Presupuesto, sesiones extraordinarias y la presidencia de Martín Menem: cómo cierra el primer año legislativo de Javier Milei
Con minoría parlamentaria, Milei logró modificar más de 100 leyes vigentes y avanzar con su programa de ajuste fiscal. Sin embargo, las tensiones con sus aliados y la oposición persisten con eje en el presupuesto 2025 y proyectos como Ficha Limpia y la reforma electoral.
Cuando Javier Milei asumió la Presidencia de la Nación hace un año, con un discurso de espaldas al Congreso, había, a grandes rasgos, dos análisis de lo que ocurriría con su gestión y la relación con el parlamento. Desde un ángulo más “negacionista”, por decirlo de alguna manera, se escuchaban frases como “Milei no va a poder hacer lo que dice”, y “el Congreso va a ponerle un freno”. Por otra parte, aquellos más impresionados por el fenómeno Milei decían que pasaría “por encima de las instituciones” e incluso que “gobernaría sin el Congreso”. Ninguna de estas dos cosas ocurrió.
La Libertad Avanza ha marcado un rumbo de ajuste y reformas del régimen político bastante radicales, con grandes recortes a sectores sensibles como los jubilados, las universidades y los movimientos sociales. También tensionó la división de poderes al límite, sosteniendo medidas antipopulares con apenas un tercio de los votos. A pesar de que hubo grandes movilizaciones y protestas, como las marchas federales educativas, no provocó al momento un estallido social.
El proyecto mileísta, apoyado en el triunfo electoral, ha logrado que todo el régimen republicano se mueva, adaptándose de una u otra forma, a su orientación. Y logró esto sin cuidar los usos, costumbres y modales de la tradición parlamentaria: Trató a los diputados de “ratas”, “casta”, y “degenerados fiscales”, y aun así, pudo legislar. Hasta sectores del ala dura kirchnerista, como Máximo Kirchner, no estuvieron dispuestos a sacar los pies del plato. Recordemos cuando, en un discurso a los propios, explicó que “el veto era una facultad presidencial” frente a la que “no había que quejarse”.
También es verdad que el equipo de Gobierno ha sabido dotarse de personalidades que emplearon los artes clásicos de la negociación política, como Guillermo Francos y Martín Menem. Hasta Victoria Villarruel, hoy devenida en “enemigo interno”, movió la rueda cuando desempató para la aprobación final de la Ley Bases.
Con minoría en ambas cámaras y sin gobernadores e intendentes propios, sería incompleto tomar como balance que “solamente se aprobaron 9 leyes”. La Ley Bases, el paquete fiscal, y el bloqueo a los vetos y DNUs presidenciales modificaron de conjunto más de 100 leyes vigentes, algo no menor para la escasa representación legislativa del oficialismo.
Llegando a la última semana de sesiones ordinarias, Milei luce con un liderazgo consolidado en su imagen positiva y ha demostrado ser más pragmático que ideológico en aspectos claves para hacer avanzar su programa. Sin embargo, asoman desafíos no tan sencillos: las tensiones con sus aliados del PRO por la caída del proyecto de Ficha Limpia, las tentativas de una reforma electoral, el limbo del presupuesto 2025, la renovación de la Corte Suprema y la reelección de Martín Menem al frente de la Cámara de Diputados.
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La Ficha Limpia empantanada y las tensiones con el PRO
Las quejas del ala dura del PRO frente a la falta de quórum para tratar el proyecto de ficha limpia recuerdan un poco a las quejas de Rodrigo de Loredo previo a levantar la mano para apoyar la Ley Bases. Milei sabe que la ubicación de su fuerza hegemoniza el espacio político antiperonista y que el eje hoy pasa por él y no por el macrismo, que lo acusa de “inconsecuencia” en su pelea contra la casta.
Algunos hasta dicen que existe un pacto secreto entre LLA y el kirchnerismo. No hace falta que haya habido comunicación directa o reuniones conspirativas. Es un hecho que la polarización beneficia tanto al kirchnerismo como a La Libertad Avanza. Cristina Kirchner cuenta con un núcleo duro de 30%, pero enfrenta un rechazo cercano al 50% de la población. Por otra parte, un avance contra su candidatura podría dotar al peronismo de una épica revitalizadora como ocurrió con Lula en Brasil.
Para el PRO, el desplante con la ley de “ficha limpia” representa un peligro concreto: quedar completamente desdibujados políticamente ante La Libertad Avanza. “¿Queremos o no queremos un país sin corrupción?”, tuiteó el expresidente Mauricio Macri cuando se frustró la sesión. Milei afirma que está preparando un proyecto de “ficha más limpia”, que no permita la proscripción por motivos políticos y evite la persecución judicial. Pero parece más una justificación que una iniciativa real. Es llamativo que, en esta discusión, los pragmáticos son los libertarios y los “dogmáticos”, los del PRO.
La renovación de Martín Menem al frente de Diputados
La sesión preparatoria, programada para el miércoles 4 de diciembre y última del calendario estándar, será clave para la reelección de Martín Menem como presidente de la Cámara de Diputados. Todo indica que contará con respaldo para conseguirlo. La vicepresidencia quedaría en manos de Cecilia Moreau (UxP), Julio Cobos (UCR) y Silvia Lospennato (PRO). Sin embargo, el bloque del PRO plantea reorganizar los cargos de vicepresidencia, proponiendo a Cristian Ritondo para la segunda vicepresidencia y relegando a los radicales a la tercera posición. Unión por la Patria sostiene, como criterio, que los cargos de sucesión presidencial deben permanecer bajo control del oficialismo, por lo que no parece haber obstáculos mayores a su reelección.
Menem prepara un informe de gestión de 400 páginas donde detallará la labor parlamentaria del oficialismo en el contexto del plan de ajuste y las reformas gubernamentales. El dirigente, además, ha estado a la cabeza de distintos eventos constructivos para el partido oficialista junto a Karina Milei, figura central en la articulación del poder. Actividad con los ojos claramente puestos en las elecciones del año que viene.
La agenda pendiente: reforma electoral, presupuesto y Corte Suprema de Justicia
En cuanto a la agenda legislativa pendiente, existe la expectativa de que el oficialismo convoque a sesiones extraordinarias para tratar varios de los temas que quedaron en el tintero.
Una de las propuestas estructurales es la reforma electoral, que incluye la eliminación de las PASO y que podría ser moneda de cambio en las negociaciones entre el oficialismo y el peronismo, junto con la incorporación de Ariel Lijo a la Corte Suprema de Justicia (algo que podría ocurrir si el oficialismo cede a Manuel García-Mansilla, el segundo candidato que acompaña a Lijo, y es reemplazado por una mujer, que podría ser María de los Ángeles Sacnun, una exsenadora de La Cámpora. La negociación podría postergarse, ya que el Gobierno analiza la posibilidad de designar a Lijo y García Mansilla por decreto y en comisión, por el período de un año, período tras el cual deberían ser ratificados en el Senado.
El proyecto de reforma electoral oficialista elimina el financiamiento estatal a los partidos políticos, los espacios publicitarios gratuitos y saca los topes a los aportes privados, además de multiplicar las exigencias en cantidad de afiliados y legalidades provinciales para poder presentar candidatos a cargos nacionales. Las voces más enérgicas contra este proyecto se han levantado desde la izquierda. "Borrar a la mayoría de las expresiones políticas", sostuvo Myriam Bregman, mientras que Gabriel Solano afirmó que “busca proscribir a la izquierda y privatizar las elecciones”.
En paralelo, los gobernadores presionan para incluir la ley de Presupuesto en la agenda extraordinaria. Sin embargo, las negociaciones avanzan de manera fragmentada, con reuniones individuales entre los mandatarios provinciales y funcionarios como Guillermo Francos, jefe de Gabinete, y otros asesores presidenciales. Para el oficialismo, volver a prorrogar el presupuesto representa un poder de discrecionalidad que, sostienen, garantiza la defensa del ajuste fiscal. Los gobernadores, por su parte, quieren garantías de fondos necesarios para asumir obras provinciales y gastos ordinarios de funcionamiento sin quedar sujetos a una permanente negociación con el Ejecutivo nacional.
Otro tema candente es la privatización de Aerolíneas Argentinas, que mantiene en vilo a los gremios aeronáuticos. Mediante distintos decretos, el Ejecutivo ha venido avanzando con una política de “cielos abiertos” en detrimento de la aerolínea estatal, y ha habido despidos en el sector. La discusión de Aerolíneas en extraordinarias podría reavivar los conflictos sindicales durante el verano, un frente que el Gobierno parece tener controlado, pero esto es Argentina. Nunca se sabe.
FM/fl