El nuevo uso de militar
El escritor Martín Kohan, analiza los nuevos usos de la palabra militar y comprar en los espacios de diálogo o debate.
Me dedico a la literatura y probablemente sea eso lo que me dispone a prestar atención a las palabras y a lo que pasa con las palabras.
Personalmente no, no estoy demasiado convencido de la posibilidad de direccionar el lenguaje de alguna manera, desde una premeditación, de pretender que si hablamos de esta manera y no de otra, las cosas pueden cambiar o o el mundo puede transformarse. Pero a cambio sí creo que cuando con ciertas palabras pasan ciertas cosas. Todo eso, algo puede estar indicando.
Repare o creo haber reparado en un cambio significativo en el uso de la palabra militar, del verbo de la acción militar, por la cual se empezó a aplicar esa palabra. Estoy militando, milito esto, milita aquello, a una gran cantidad de cosas. Cuando militar es en principio, estrictamente, involucrarse o participar de algún tipo de agrupación política, de un partido político o de una participación sindical o en un centro de estudiantes. Digamos, la decisión de militar en principio remite a eso y me llama la atención que se va empezando o se está usando la palabra en sentidos mucho más amplios. Para el caso, ¿Quien trabaja en educación? Yo trabajo en educación. De pronto plantea que, milita la educación o un empleado público, milita el Estado o quien se queda en la casa, milita en la cuarentena y el que sale al parque a dar una vuelta, milita en la anti cuarentena. De pronto hay imaginario de todo el mundo, militando o militando algo. Y me parece por lo menos significativa esa esa torsión que se produjo con las palabras y con el lenguaje. De pronto, sentirse o suponerse en estado de militancia general.
A cambio aparece otra palabra que es comprar. Porque también militar se aplica a quien está argumentando algo o tratando de sostener una determinada postura, un determinado parecer. Está militando esa postura. Y si al otro lo convence o lo persuade, ese otro no dice me convenciste, dice compro o bien a cambio, no compro. Con lo cual discutir, argumentar, persuadir, convencer, dejarse o no dejarse convencer, parece haberse transformado en una cuestión de: militar, comprar o no comprar, en una especie de ilusión, de subjetividad siempre política o de una subjetividad de consumidor que parece estar ocupando el lugar de la de la conversación, del diálogo, del debate.
No sé exactamente qué es lo que significa eso. No sé exactamente qué es lo que indica, pero cuanto menos me lo pregunto.
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