MaMá: la nueva generación de la lapicera electoral
Con pasados y acaso futuros distintos, Marcos Peña y Máximo Kirchner tienen un presente similar.
Los dos tienen 42 años. El poder que acumularon no es propio, sino delegado de sus mentores. Parecía que las movidas maestras de ajedrez electoral de los líderes los dejaban mal parados. Pero el cierre de las listas los volvió a erigir como protagonistas, al hacer valer sus lapiceras de oro a la hora de definir candidaturas.
Con pasados y acaso futuros distintos, Marcos Peña y Máximo Kirchner tienen este presente similar, marcado por sus presencias claves en la confección de las listas del oficialismo y la oposición. También la casualidad de que coincidan las primeras dos letras de sus nombres.
Marcos había vuelto a ser apuntado por la variedad de adversarios que acumula en Cambiemos, más allá de cómo se llame ahora esta suerte de franquicia. Al menos así se instaló en el sector político del Gobierno cuando Mauricio Macri sumó a Miguel Angel Pichetto a la fórmula presidencial.
En un intento de contrarrestar esa percepción de que se acababa su “nueva política” por el arribo de Pichetto, Marcos esparció que él propició ese aterrizaje. El almuerzo de bienvenida que le regalaron al senador los “liberados” peronistas del PRO, con sobreactuada aclaración de que Peña estaba al tanto del evento, reflejaron el aparente aislamiento del jefe de Gabinete.
Poco después, en pleno cierre de las listas, Marcos se tomó revancha. Negoció duramente con Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal cada candidatura metropolitana. Resultó, curiosamente, que quedaron menos lugares de los que se creía para las recomendaciones de Pichetto, Emilio Monzó y Rogelio Frigerio, tal como contó en PERFIL Ezequiel Spillman.
Casi gemelos. Con Máximo ocurrió algo parecido. La designación de Alberto Fernández al frente de la postulación para presidente y el regreso de Sergio Massa propiciaron interpretaciones de algún tipo de cesión de espacios internos del hijo de Cristina y Néstor.
En la intimidad política, sin embargo, era otro el cantar. “De eso tenés que hablar con Máximo”, repetía Alberto F a los centenares de llamados y consultas por las listas con los que lo atosigaron, según reveló Rosario Ayerdi en PERFIL.
En ese tejido electoral, Máximo se esmeró en preservar a su tropa de La Cámpora, que incluye la llegada al Senado de Mariano Recalde y la alta competitividad de Axel Kicillof en la pelea por la gobernación bonaerense ante Vidal, la dirigente con mejor imagen del país.
Aunque Máximo conseguirá renovar su banca de diputado y Marcos no irá por un cargo electivo, con matices ambos atan su destino inmediato a los resultados de octubre. O noviembre.
Convendría igual, como ya han vuelto a demostrar, no darlos por vencidos. Pase lo que pase.