Víctimas de Grooming: cada vez son más jóvenes
A once años de la sanción de la Ley de Grooming en Argentina, cada año se reciben más denuncias que el anterior, pero hay mucho por hacer todavía. A los 9 años los chicos ya tienen teléfono celular, pero en la escuela primaria el tema se aborda poco.
El 13 de noviembre de 2013 se sancionó la Ley de Grooming en Argentina. Por primera vez, el Código Penal incorporó un artículo en el que se pena con prisión de seis meses a cuatro años al que, por medio de Internet o cualquier otra tecnología de transmisión de datos, contactare a una persona menor de edad, con el propósito de cometer cualquier delito contra la integridad sexual del mismo. ¿Qué ha pasado desde entonces? Unos años más tarde se estableció ese mismo día como el Día Nacional de la lucha contra el Grooming, una jornada para reflexionar y divulgar para prevenir este flagelo.
En ese entonces, cuando me desempeñaba como presidente de la ONG Argentina Cibersegura, me tocó ser parte del debate en diputados para la sanción de la ley. Recuerdo en ese momento las dudas de algunos sectores de la sociedad respecto a la necesidad de una ley específica sobre Grooming. Hoy, en un nuevo aniversario de dicha sanción, me permito pensar al respecto: ¿fue útil la sanción de la ley? ¿Qué ganamos desde aquel día? ¿Quedan asignaturas pendientes?
Denuncias de Grooming
En su último documental, el Observatorio de Cibercrimen y Evidencia Digital en Investigaciones Criminales (OCEDIC), tomando datos del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires, muestra que las denuncias de Grooming vienen aumentando año a año: 71.797 en 2021, 86.867 en 2022, 95.600 en 2023 y en lo que va del 2024 ya se han recibido más de 70.000. Hablando en este caso sólo del ámbito de la Ciudad.
Hay muchas veces una mirada equivocada sobre las denuncias y qué representan, uno podría pensar que más denuncias significan que hoy hay más Grooming que hace 10 años, y aunque eso puede estar ocurriendo, la cantidad de denuncias no es la referencia para saberlo, especialmente en un delito en el que había (y aún existe) reticencia a llevar al ámbito de la denuncia.
Por eso, destaco el aumento de las denuncias como un aspecto sin dudas positivo, significa que las familias eligen extender a la contención familiar con la contención de la justicia, que significa la posibilidad de que el agresor pague por sus acciones.
Elegir una asignatura pendiente a 11 años de la sanción de la ley de Grooming me lleva directamente a reflexionar sobre cómo cambió la difusión de estos temas en el entorno escolar en este tiempo, y ahí mi sensación es que aún tenemos pendiente reducir la edad donde se trabajan estos temas, dicho más a groso modo (perdiendo algo de precisión pero para que se entienda mejor la idea), creo que esta problemática ha sido mucho más abordada en el nivel secundario que en el primario. Y dicho con un poco más de exageración (insisto, priorizo dejar en clara la idea por sobre la precisión de la misma): creo que hay mucha más información sobre grooming en el entorno escolar pero que en muchos casos, todavía llega tarde.
Hace unos años en esta misma fecha me invitaron a un vivo por YouTube con integrantes de centros de estudiantes para debatir sobre Grooming. Una joven me contaba que ella estaba muy contenta porque había recibido de su colegio “el año pasado” una charla sobre Grooming, pero la adolescente estaba en su último año escolar, tenía 17-18 años, ¿a qué edad deben saber los chicos qué es el Grooming y cómo cuidarse)?
Las estadísticas nos marcan que la gran mayoría de las víctimas de Grooming tienen entre 9 y 15 años, con una gran cantidad de casos concentrados en niños y niñas menores de 12 años. Si cerca de la mitad de los casos de Grooming aparecen antes de la llegada a la escuela secundaria, ¿cuál es el lugar que debería tener esta problemática en la educación en la escuela primaria?
Estos riesgos se ven potenciados porque a esa edad, previo a la adolescencia, los chicos suelen tener mucho acceso a la tecnología, pero poca información sobre la problemática y algunos años de maduración distantes de la adolescencia, ese es el combo peligroso respecto a esta temática.
El último informe de Grooming LATAM indica que Argentina es el país en el que más niños acceden a su primer dispositivo antes de los nueve años y en el que pasan más tiempo frente a las pantallas (7 hs).
Pero no se trata sólo de acceder y del tiempo de uso, sino también de las prácticas que realizan en esos entornos. Por ejemplo, 5 de cada 10 han manifestado haber mantenido contacto con desconocidos a través de estos medios y el 24,7% han recibido propuestas de noviazgo a través de redes sociales y/o juegos online.
Grooming: porqué aumenta en vacaciones y cómo prevenirlo
¿Qué podemos hacer entonces? Demorar el acceso a la tecnología y, sobre todo, hacerlo lo más progresivo posible, es fundamental; pero además es necesario acompañar esta etapa de crecimiento previa a la adolescencia con una relación con la tecnología completa que abarque los tres ejes y que empiece también lo más temprano posible. Hoy, en mi rol de socio de TecnoKids, me ha tocado trabajar con colegios para el armado y dictado de contenidos de tecnología en el nivel primario, y creemos que es necesario que este se apoye sobre tres pilares que deben trabajar en conjunto:
- Alfabetización digital: es el pilar más frecuente en el colegio, aprender a usar la tecnología.
- Programación y robótica: aprender a crear con la tecnología nos posiciona desde muy pequeños con una relación mucho más consciente y crítica respecto al uso que hacemos de la misma.
- Ciudadanía digital: aprender a cuidarnos y cuidar a los demás con la tecnología es el tercer eje.
Estamos convencidos de que el diálogo, la palabra, es nuestra herramienta más potente tanto en casa como en las escuelas para prevenir el Grooming. No hay que esperar a la adolescencia, la prevención del grooming debe empezar desde edades muy tempranas.
Un día como hoy nos invita a reflexionar sobre los riesgos que en muchas ocasiones trae la tecnología, sino principalmente en cómo construir vínculos de confianza para que la tecnología no separe el mundo de los más chicos y el de los adultos. Ser conscientes de los riesgos no es tener miedo a la tecnología, es saber cómo responder ante esa situación y que los chicos sepan que no están solos.
*Autor de "Guía para la crianza en un mundo digital", socio de TecnoKids
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