Palacio Huis ten Bosch: la fascinante historia de la residencia real llena de arte de la Reina Máxima y el Rey Guillermo de Holanda
En el corazón de La Haya y tras una millonaria renovación, su interior deslumbra con espacios únicos como el Salón Azul y el Salón ADN, mientras que sus jardines siguen siendo el escenario perfecto para la familia real.
Ubicado en La Haya, en medio del frondoso bosque Haagse Bos, el Palacio Huis ten Bosch es mucho más que una residencia real: es un símbolo de historia, tradición y modernidad. Construido entre 1645 y 1648, este majestuoso palacio de estilo renacentista neerlandés fue testigo del paso de generaciones de la familia real holandesa.
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Orígenes y primeras transformaciones
La construcción del palacio comenzó el 2 de septiembre de 1645, por orden de la reina Isabel de Bohemia, quien se encontraba en el exilio junto con su esposo, Federico V. El diseño estuvo a cargo de los arquitectos Pieter Post y Jacob van Campen, y la obra fue dirigida por Bartholomeus Drijffhout. Una vez finalizado, el estatúder Federico Enrique de Orange-Nassau y su esposa, la condesa Amalia de Solms-Braunfels, lo convirtieron en su residencia de verano.
Tras la muerte de su esposo en 1647, Amalia dedicó el palacio a su memoria y encargó a destacados artistas, como Gerard van Honthorst, Jacob Jordaens y Jan Lievens, la decoración del Oranjezaal (Salón de Orange) con una impresionante colección de pinturas en su honor. El salón comedor, por su parte, fue diseñado por Daniel Marot.
Siglos de cambios y conflictos
Durante más de un siglo y medio, la propiedad pasó por diversas manos, desde la familia Nassau hasta el rey de Prusia y varios estatúderes neerlandeses. Sin embargo, con la invasión francesa de 1795, el palacio fue tomado por los bátavos (neerlandeses), quienes lo conservaron.
Uno de sus residentes más notorios fue Luis Napoleón Bonaparte, hermano de Napoleón Bonaparte, quien vivió allí brevemente entre 1805 y 1807. Posteriormente, cuando Guillermo I fue proclamado Rey de los Países Bajos, convirtió Huis ten Bosch en una de sus residencias oficiales. Durante la Primera Guerra Mundial, fue el hogar de la reina Guillermina.
En la Segunda Guerra Mundial, la familia real tuvo que huir ante la invasión alemana de 1940, y el palacio quedó a merced del ejército nazi. Aunque hubo planes para demolerlo, finalmente se evitó su destrucción, aunque los daños sufridos lo dejaron inhabitable. Entre 1950 y 1956, fue restaurado y volvió a ser una residencia real.
Un hogar renovado para los Reyes Máxima y Guillermo
Desde 1981 hasta 2013, la reina Beatriz hizo de Huis ten Bosch su residencia principal. Luego de su abdicación, el palacio fue sometido a una intensa renovación que costó 63,1 millones de euros, antes de convertirse en el hogar del rey Guillermo Alejandro, la reina Máxima y sus hijas en enero de 2019.
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Con una longitud aproximada de 110 metros, la estructura actual del palacio está compuesta por un cuerpo central y dos grandes alas, manteniendo su fachada renacentista con ornamentaciones clásicas.
Lujo y arte en cada rincón
A pesar de las remodelaciones, el palacio mantiene su esencia histórica. Su interior deslumbra con una exquisita combinación de tradición y modernidad. Entre sus 150 habitaciones, destacan espacios únicos como el Salón Azul, donde los diseñadores Maurice Scheltens y Liesbeth Abbenes crearon una narrativa visual con imágenes del pasado y presente de la familia real.
Otro espacio imperdible es el Salón ADN, diseñado por Jacob Van der Beugel, que cuenta con 60.000 piezas cerámicas amarillas representando el código genético de los reyes.
Los jardines que rodean el palacio son otro de sus atractivos, brindando un entorno natural privilegiado. No es casualidad que en ellos se realicen muchas de las sesiones fotográficas oficiales de la realeza.
Un palacio con historia y presente
Desde su edificación en el siglo XVII hasta la actualidad, el Palacio Huis ten Bosch fue un símbolo de poder, arte y renovación. Hoy, sigue siendo el hogar de los reyes Guillermo Alejandro y Máxima, una residencia donde la historia y la modernidad se encuentran en cada detalle.
LT
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