La embajada de Uruguay fue centro de una cena de recaudación con objetivo binacional

En una coyuntura nacional como la actual, el accionar de fundaciones como la del Hospital de Clínicas es más necesario que en otros momentos. La campaña contra la presencia del Estado en áreas como salud y educación tiene al Hospital de Clínicas en una encrucijada que parece no contar con una solución a mediano plazo. Este establecimiento está bajo la órbita de la Universidad de Buenos Aires y es por eso que su funcionamiento depende a su vez del Estado nacional.

La política de Javier Milei de desfinanciamiento de la educación pública y, en particular, de la de nivel universitario afecta de manera directa al Hospital de Clínicas. A eso se suma la demanda creciente de turnos porque muchos argentinos que habitan la Ciudad de Buenos Aires o trabajan en ella tuvieron que dejar la cobertura médica privada y terminan “cayendo” –como decía otro político anti-Estado– en la salud pública.

Impulso. En este escenario, la Fundación Hospital de Clínicas tiene, por un lado, una capacidad importante como para, por ejemplo, haber reunido unos doscientos mil dólares, en la cena que realizó en la residencia del embajador uruguayo Carlos Enciso Christiansen. Por otro, integrantes de su directorio pueden acceder a funcionarios e incluso al presidente Milei. Por caso, está en la fundación Natalie Sielecki, madre del embajador argentino en Francia y quien hace un mes  fue anfitrión y guía de Karina Milei en su viaje a París. O incluso el presidente Alejandro Macfarlane es amigo de Luis Caputo, el ministro de Economía. Y, por supuesto, hay empresarios amigos de la fundación que tienen trato cercano con otros miembros del gabinete nacional.

Por qué importa. El Hospital de Clínicas es centro de referencia nacional en atención médica y formación universitaria, que al día de hoy atiende alrededor de trescientas sesenta y cinco mil consultas, realiza más de ocho mil cirugías anuales, más de diez mil personas circulan por día por el hospital entre pacientes, familiares, médicos, docentes, alumnos y el personal.

La Fundación Hospital de Clínicas nació en 1990, meses después de la hiperinflación y boicot financiero que terminaron de manera anticipada con el gobierno de Raúl Alfonsín. Desde sus inicios promovieron, colaboraron, y participaron en iniciativas de carácter benéfico para el hospital, a través de becas de estudio y donaciones relacionadas con investigaciones médicas. Y fue actor importante en la modernización de prácticas y de aportes de equipamiento hospitalario. A su manera, es una muestra de la acción conjunta de Estado y privados en pos de la comunidad. Algo que va en contra de los conceptos que pregona todo el tiempo el oficialismo político actual.

Alianza. La cena de recaudación que este año organizó la fundación fue diferente a otras. Se llamó Blend rioplatense y tuvo como destinatarios finales el mencionado hospital argentino, y además el uruguayo Hospital de Florida, histórico como el Clínicas y que en Uruguay da asistencia a otros centros hospitalarios del país.

Para hacer más atractiva la propuesta y así generar una generosidad mayor de los invitados, la comida fue un blend gastronómico a cargo del chef argentino Martín Rebaudino –del restaurante Roux– y de Martín Pitaluga, de La Huella, el ya tradicional restaurante de José Ignacio.

Entre los invitados estuvieron además del mencionado Alejandro Macfarlane, quien fue anfitrión junto al embajador urguayo, el banquero Jorge Brito, Mauricio Macri y su primo Angelo Calcaterra, Miguel Sulichin, Carlos Giovanelli, Federico Bonomi, Damián Pozzoli, Diego Pino, Alejandro Gravier, entre otros.

Al día siguiente de esta comida, Fundación Hospital de  Clínicas recibió una nueva donación que fue lo que se recaudó en la edición 2024 del Prix Baron B. Ambos montos sumados a las donaciones realizadas previas y durante el evento de la mencionada empresa serán destinados para la reconstrucción de la sala de internación posquirúrgica del Hospital de Clínicas.