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El desembarco de Sturzenegger en un ministerio “atrapa todo” genera más incertidumbre

Autor intelectual de las reformas económicas, tendrá un ministerio con 97 funciones. Aunque aseguran que tendrá pocos nombramientos, la posibilidad de intervenir en casi todas las áreas sigue abriendo dudas. El encuentro de la mesa chica para terminar de definir su llegada en el que participó el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, con quien mantiene diferencias. El desafío de Federico Sturzenegger en la gestión cuando la negociación y el consenso no son armas que utilice de manera habitual. Sus proyectos deben ser negociados por el ala política que deberá mediar con los dirigentes de la oposición.

Llegada. Con la presentación de la Ley Bases, Federico Sturzenegger demostró que está dispuesto a ir a fondo. Pero otros tuvieron que negociar y bajar las expectativas. Foto: cedoc

El desembarco de Federico Sturzenegger en el gabinete de Javier Milei genera en el Gobierno incertidumbre al por mayor. No solo porque tendrá entre manos funciones de otros ministerios sino porque además estará obligado a aceitar vínculos con dirigentes libertarios de peso y negociar, una palabra que no entra en su vocabulario.

El ingreso del ex titular del BCRA se demoró más de lo previsto y se terminó de definir recién en la última semana. De acuerdo a lo que supo PERFIL, existió un cónclave de relevancia en el cual participaron el flamante ministro, Karina Milei, la secretaria general de la presidencia; Santiago

Caputo, el asesor más relevante del Presidente, Guillermo Francos, jefe de Gabinete, y Luis “Toto” Caputo, el hombre que conduce Economía.

En ese encuentro, que se realizó a mitad de esta semana, se definieron qué áreas iban a formar parte del ministerio de Desregulación y Transformación del Estado. “Existió consenso”, dice una voz de peso de La Libertad Avanza para graficar el tono del encuentro. Por caso, en esa conversación se determinó, por pedido de Francos, que la subsecretaría de Innovación Ciencia y Tecnología quede en la órbita de jefatura.

Y que la Subsecretaría de Transformación y reforma del Estado, la Secretaría de Simplificación del Estado; y la Subsecretaría de Desarrollo y Modernización del Empleo Público, quedaban en manos del ex diputado nacional del PRO, con dos secretarías en su flamante cartera. En las últimas horas, desde Balcarce 50 se apresuraron en aclarar que el ministerio “es chico” y que no significa un gasto oneroso para un Estado que apuestan a achicar hasta dejarlo a la mínima expresión.

Otro punto de la conversación estuvo dedicado a pactar una tregua con el dirigente que está a cargo del Palacio de Hacienda. Entre Sturzenegger y Caputo nunca existió sintonía, desde los tiempos que compartieron la gestión de Mauricio Macri y más allá de algunos esfuerzos que realizaron ambos en los primeros meses del año, en los cuales compartieron reuniones de trabajo para trazar el recorrido del ajuste libertario.

Luis Caputo. Foto: NA

La relación se eclipsó totalmente en abril, cuando el Gobierno, por una decisión de “Toto” Caputo, decidió dar una marcha atrás con los aumentos de las cuotas de medicina prepaga. Sin consultar a nadie del oficialismo, el nuevo ministro dijo sin tapujos que los aumentos de las compañías eran los correctos. Dicen en LLA que Caputo todavía no se lo perdona y que resistió hasta donde pudo la llegada de Sturzenegger.

No fue el único funcionario libertario que expresó reparos por los futuros movimientos libertarios: otros, con muchas reservas, expresaron dudas por la cantidad de áreas de influencia del asesor del Jefe de Estado y el padre del DNU 70/2023. En total, como quedó establecido en el decreto que oficializó su designación, el economista contará con 97 funciones que hoy son propias de ministerios como Salud, Defensa, Economía (chocaría nuevamente con Caputo) y de secretarías, como Empleo y Energía, que hoy son conducidas por Julio Cordero, que reporta a Sandra Pettovello y a Santiago Caputo, y Eduardo Chirillo, quien mantiene un sólido vínculo con “Toto” Caputo, respectivamente.

Un punto clave: contará con potestad sobre el empleo público. Hasta el momento, el Gobierno recorta personal de a tandas y cada tres meses pero Sturzenegger no es partidario del gradualismo. Lo dijo abiertamente en una exposición que brindó en el Rotary Club, con una frase que generó ruido en el oficialismo: “El ajuste no es doloroso, es un mito”. Justo en momentos en los que el Presidente hacía hincapié en que sabía del sufrimiento de la sociedad ante el plan motosierra.

Sandra Pettovello. Foto: AFP

Ante la consulta de este medio, en la Casa Rosada reconocieron que la cantidad de resortes en las manos del economista “fue un tema” a resolver entre los altos mandos del Ejecutivo y que por eso se demoró tanto su llegada a la gestión libertaria. Pero siguen subrayando el consenso que se dio entre las partes para que el desenlace “sea positivo”.

“Hubo acuerdo entre todos, Federico ya estuvo en contacto y va a funcionar bien”, dicen de manera optimista cerca del Presidente. También, una voz de peso en el ecosistema de LLA apunta que tendrá “libertad total” para designar a su elenco de trabajo y que se desempeñará “como un ministro más”.

“Reportará al jefe de Gabinete y al Presidente, como cualquiera, no tendrá un trato privilegiado por la relación que mantiene con el jefe de Estado”, anticipan. No obstante, quienes conocen a Sturzenegger saben que la negociación y el consenso no son armas que utilice de manera habitual y que tranquilamente podría confrontar con su estilo directo y llano. Y con su nuevo ministerio estará obligado a entrar en charlas permanentes con sus pares para ejercer gestión, uno de los déficits de la administración Milei. De hecho, “Toto” Caputo puede dar fe de lo que significa entrar en una contienda con su ahora compañero de elenco.

“Federico no sabe lo que es negociar, no tiene muñeca política”, agrega una persona que trabajó con él.  A su vez, como señalan en la secretaría de Trabajo, dicen mostró su disgusto ante ciertos acercamientos que se realizaron en torno a los sindicatos, diálogos que incluían acuerdos por paritarias y posibilidades de avanzar en cambios laborales. “Es un fundamentalista del no”, ilustran en el área.