¿Y ahora qué?
Lo que hoy ha ocurrido en Venezuela materializa el acelerado proceso hacia un modelo autoritario que tiene como referencia a Nicaragua, con el cierre absoluto de la participación política de los ciudadanos.
Que Maduro haya tomado posesión nos confirma que su gobierno está sentado sobre dos pilares. Por un lado, el control absoluto de las instituciones del Estado, que son una correa de transmisión del Poder Ejecutivo. Y por otro, por la lealtad del alto mando militar; hay que nombrar al alto mando militar, y no las Fuerzas Armadas Nacionales, porque hay evidencias de que muchos de los militares de mandos medios y bajos votaron en contra de Maduro.
En las próximas semanas veremos la crisis de legitimidad que se va a abrir producto del desconocimiento general que tendrá un gobierno abiertamente autoritario.
Presenciamos la ausencia definitiva del Estado de Derecho. Regresamos a los tiempos de un gobierno autoritario liberal, como fue el que se instaló en Venezuela en los años 1830 y 1946. Maduro ha decidido que para mantenerse en el poder debía regresar al país a esos tiempos y hoy vemos una regresión antidemocrática de las más graves en América del Sur.
Sin embargo, es importante mencionar que esta no es la última oportunidad de Venezuela. Hay un pueblo que está seguro de su convicción democrática y de su compromiso cívico, pero que no tiene a ninguna institución del Estado que esté de su parte. Todas están controladas por la coalición gobernante, de espalda a los ciudadanos, de espalda a la Constitución.
Y por eso vienen retos muy duros, difíciles, complejos, como sortear la represión y enfrentar la persecución política. Pero la sociedad venezolana no ha claudicado; todo lo contrario, reivindica en cada momento su elección por restaurar nuestro sistema de orden democrático y de orden institucional para revertir las fallas de la gestión pública en materia de educación, de jubilación, de trabajo.
Además de esa decisión que ha tomado este grupo en el poder de mantenerse como sea, a sangre y fuego, los militares juegan un factor importante. El alto mando militar no se ha quebrado, lo que era parte de la intención de los mensajes de María Corina Machado y de Edmundo González. Quizás, las democracias de América Latina han estado siempre bajo esa cuerda, bajo ese equilibrio muy frágil entre el poder militar y el poder civil. Hoy los militares forman parte, también, de los negocios, de la renta pública, con una posición privilegiada. Ellos forman parte de esa redistribución económica y financiera. Y, creo que, frente a la duda de lo que puede ocurrir en una transición, han cerrado filas con Maduro. No podemos decir que los policías están con Maduro, pero hay una línea de sumisión y orden, de obediencia, que termina reagrupando a cualquier ejército en el mundo. Y hay algunos de ellos asustados por lo que pueden ser las consecuencias ante las sanciones.
El escenario es que el venezolano va a sufrir más y los graves problemas van a demorar en encontrar una solución. Para el gobierno mantenerse en el poder hoy es su alfa y omega: no hay otro interés. Ya no está la búsqueda de una apariencia democrática, de la simulación de un Estado de derecho. Esto coloca a los ciudadanos en una situación de absoluta vulnerabilidad. Vamos a ver una mayor crisis social, económica, y un clima de inestabilidad política.
Nosotros, como director de Provea, ratificamos nuestro compromiso con la defensa de los derechos humanos, de monitoreo, de documentación, de investigación y denuncia pública de los abusos cometidos por las autoridades venezolanas en materia de derechos humanos.
Por muy difícil, por muy adverso que sea el contexto, hay una sociedad venezolana, con los medios de comunicación que han sobrevivido, los maestros, las maestras, los profesores universitarios, las instituciones sociales, que va a seguir haciendo su trabajo de preservación de la convicción cívica, de esa preservación de espacios para la resistencia democrática.
No hay un país acabado, hay una sociedad que está bajo amenaza, que no está de acuerdo, pero que entiende que no tiene el control de la fuerza que hoy está bajo un grupo muy reducido que ha decidido avanzar hacia este modelo autoritario, en contra de lo que decidió la sociedad venezolana el 28 de julio.
* Coordinador general de Provea.