Cinco íconos de los noventa en la serie de Guillermo Coppola
Más allá del relato sobre el manager de Diego Maradona, la serie de Star+ se lleva una mención aparte al lograr "Los dorados noventa", una época de la que se puede decir cualquier cosa menos que fue aburrida.
Los boliches de la Costanera: Pachá, Caix y El Cielo. Parada obligada para la juventud de los noventa. En la puerta seleccionaban a quienes eran "aptos" para entrar por su look y en la serie “Coppola, el represente” se ve a un muchacho que noche tras noche quiere entrar y no lo logra.
La serie de Coppola es la más divertida de los últimos tiempos
Prendas Versace: Camisas y la línea completa, pero esa era la prenda icónica. También zapatos tipo escarpines bordados que aparecen en la serie, cintos... el perfume Red Jeans que fue junto a otros muchos el primero de los importados y que usaban las adolescentes como inicio al mundo de los aromas con etiqueta de la aduana. La paridad con el dólar los hacía mucho más accesibles y también era un producto que se traía por docenas en los viajes al exterior.
El Movicom: fue la época en la que apareció en el país la telefonía celular. Arrancando con "el ladrillo" para ir hacia modelos más versátiles como "el sapito" que era el modelo que tenía una suerte de tapita como altavoz y se cerraba sobre el teclado. En un momento era un signo inequívoco de "pertenecer" y el que llegaba a un restaurante lo ponía en medio de la mesa, cual florero. Claro, no había mucha alternativa por su tamaño, ya que no era algo que se pudiera llevar en el bolsillo. El nombre "Movicom" se debe a la primera marca que prestó el servicio y que hoy no existe.
El champagne: las burbujas corrían como el agua. Pommery, Chandon, el que fuera. Siempre había un balde en todo boliche que se precie. Era otro el valor y otro el poder adquisitivo. El uno a uno entre el peso y el dólar permitía darse otro tipo de caprichos a nivel etílico. Un hit era el vino Liebfraumilch cuya llamativa botella azul contenía un elixir blanco y dulce. Lo mismo el lemoncello italiano, se hizo popular en la sobremesa de los noventa.
Menem Junior, Daniel Scioli y Karina Rabolini: eran del grupo infaltable en El Cielo, el boliche de Poli Armentano. Ese VIP era el lugar al que todos querían llegar. Carlitos, hijo del presidente, con toda su juventud y su perfil de deportista. Novio de María Vázquez, adonde fuera rompía corazones. La pareja del momento era Scioli-Rabolini. Hijo de una adinerada familia de origen italiano, dueños de Casa Scioli, y motonauta; se codeaba con la realeza europea. Amigo de Stefano Casiragiu esposo de Carolina de Mónaco que murió justamente en una lancha y también conocido del por entonces, príncipe Carlos. Karina tapa de revistas e ícono de belleza por esos días: pelazo rubio, siempre bronceada y con un cuerpo escultural.
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