Droga de doble vida

¿Puede la ketamina ser un remedio para la depresión?

Ya fue bautizada "la gran esperanza" de la lucha contra la depresión, pero su aplicación sigue estando muy controlada y en Estados Unidos un aerosol con esta droga solamente la pueden usar los pacientes que no tuvieron éxito con otras terapias. ¿Estará llegando finalmente su hora?

La depresión, un frente de batalla con muchos combatientes Foto: pixabay

Hace apenas unos días, la Gendarmería argentina anunció un nuevo golpe contra el tráfico de sustancias ilegales. A principios de este junio, en la provincia de Misiones, un grupo de agentes detuvo la marcha de un micro que viajaba desde Posadas a la terminal de Retiro, en la ciudad de Buenos Aires. Los gendarmes habían sido alertados por unas imágenes de escáner que denunciaban la presencia de algo sospechoso en dos valijas que iban en el vehículo de pasajeros. 

El relato de los encargados de prensa de la fuerza vale la pena: después de detener el colectivo, los uniformados identificaron a la dueña de las valijas, "una ciudadana mayor de edad". Luego, los efectivos "llevaron adelante la requisa" del equipaje, "donde se encontraban acondicionados distintos recipientes que contenían un líquido transparente, como así también una bolsa sellada que tenía un polvo blancuzco y un envoltorio de cierre hermético con pastillas".

"Con apoyo de efectivos del Grupo Operativo Conjunto de Lucha contra el Narcotráfico del Nordeste -sigue el relato-, se efectuaron las pruebas de campo Narcotest de las sustancias, obteniendo resultados positivos para ketamina (17 litros en su estado líquido y 785 gramos en forma granulada) y MDMA (éxtasis) con 1.100 pastillas".

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Un episodio similar se registró en abril de este año en un "pasaje no habilitado en la frontera norte del país", cuando "dos ciudadanos, de nacionalidades argentina y boliviana, fueron detenidos al ingresar al país, mediante un paso fronterizo ilegal, con 1,2 litros de la sustancia alucinógena". Los voceros de la Gendarmería estaban hablando de veinticuatro frascos de ketamina. 

Usada tanto en medicina humana como en veterinaria, esta droga sintética es conocida por sus capacidades sedantes, analgésicas y anestésicas. Es decir: está OK su aplicación en centros médicos y en veterinarias. Pero su uso recreativo es ilegal en la Argentina y en la mayor parte del mundo. 

En su website, el Departamento de Justicia de Estados Unidos responde sin vueltas a los que buscan allí evacuar sus dudas sobre este sedante. "Sí, es ilegal abusar de la ketamina", señalan desde el ministerio norteamericano. La ketamina, abundan, "es una sustancia controlada. Y precisan que, "específicamente, es una sustancia que figura en la Lista III de la Ley de Sustancias Controladas". 

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Las drogas de la Lista III, entre ellas la codeína y los esteroides anabólicos, comparan desde Washington, "tienen menos potencial de abuso que las de la Lista I (heroína) o las de la Lista II (cocaína). Sin embargo, el abuso de las sustancias de la Lista III puede generar dependencia física o psicológica".

Hoy por hoy, usar ketamina en casa está mal, tanto en Argentina como en Estados Unidos. Pero, curiosamente, en los mismos días en que los gendarmes confiscaban en Misiones los litros de ketamina en la valija de la ciudadana mayor de edad, un nuevo reporte, esta vez de la American Society of Anesthesiologists (ASA, la prestigiosa asociación de médicos anestesiólogos estadounidenses), afirmaba que "la ketamina se perfila como una poderosa herramienta para tratar la depresión". 

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El informe de la ASA se suma a varios otros que se están publicando en los últimos años sobre las posibles bondades de esta droga disociativa con "potencial alucinógeno" que se deriva de la fenciclidina, la fenilciclohexilpiperidina conocida popularmente por su abreviatura en inglés PCP. 

También se pone en la fila de otros reportes que rescatan a otros "villanos" de la química, como el LSD, y a las sustancias derivadas de los hongos alucinógenos, cuyo consumo psiquiátrico representa actualmente un nicho en crecimiento en la Argentina. Entrevistado el año pasado por PERFIL, el profesor Yosi Tam, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, explicaba que el camino hacia la resurrección del LSD está marcado por "varios factores que llevaron a un cambio en la percepción" y a la transformación de las "drogas malas" a "a posibles agentes terapéuticos". 

La droga líquida decomisada en Misiones (Foto: Gendarmería Argentina)

En los laboratorios del profesor Tam y en otros alrededor del mundo, como los que se montaron en el Center for Psychedelic and Consciousness Research (Centro de Investigación Psicodélica y de la Conciencia) de la muy seria universidad Johns Hopkins, de Baltimore, en Estados Unidos, los científicos trabajan en una posible aplicación del LSD en la lucha contra la depresión y una de sus eventuales consecuencias tangenciales, la obesidad. 

Sobre los hongos alucinógenos, un reporte de la revista Crisis de finales de 2023 describía el interesante circuito local de la psilocibina, componente activo y a veces "mágico" de más de 200 especies silvestres de estos curiosos organismos que no son plantas (ni animales, por supuesto) y que puso de moda el controvertido escritor peruano-estadounidense Carlos Castaneda con su libro Las enseñanzas de Don Juan, publicado por primera vez en 1968 en inglés y en 1974 en español. 

En la nota del portal, la reportera Florencia Pessarini presenta una de varias escenas "de la vida real" del consumo nacional de la psilocibina, en este caso a cargo de un tal Nicolás, el nombre ficticio de un usuario que pidió mantener el anonimato. Nico, de 32 años, cuenta la nota, "está echado sobre la cama de un hotel de Palermo. La música que suena en sus auriculares lo guía y el antifaz lo protege de estímulos simples, que bajo el efecto de ocho gramos de hongos psilocibes serían excesivos. Nicolás está viajando mentalmente por las escenas más dolorosas de su vida, conducido por una entidad 'superior'". 

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La experiencia, asegura el artículo, se llevó a cabo bajo la supervisión de un psiquiatra, uno del puñado de profesionales que recurre a esta terapia en sesiones que cuestan unos cien dólares, pastillas incluidas. "Hace quince años -le dijo a Crisis el médico Aín Stolkiner, investigador del Conicet- se empezaron a hacer estudios en humanos que mostraban que con una sola dosis de psilocibina de un psicodélico clásico se podían inducir estados alterados de conciencia de mucho significado personal y espiritual, y que esa experiencia se asociaba a beneficios psicosociales".

¿Y qué ofrece la ketamina? Según el informe de los anestesiólogos norteamericanos, si se administra en forma de infusión o aerosol intranasal, "actúa mucho más rápido que los medicamentos tradicionales utilizados para tratar la depresión, es decir, minutos u horas frente a semanas, y puede ser particularmente beneficiosa para los pacientes con depresión resistente al tratamiento". 

De todas maneras, advierten, "tiene efectos secundarios y los pacientes deben recibirlo sólo bajo supervisión médica, como en una clínica acreditada con estándares de seguridad establecidos". No vaya a ser que la lucha contra la depresión salga de las instituciones y quede en mano de los propios depresivos.

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El estudio de la ASA se titula Reutilización de fármacos anestésicos generales para tratar la depresión: una nueva frontera para los anestesiólogos en la atención neuropsiquiátrica y propone precisamente eso, reinventar la anestesia para usarla en este frente. En su introducción, el reporte señala que "el descubrimiento de las propiedades antidepresivas rápidas y sostenidas de la ketamina y los primeros resultados que sugieren que otros fármacos anestésicos generales (incluidos el óxido nitroso, el propofol y el isoflurano) tienen propiedades antidepresivas han colocado a los anestesiólogos en una nueva frontera en el tratamiento de los trastornos neuropsiquiátricos".

Y redobla la apuesta: "además, el interés compartido en comprender los fundamentos biológicos de los fármacos anestésicos como agentes psicotrópicos está erosionando los límites académicos tradicionales entre la anestesiología y la psiquiatría".
Aunque novedosos, los estudios sobre las posibles aplicaciones antidepresivas de la ketamina se vienen publicando desde hace ya algunos años. De hecho, ya en 2017 la revista Time sacó una nota de tapa en la que presentó a esta droga de fiestas como "la nueva esperanza" en el frente de batalla contra la depresión. 

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Dos años después llegó el primer antidepresivo a base de ketamina (la esketamina en aerosol nasal, fabricada por Johnson & Johnson), que fue saludado como uno de los avances más estimulantes en el tratamiento de los trastornos del estado de ánimo en décadas pero que no terminó de convencer del todo a la FDA, la poderosa agencia federal estadounidense que regula la comercialización de remedios y terapias. Por ahora, el uso del aerosol está limitado principalmente a pacientes deprimidos que no tuvieron éxito con otros tratamientos. Una de las razones de esa prudencia es que los investigadores todavía no comprenden del todo el mecanismo de acción del nuevo fármaco a base de ketamina.

En mayo de 2022, el Instituto Weizmann, de Israel, otra universidad importante, publicó un reporte en la revista especializada Neuron en el que compartió algunos detalles del "camino hacia el desarrollo de tratamientos seguros y eficaces para la depresión" de la mano de la ketamina. "Cuando los científicos intentaron aclarar el mecanismo de acción de la ketamina en estudios anteriores -recordaron desde la universidad israelí-, examinaron su impacto en la expresión genética en los tejidos cerebrales, pero no en las células cerebrales individuales".

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Ese enfoque "puede pasar por alto diferencias cruciales entre diferentes tipos de células -añadieron-. Sin embargo, los avances tecnológicos recientes hicieron posible evaluar la expresión genética a un nivel de resolución sin precedentes: el de la célula individual". Para el estudio, los investigadores del Weizmann mapearon la expresión genética en miles de neuronas individuales en el cerebro de ratones a los que se les había administrado una dosis de ketamina, con resultados alentadores.

Cuando se publicó el estudio, el instituto israelí recordó que, según la Organización Mundial de la Salud, la depresión afecta a casi 300 millones de personas en todo el mundo, y que más de 700.000 personas se suicidan cada año a causa de esta enfermedad. "A pesar de décadas de investigación -apuntaron-, queda mucho por aprender sobre los mecanismos neuronales que subyacen a la depresión y las formas de manipular esos mecanismos con drogas", incluyendo la ketamina

Estimaciones de la consultora Precedence Research señalan que el tamaño del mercado mundial de los medicamentos antidepresivos se estimó en 18.500 millones de dólares solamente en el año 2023 y que se prevé que alcance alrededor de 25.220 millones de dólares para 2033. Un mercado con espacio de sobra para los negocios con doxepina, amoxapina, nortriptilina o cualquiera de las drogas en las pastillas actualmente bendecidas por la industrias médica y farmacéutica. Y para los que vienen llegando, sean ketamina, LSD, hongos alucinógenos y hasta los opiodes.

cp