Entrevista

Diego Santilli: "Mauricio Macri no llegó al poder desde la derecha"

Dice que llegó la hora de que quienes antes estaban en "las inferiores" de JxC jueguen "en primera". Cree que su coalición debe afirmarse lejos de los extremos como forma de identidad. Ve a los moderados del oficialismo muy kirchnerizados. Para él, fue "espantoso" poner bolsas simulando cadáveres en Plaza de Mayo. Y no descarta que se sumen progresistas como Stolbizer o libertarios como Milei o Espert.

Entrevista de Jorge Fontevecchia a Diego Santilli Foto: NESTOR GRASSI

—¿Empieza el año electoral y nuevamente emerge la polarización?

—Lo estamos viendo. Cristina se puso en el centro de la escena. Hasta Vicentin, Alberto, el presidente, estableció una relación de construir con todos los gobernadores de diferentes partidos políticos. Un ejemplo eran las conferencias de prensa tripartitas. Hablaba de un país que intentaba poner a todos los dirigentes dentro, que intentaba resolver sus problemas estructurales. Ese era el perfil. Promediando el año pasado comenzó a ocupar la escena la vicepresidenta. Comenzó en este año electoral ya mucho más fuerte con el avance sobre la Justicia. La presentación ante la Asamblea del 1º de marzo de todos los años marcó que le habló a un sector, el propio. Como si unificar su sector significara avanzar sobre la Justicia, uno de los poderes de la república. Se está agrietando la situación.

—Luego de la inauguración de las sesiones ordinarias de la Legislatura de Buenos Aires, escribiste en tu cuenta de Twitter: “La grieta es un negocio de la política”. ¿En qué sentido es un negocio?

—En el de que da rédito en lo electoral en el año electoral, pero que después no sirve para resolver los problemas de fondo.

—Lo que decía Barack Obama: es fácil ganar las elecciones polarizando y muy difícil gobernar.

—Es fácil ganar una elección discutiendo y fanatizando posiciones para ver quién tiene más adeptos. Pero para gobernar hay que sacar leyes, transformar. Nuestro país tiene problemas estructurales de décadas. Necesitás consensos. Y es mucho más difícil sin lograr consensos previos.

FERNÁN QUIRÓS. “Lo conocimos hace cinco años y medio. Cuando vino fue viceministro en nuestra primera gestión. Trazó un plan integral para la Ciudad de Buenos Aires”. (Foto: Néstor Grassi)

—¿El discurso de Alberto puede ser una respuesta al Vacunagate?

—Lo de las vacunas fue grave. No nos debe pasar, hay alguien que está esperando por esa vacuna. Un adulto mayor, alguien que trabaja en el sector de la salud. Me refiero al médico o la enfermera o los trabajadores de higiene, administración de un hospital. Si esa cadena no está vacunada se puede seguir contagiando. Si fue para tapar una situación es malo igual. Necesitamos presidentes, no solo el actual, que miren más allá de sus elecciones. Que puedan superar un período electoral de medio término o su reelección. Que sean estadistas. Que puedan juntar a los diferentes sectores para resolver nuestros temas de la cotidianidad. Para la gente son muy lejanas muchas de las cosas que se dicen.

“Me gustaría que Horacio Rodríguez Larreta fuera candidato a presidente.”

—¿Qué pensaste cuando viste las bolsas que simulaban contener cadáveres en las protestas en contra del Vacunagate?

—Lo dije el mismo día: me pareció espantoso. Respetamos todas las manifestaciones. El 90% de las manifestaciones nada tiene que ver con la cotidianidad de esta ciudad. Una cosa es el respeto a manifestarse de la sociedad y otra cosa es ese tipo de manifestaciones que le hacen mucho daño a la Argentina.

—¿Te pasó lo mismo al leer el tuit de Sandra Pitta: “Van a juzgar al gobierno de Cambiemos. Hay que pisarlos cuando volvamos”?

—Son expresiones que no ayudan. Yo soy muy respetuoso de lo que se dice. Nosotros pensamos distinto que el Presidente, que la vicepresidenta. Tenemos una visión bastante opuesta, pero eso no quita el respeto, que uno debe vencer a su oponente con ideas, con propuestas. No es un enemigo. Es un adversario al que hay que ganarle con ideas.

—En tu cuenta de Twitter destacaste un encuentro con Dipy, su participación del Top Race de automovilismo. ¿Qué rol ocupa en la construcción de subjetividad desde Juntos por el Cambio?

—Acompaño mucho al automovilismo. Primero, por mi origen. Me enseñaron a manejar de chiquito dos personas: mi mamá y Jorge Recalde. Recalde, el campeón de rally histórico. Cuando iba a Mina Clavero, me decía: “Vení, Crema, vamos a manejar”.

—¿Por qué crema?

—Por chantilly (N. de la R.: la similitud con el apellido Santilli). Me enseñó a manejar. Con él compartí una etapa hermosa de mi adolescencia. La vida pasa por esos lugares. Tiene que ver con cómo uno construye lo que uno anhela. No con las agresiones cruzadas. Un sábado fui con mi hijo al Top Race. Corre karting hace cuatro años y es algo en lo que está metiéndose. Es como ir ascendiendo en su carrera. Era la final del Top Race, dos semanas antes había sido la final del Súper TC y fuimos. Ganó las dos Matías Rossi. Ahí me lo encontré. Lo saludé, le pregunté cómo era meterse y me contó todo. Me hizo sentar en el auto, me contó la historia. Fue acompañar a mi hijo en el poco rato libre que tengo. En mi Twitter destaco esto. Estoy orgulloso de haber construido una familia ensamblada. Eso es tiempo también. Todos los días, de seis y media de la mañana a nueve de la noche ininterrumpidamente se lo dedicamos a nuestro trabajo porque nos apasiona, nos gusta. Pero la familia tiene su tiempo.

—No es que compartas su discurso.

—Me lo crucé y lo saludé.

—También escribiste en Twitter: “Gran laburo de Fernán Quiros. Compromiso, entrega, profesionalismo y mucho más. Es todo lo que hiciste y seguís haciendo. Quiero agradecerte por todo tu trabajo y por nunca bajar los brazos en los momentos más duros”. Sin embargo, en los últimos días Patricia Bullrich fue crítica del tema de vacunas de Ciudad. ¿Hay un tironeo ahí?

—Escribí eso de Fernán primero porque lo valoro, lo respeto y admiro el trabajo que él hace todos los días. A Fernán lo conocimos hace cinco años y medio. Cuando vino fue viceministro en nuestra primera gestión. Trazó un plan integral para la Ciudad de Buenos Aires.

—¿Cómo llega a viceministro? ¿Cómo lo conocieron?

—Estaba en el Hospital Italiano. Néstor Grindetti, el intendente de Lanús, nos dijo que es un tipo inteligentísimo. Ya se había acercado antes del primer período nuestro con Horacio. Pero ahí asumió el cargo y nos trazó una estrategia sanitaria para la Ciudad de Buenos Aires. Incluía la atención primaria, la historia clínica electrónica para todas las personas que se atienden. Como en el sector privado. Funcionó y fue exitosa. Asumió como ministro en el segundo período y le tocó la pandemia. No viene del ejercicio de la política, sino del ejercicio de la salud. Es un sanitarista de lujo extraordinario. Cuando surgió el vacunatorio vip, se quiso entremezclar la política. Me pareció importante respaldarlo. Todo el tiempo explica lo que hace, por qué y cómo. Da varias conferencias por semana, explica cada una de las situaciones. Estuvo todo el tiempo poniéndole el cuerpo.

—¿Hubo un deseo de utilizar el Vacunagate políticamente por el ala más dura de Juntos por el Cambio?

—Lo que sentí es que cuando no se podía explicar eso en el orden nacional, intentaban poner en el orden de la Ciudad algo que no había sucedido.

—¿La llamada privatización de las vacunas?

—Exactamente. Sentí la necesidad de acompañarlo, de estar con él.

—En esta misma serie de reportajes, Gustavo Posse, el intendente de San Isidro, dijo que “la actitud del radicalismo durante el gobierno de Cambiemos había sido servil”. ¿Cómo actuó el radicalismo durante el gobierno de Mauricio Macri?

—Tuvo una actitud muy responsable. Previo al gobierno de Mauricio Macri, la democracia volvió a recuperar el bipartidismo en la Argentina. Lo hizo a modo de coalición. Está la Coalición Cívica de Lilita Carrió. En eso tuvo un rol central Ernesto Sanz, con todo el radicalismo del país y el PRO, liderado por Mauricio Macri. Se arma un bipartidismo y empieza a haber una alternancia política. Con partidos que deben tener más fuerza, crecer más, ser más sustentables y sostenibles. Tuvo un rol muy responsable. A la coalición sí le costó consolidar los temas estructurales que necesitábamos reformar. Ahí es donde hubo debate, que sigue. En todas las coaliciones del mundo lo hay.

—¿Cómo será su rol en el futuro?

—Hay que fortalecer más aún la coalición. Se necesita una alta representatividad en el Poder Ejecutivo, el Legislativo.

—¿Tendría que haber un peso específico más equivalente entre el PRO y el radicalismo?

—Tenemos que fortalecer eso. La presencia de toda la coalición.

—¿Cómo ves el futuro de Martín Lousteau?

—Es muy importante. Martín es parte de una generación que viene trabajando con nosotros en la Ciudad de Buenos Aires. Es parte de nuestro gobierno.

—¿Será jefe de Gobierno por Juntos por el Cambio?

—No hay que adelantar ninguna candidatura. Lo que sí siento es que junto con Lilita, Martín, Horacio, María Eugenia y un montón de dirigentes más, formamos parte de una generación.

“Los extremos no nos condujeron a ningún lugar.”

—Se dice que vos pasarías a la Provincia y María Eugenia Vidal a la Ciudad.

—¡Se dicen tantas cosas!

—¿Es verosímil?

—Lo único real es que yo ya no puedo ser jefe de Gobierno. Eso es verdad. Cuando Horacio me pidió que volviera a acompañarlo, yo sabía que sepultaba una de las aspiraciones que tenía después de un aprendizaje de muchos años. De llevar una gestión como la que llevamos.

 

—Podrías ser jefe de Gobierno en 2027.

—Los años pasan y les pegan a todos. Pero todo siempre está abierto.

—¿Descartás que tu carrera siga en la Provincia?

—No descarto las cosas per se. Las cosas pueden ser posibles. En este momento desde la oposición tenemos que aportar para construir esa alternativa que nos permita volver en 2023.

—Primero está 2021. ¿Vidal aportaría más en la Ciudad o en la Provincia?

—Vidal es una jugadora todoterreno. Puede jugar bien en la Provincia, en la Ciudad o en la Nación. Vidal es parte de un proyecto importante que lidera Horacio. En 2021 tenemos que tener los mejores candidatos para sumar bancas.

—¿La ves en la Provincia?

—Lo tiene que decir ella. Sí digo que nosotros tenemos que jugar los mejores candidatos en todos los distritos para seguir sumando bancas para sostener nuestro proyecto de alternativa para 2023.

—Miguel Ángel Pichetto lanza el Peronismo Republicano. Vos venís de esa identidad política. ¿El peronismo puede ser la cuarta pata de JxC?

—Sí. Cuando empezamos el proyecto en la Ciudad de Buenos Aires en 2003 éramos Compromiso para el Cambio. La primera lista que compitió fue Compromiso para el Cambio y el PJ. Ganamos la primera vuelta; en la segunda no alcanzó el 50% +1. Desde ese momento hasta la fecha crecimos y crecimos. Crecimos con Confianza Pública, Coalición Cívica, el radicalismo, el socialismo de Roy Cortina. Todo eso nos hizo ampliar nuestra base de sustentación. Es muy bueno lo que está haciendo Miguel Ángel Pichetto. Hay muchos peronistas que se pueden sumar desde el respeto a nuestra identidad como coalición primogénita del PRO.

—El PRO comenzó en una alianza con el peronismo. Podríamos decir lo mismo de las elecciones provinciales con Francisco de Narváez y Felipe Solá. Después hicieron alianza con Massa en otras elecciones de medio término.

—Así es...

—¿Sería bueno incorporar también a los libertarios?

—Por supuesto. Tenemos que estar en todo el frente del centro. Tengo una visión muy de centro. Es como extender las alas de un avión y construir una alternativa de gobierno que construye una mayoría posible.

“Lo mejor de nosotros se vio en los primeros ocho años nuestros en la Ciudad.”

—¿José Luis Espert y Javier Milei pueden canibalizar parte el electorado de Juntos por el Cambio?

—Están haciendo su experiencia. Es válido que tengan su camino. La gente lo dirá. Los votos no son de los dirigentes, son de la gente.

—¿Pero no te molestaría que se sumaran a Juntos por el Cambio en un futuro?

—Creemos en seguir sumando. Hay que sentarse y ver nuestras posiciones.

—¿Te sentirías más cómodo si Juntos por el Cambio incorporara a Margarita Stolbizer o a Facundo Manes?

—No sé si me sentiría más cómodo. Tenemos horas dialogadas con Manes. Lo mismo con Margarita. Con diferentes sectores tenemos muchas horas. Tenemos que sentarnos con los otros sectores. Es bueno que los libertarios quieran hacer su experiencia en la elección de medio término. Nunca hay que cerrar las puertas. Siempre se puede tener alguna buena idea. Lo que no me gustan son los extremos refractarios. Nos llevan a situaciones antidemocráticas.

—¿Espert podría estar en esa posición?

—No. No me gusta lo de las bolsas en las marchas. Esas expresiones no hacen bien. No podemos sostenerlas en un país que tiene que salir.

—¿Qué es ideológicamente Juntos por el Cambio? En una entrevista como esta, Juan José Sebreli dijo que Mauricio Macri era un liberal de izquierda. Vos marcabas que incluye a progresistas como Margarita Stolbizer, la alianza con el socialismo de Santa Fe. Incluso los libertarios. Cuando comenzó Macri su carrera, tenía a Ricardo López Murphy de aliado. ¿Cuál es la diferencia con el peronismo?

—Es una coalición de centro que tiene una visión de futuro de la Argentina, que deja de mirar el pasado.

—¿En qué se diferencia de la otra? ¿Hay una diferencia estética? Así como en el peronismo estuvieron Carlos Menem y Néstor Kirchner, ¿ustedes pueden tener un progresista y un libertario?

—Podemos tener visiones y pensamientos más de derecha y visiones y pensamiento de centro. Es una coalición de centro. Hay que ver cuál es la visión hacia adelante.

REELECCIÓN. “Cuando Horacio me pidió que volviera a acompañarlo, yo sabía que sepultaba una de las aspiraciones que tenía después de un aprendizaje de muchos años”. (Foto: Néstor Grassi)

—Stolbizer y el Partido Socialista podrían considerarse de centroizquierda.

—También la Coalición Cívica, el ARI. El radicalismo tiene también sus alas más progresistas.

—Juntos por el Cambio tiene una diversidad que va de la centroizquierda a la derecha, mientras que el peronismo tiene una diversidad más amplia, puede ir de la extrema izquierda a la extrema derecha. ¿Es correcto?

—Juan Perón decía que peronistas son todos. Los de derecha y los de izquierda. Yo noto una diferencia. Los extremos no nos condujeron a ningún lugar.

—¿Estar lejos de los extremos sería la gran diferencia?

—Tratamos de conducir por ese camino.

—¿Vos cómo te definirías ideológicamente?

—En el centro.

—¿Y Horacio Rodriguez Larreta?

—En el centro.

—¿María Eugenia Vidal también?

—Por supuesto.

—¿Mauricio Macri y Patricia Bullrich están más a la derecha?

—Mauricio Macri es el que inició todo el proceso hace muchos años. Tiene una visión clara y llega al poder desde el centro. No llega al poder desde la derecha.

—¿El verdadero Macri está a la derecha tuya, de Horacio y de Vidal?

—No. No está más a la derecha. En algunas cuestiones hay una posición más firme que en otras, pero no está más a la derecha. Sigue siendo el hombre que despliega las dos alas.

—Cuando el Frente de Todos se constituyó y ganó las elecciones tenía un eslogan que era “Volver mejores”. ¿Qué sería “volver mejores” para Juntos por el Cambio?

—Sostener lo que hicimos bien, que es la integración del país al mundo, fortalecer las economías regionales y el federalismo.

—¿En qué habría que mejorar?

—En lo que no pudo ningún presidente de la historia joven de nuestro país: resolver los problemas estructurales económicos. Nos pasamos por el dólar futuro, la inflación, el valor de tipo de cambio. No terminamos de entender cuáles son los problemas, cómo ahorramos los argentinos. Ahorramos en dólares, esa es la primera problemática. Tenemos que producir y exportar más para generar divisas. Hay que generar trabajo

—¿Estudias economía como Horacio?

—Sí.

—¿También con Pablo Gerchunoff?

—También. Sigo al líder.

—Tu señora está con coronavirus. Ustedes mantuvieron cierto distanciamiento. Te hiciste hisopados y seguiste con tu vida normal. Paralelamente, Horacio Rodríguez Larreta vino de un viaje, también se hizo hisopado y no tiene coronavirus. Pero está en aislamiento preventivo. ¿Cómo se explica esa situación?

—Tiene que ver con el distanciamiento. Si tuviste distanciamiento y no tuviste contacto estrecho, no tenés que hacer la cuarentena. La hija de Analía (N. de la R.: Maiorana) se contagió el fin de semana largo de carnavales. Volvió y no la vi. Analía tampoco. Aun así ese mismo día nos distanciamos porque se sentía mal. Después la hisoparon y dio positivo.

—¿Se sintió mal la hija?

—Sí. Y pasaron once días. El día que dieron de alta a la hija, la semana pasada, Analía se sintió mal. Veníamos distanciados y seguimos distanciados. Hicimos lo que indica el protocolo: uno tiene que dormir en un cuarto y estar aislado del otro. Mantener las distancias.

—¿Qué pasó entonces con Horacio Rodríguez Larreta?

—Hay otro decreto que tiene que ver con quienes viajaron al exterior. Nosotros interpretábamos, y seguimos interpretando, que aquella persona que fue al exterior, pero que ya tuvo covid-19 en los últimos noventa días, no tenía que hisoparse. Que no era necesario tener los siete días o diez días de cuarentena o siete del hisopado. Aun así decidimos, para evitar cualquier controversia, aplicar la norma más restrictiva.

“Lo mejor de nosotros se vio en los primeros ocho años nuestros en la Ciudad.”

—Aunque su hisopado da negativo porque ya tuvo covid-19.

—Por supuesto que va a dar negativo; pero la norma dice que tenés que tener diez días de cuarentena o siete del último hisopado; al volver del exterior se hisopan tres días antes.

—¿Hablaste con él sobre que podía ser un riesgo político irse de vacaciones a Buzios, más allá de todos los justificativos personales que pueda esgrimir?

—Hablamos a la vuelta. Tuvo un año muy especial y difícil en términos laborales. Trabajamos de sol a sol.

—También fue difícil en lo personal.

—Sí. Es un ser humano. Tiene hijos y debe acompañarlos. Cuando se iba a tomar sus semanas de vacaciones en enero, como todos, le agarró el covid-19. No pudo. La hija empezaba la facultad y se tomó unos días. Lo tomo desde el costado de persona; lo necesita. Es un tipo que no para de trabajar. Arranca media hora antes que yo, lo hace de seis de la mañana a nueve de la noche. No tenemos feriados, no tenemos sábado ni domingo. Fue un año muy duro para su familia. Para poder ser un buen dirigente tenés que ser un buen ser humano, un buen padre de familia.

—¿Su separación puede tener algún costo electoral?

—Para mí no. Es parte del ser humano. Son decisiones de familia en las que uno no se mete. Son shocks muy fuertes, son momentos difíciles. Te levantás o te vas a acostar, a veces no te podés dormir. Pensás en tu hijo y en tu familia, en qué les faltaste, en qué le falta, en dónde podés estar, en dónde no estás. Son muchas cosas. Requieren de años de psicoanálisis.

—Pasaste por esa experiencia.

—Fue muy difícil y hoy estoy orgulloso de la familia ensamblada que tengo. Estoy feliz, enamorado de mi mujer, acompañándola todo el día, mañana, tarde y noche. No estoy con ella, pero estoy en contacto todo el tiempo y valoro mucho ese minuto, esa mirada cómplice con tu hijo. El otro día me tocó, en el medio de todo el fragor de los temas, ir a buscar a mi hijo que había terminado el primer día de clases. Después se iba a fútbol, le preparé sus botines. Mirarlo y que te mire desde adentro de la cancha. Tonio tiene once años. Esa conexión cuando te mira desde la cancha le queda para el resto de su vida y te queda a vos como padre.

—¿Qué evaluación hacés del regreso a las clases en la Ciudad?

—Primero, cabe hacer un agradecimiento enorme a los docentes. Pusieron el cuerpo. Abrió un 100% de las escuelas que tenían que abrir. Concurrió un 90% de la matrícula que tenía que concurrir. Pusieron el esfuerzo el año pasado. Es dificilísimo enseñar a distancia por zoom. Siguen estando y poniendo el cuerpo. El segundo reconocimiento es a los papás y a las mamás, que sufrieron mucho. Sé que todavía falta porque es difícil: son cuatro horas, hay que ir a buscarlos. Y aún sigue el zoom, por la doble modalidad. Es difícil, pero es un comienzo y un paso. Al agradecimiento se suma la enorme satisfacción y orgullo. Ya en octubre pasado trazamos con Horacio que el 17 de febrero empezaban las clases. Trabajamos ininterrumpidamente en obras de verano. Acompañé a Soledad Acuña, la ministra de Educación, a ver las obras para readecuar las escuelas. Preparamos todo y el 17 se empezó. Cuando uno planifica, se lo propone y tiene una visión política en términos de que la educación es el único mecanismo igualador de nuestra sociedad, sucede. Me llena de orgullo.

HOMICIDIOS. “Buenos Aires es la segunda ciudad capital del continente americano con menos homicidios”. (Foto: Néstor Grassi)

—Soledad Acuña dijo: “Los docentes son cada vez más grandes de edad y eligen la carrera docente como tercera o cuarta opción luego de haber fracasado en otras carreras”. ¿Compartís la visión de ella sobre los docentes?

—Son palabras sacadas de contexto. Los docentes tienen una vocación y un trabajo enorme y maravilloso. La inmensa mayoría de los docentes. No hablo de los sindicatos, sino de quienes están al frente del aula y ponen el cuerpo.

—¿No compartís el significado de la frase así sola?

—La frase así sola no la comparto, por supuesto.

—¿Ella no piensa eso?

—No lo dijo de esa manera.

—Dijiste: “En Costa Salguero estamos desarrollando la Ciudad, creando un barrio nuevo con espacios verdes”. Pero los sectores ambientalistas se oponen.

—Pasó lo mismo en los anteriores proyectos en la Ciudad. Puerto Madero, 25 años atrás, era un lugar donde había barcos obsoletos, al que la gente no podía acceder. No había parques ni viviendas. Hoy es el barrio más nuevo de la Ciudad. Tiene 65% de espacios públicos, 35% de viviendas, vista al río, tiene accesibilidad para la sociedad. La gente puede ir a vivir, pasar un momento agradable, compartir una plaza. Vayamos a 2010. Estudié en la sede de Drago de la Universidad de Buenos Aires. Se hizo con las expropiaciones de Osvaldo Cacciatore, donde hubo casas tomadas. Fue un proyecto de la Coalición Cívica que tomamos. Hoy debe ser uno de los barrios más lindos de Buenos Aires. Hay que ir a recorrerlo. Falta todavía una parte, pero lo que va a la General Paz es un lugar hermoso, bellísimo. Es el mismo ejemplo. Es lo que nosotros venimos haciendo en la Ciudad de Buenos Aires. Son lugares a los que la sociedad no tenía acceso. Voy a ir un poquito más cerca, al Parque de la Innovación. Hicimos un trabajo en el Tiro Federal. Será un barrio de la ciudad en el que estarán las universidades, las industrias creativas, de pensamiento, del conocimiento; la Ciudad de Buenos Aires es un lugar a cuidar...

—¿Por qué los ambientalistas son tan críticos?

—¿Qué espacio de acceso libre tiene Costa Salguero a la sociedad hoy? ¿Qué vista al río tiene hoy Costa Salguero para la sociedad? Ninguno. Costa Salguero es una concesión. Tendrá tres hectáreas de desarrollo y once de espacios verdes, que hoy no tiene. Hoy cuenta con un salón de exposiciones, no espacios verdes. Es integrar el urbanismo, la ecología, los parques, el espacio verde a un lugar nuevo de la Ciudad y darle vida. Hicimos un trabajo muy fuerte por recuperar la costa. Se precisa que la Ciudad llegue para continuar con su vista al río. Ese es el objetivo. No hay otro.

—¿Qué pasó con la seguridad a partir de 2018, cuando comienza una caída del producto bruto?

—Es muy interesante esa pregunta. Cuando uno mira las crisis de la Argentina los delitos crecen. Todos. La tasa de homicidios de la que viene la Ciudad de Buenos Aires es de 7,26 cada 100 mil habitantes. Hoy está en 4,02. Es la segunda ciudad capital del continente americano con menos homicidios.

—¿La primera es?

—Quebec, Canadá. Santiago está cerca nuestro, 5,1. Uruguay no está mucho más arriba nuestro. Construimos un sistema integral de seguridad que parte de la educación.

—¿De 2017 a 2020 empeoró?

—Ese índice de 2017 bajó hasta 2019 inclusive, que fue el mejor año, 3,36, y creció el año pasado. En el crecimiento hay dos focos centrales. Uno es Zavaleta 21 24, donde alguna actividad narco criminal se empezó a mover hacia un ajuste de cuentas entre esos sectores. Ahí se duplicaron los casos. En el resto de la Ciudad, no, se mantuvo a la baja. Después hubo situaciones de lo que produjo la pandemia, no sé si psiquiátricas, porque son homicidios, al fin y al cabo. Una persona en situación de calle que le clava un cuchillo a otra.

—¿Ninguna es por el empeoramiento económico?

—Es ajuste de cuentas entre criminalidad. En el año pasado no lo estamos viendo. Cuando uno mira la estadística de 2001 con la crisis 2001, 2002, 2003, 2004, fue para arriba mal. Durante la crisis de las hipotecas, de 2009, 2010, 2011, 2012, crecieron los delitos en la Ciudad. El año 2019 fue el mejor de los últimos 25 en delitos. En 2020, con la pandemia, fue mucho mejor que en 2019, 50% abajo los delitos, salvo el de homicidios. Y en 2021 hay una movilidad mucho mayor. Pero sigue por debajo de 2020. Ese es el número que yo miro todas las semanas. Los comisarios deben rendir cuentas conmigo todas las semanas, delito por delito, barrio por barrio, situación por situación.

—¿Que Máximo Kirchner sea el líder del peronismo de la provincia de Buenos Aires puede terminar siendo una ventaja para Juntos por el Cambio?

—No subestimaría a Máximo Kirchner. A pesar de mi diferencia y pensamiento distinto, es un cuadro político. Construyó una política y llevó adelante un desarrollo que le permitió ganar la Provincia y la Nación. Tiene una visión un poco más extrema que otros sectores del peronismo. Hay que ver si Pichetto y nuestros otros cuadros políticos del peronismo resultan atractivos.

“Uno de los primeros problemas es que los argentinos ahorramos en dólares.”

—¿Pero hay una oportunidad?

—Una inmensa.

Miguel Ángel Pichetto también en esta serie dijo que veía a La Cámpora progresivamente haciéndose socialdemócrata. ¿Los jóvenes de La Cámpora, que ya no son tan jóvenes, serán a los 50 demócratas y republicanos?

—Es la historia de la política. Llegás con un ideal, de Franklin Roosevelt a Carlos Menem, y lo ves. Un gran dirigente argentino decía: “La política es como el violín, se agarra con la izquierda y se toca con la derecha”. Era Juan Perón. A medida que uno tiene responsabilidades se va centrando. Cuando veo las expresiones extremas de algunos sectores no sé si está tan claro lo que plantea Miguel.

—¿Es lo que pasó con el PRO? ¿Empezó a la derecha y se corrió al centro?

—Llega desde el centro.

—¿Pero antes?

—Sí, hizo un recorrido. Cuando arrancó Compromiso para el Cambio fue con el PJ. Con Cristian Ritondo fuimos los pioneros.

—El PJ de los 90 era distinto. Más cerca de la Ucedé, en la que estaba Sergio Massa.

—Puede ser.

—Sergio Massa tiene una amistad con Horacio Rodríguez Larreta. ¿Hay en el Frente de Todos personas que podrían estar ideológicamente en Juntos por el Cambio?

—Hay personas de centro. Es lo que representa Alberto Fernández cuando llega a la presidencia, o Sergio Massa cuando va a la presidencia de la Cámara de Diputados. El problema es que hay una kirchnerización. No puede volver al centro.

“Los argentinos necesitamos una Moncloa para definir problemas estructurales.”

—¿En 2023 los candidatos serán de ese sector y no del sector moderado?

—El kirchnerismo aprendió de su derrota de 2015. Si bien se radicaliza en las cuestiones estructurales de fondo, busca candidatos menos kirchnerizantes para tener una mejor performance electoral. Es lo que vimos en 2019. Veremos cómo será ahora.

—Silvina Ramírez Gelbes, la directora de la Maestría de Periodismo de San Andrés, señaló que un rasgo principal del discurso de Alberto Fernández en la apertura del año legislativo en el Congreso Nacional era el cansancio.

—Cansancio tenemos todos. Fue un año difícil, muy difícil. Y todavía falta. No hay perspectiva de salida para mañana. Las vacunas no llegan en el volumen que deben. La discusión es el porqué del cansancio. Si es el agotamiento físico por llevar adelante un año tan difícil y duro o si es por el sostenimiento de tu coalición electoral, por no poder. Hay algo muy claro: pasan las décadas y la Argentina tiene más pobres.

—¿Hubiera estallado la Argentina si Mauricio Macri era presidente en 2020 y no Alberto Fernández?

—No. Nosotros hemos sobrellevado muchas crisis cuando le tocó gobernar la Ciudad; también en el país. Mauricio Macri tiene una capacidad importante de resiliencia y de entender lo que pasa. Hubiera estado a la altura de las circunstancias, hubiera estado al lado de la gente, resolviendo temas difíciles en los que hay que estar.

—¿Cómo evaluás la gestualidad de Cristina Kirchner en el discurso?

—La veo en el centro de la escena. Atacando a la Justicia. Es porque seguramente no tiene otro método de defensa. La Argentina es el primer caso en que un vicepresidente elige un presidente. Empezó así y continúa. Se deben conocer mucho. Hay un grado de conocimiento alto. Eligió al Presidente y lo conduce.

—¿Para ella la condena a Lázaro Báez es más grave que el Vacunagate?

—Son dos cosas distintas. Una cosa puede afectar tu proyecto electoral. El vacuna vip puede afectar a tu proyecto electoral. Y puede hacer caer como un castillo de naipes tu estrategia judicial.

—¿No termina siendo funcional al kirchnerismo la oposición entrando en esa discusión?

—Al tema judicial lo pone la vicepresidenta arriba de la mesa. No la oposición.

—Si finalmente entra en ese juego lo convierte en título de tapa todos los días.

—Hay algunas cosas en que la oposición se plantó y se puso firme y logró que no sucedieran. Cristina Kirchner cuando era presidenta solía redoblar sus apuestas.

“Lo de las vacunas fue grave; hay adultos mayores y personal de salud esperando vacunarse.”

—Hoy no tiene ese poder, ¿no?

—Se ve un gobierno que avanza y después retrocede, pero siempre buscando un mojón más.

—¿No habría que dar vuelta la página y empezar de cero como fue el acuerdo de la Moncloa post Franco en temas que sean judicializar a presidentes anteriores?

—Los argentinos necesitamos una Moncloa para definir problemas estructurales.

—¿Se torna imposible esa Moncloa si los dos ex presidentes tienen la espada de Damocles de juicios para ir presos?

—La Moncloa debe ser por la positiva, no por la situación judicial. Hace diez años que la Argentina no genera trabajo privado.

—¿La agenda judicial tapa la verdadera agenda, la del desarrollo? ¿No se habla demasiado, de un lado y del otro, de cuestiones judiciales?

—Los problemas estructurales no están en Comodoro Py. Están en la cotidianidad de todos los días, en la justicia comercial, las sucesiones, las adopciones.

—¿El rebote económico puede favorecer al oficialismo?

—A mí me gustaría ganarles las elecciones y que suceda eso. Si no pasa implica menos trabajo para los argentinos y menos recursos. Camino todos los días un barrio de mi ciudad y hablo con los comerciantes. No hay más venta, inversión, riesgo. El rebote puede pasar porque caímos mucho. Me gustaría que aun con rebote ganemos las elecciones.

—¿Ves a Macri candidato en 2023?

—Es una pregunta para él. Tendrá que definirlo. Tiene todo el derecho del mundo a hacerlo.

—¿Podría serlo?

—Me gustaría que Horacio Rodríguez Larreta fuera candidato a presidente.

—¿Hay una puja ahí entre los sectores más duros del macrismo con los más moderados en la que Horacio sería el “primus inter pares”?

—Hay posicionamientos lógicos. Dentro de una coalición tan abierta como la nuestra, hay diferentes posicionamientos. Son válidas las expresiones. Después hay que dirimirlo en 2023 en una primaria presidencial.

—Esas posiciones a veces representan estructuras más profundas. Sos hijo de Hugo Santilli, presidente de River entre 1983 y 1989 durante la presidencia de Raúl Alfonsín y presidente del Banco Nación entre el 89 y el 91 con Carlos Menem. Empezaste en el peronismo. Estudiaste en un colegio religioso de clase media, parroquial. Fuiste a la universidad pública. ¿Sentiste, como Emilio Monzó, que los del Cardenal Newman te miraban por sobre los hombros?

—Me recibieron muy bien siempre. No me puedo quejar. Yo aprendí mucho. Macri puso el valor de la gestión a la política. No creo en los extremos entre la rosca o la gestión. Es la combinación. La política es el arte de hacer posible lo imposible. Para ello hay que tener una visión, una idea. Y gestión para llevarla adelante. No alcanza con la visión. Lo mejor de nosotros se vio en los primeros ocho años nuestros en la Ciudad. Había una línea integrada por Vidal, Mauricio, Horacio y muchas más personas. Estaba Gabriela Michetti, yo. Eso nos daba un equilibrio entre gestión, política y visión.

—¿El deseo de Mauricio Macri no consistiría en recuperar peso específico?

—Tiene todo el derecho del mundo. También nosotros.

—¿Se presentará a una interna para ganarla?

—Como líder de un espacio que fundó y creó tiene todo el derecho del mundo. Y los que venimos de divisiones inferiores tenemos todo el derecho de ocupar ese lugar. Mi visión de un candidato es un tipo como Horacio, que tiene un liderazgo cercano, que es un transformador, que tiene una visión de país y de ciudad. Construye y trabaja cada día.

—¿Las inferiores llegarán a primera en 2023?

—Ese es el desafío. Es el desafío que tiene River. River hace el recambio de los jugadores que lo sacaron campeón de todo. Marcelo Gallardo los saca campeones de todo, hace un recambio de jugadores. Hoy busca ese desafío con jugadores nuevos y con los jóvenes. Eso mismo nos pasa a nosotros.

 

Producción: Pablo Helman, Debora Waizbrot y Adriana Lobalzo.