Policía. Esto está denunciado formalmente, no es solo una denuncia mediática. Hay ciertos sectores del municipio que tienen acuerdos con esta banda de narcotraficantes, que tienen prontuarios muy grandes”, asegura Emiliano Gareca, el abogado de la familia de Dante.
Según denuncia la familia, los imputados tendrían vínculos con sectores ligados al municipio de Avellaneda y contarían con protección de la Sala III de la Cámara de Apelación y Garantías del Poder Judicial, que el año pasado excarceló entre gallos y medianoche a Fátima y días después volvió a detenerla. En Avellaneda, todo el mundo sabe quiénes son los hermanos Báez y para quiénes trabajan: la banda de Soria, que forma parte del cartel de Avellaneda, con base en la Isla Maciel, y se nutre de eslabones medios y bajos, como los Báez y Smalaquies como mano de obra criminal
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