Las 3 “P”

Populismo, polarización y posverdad

¿Cómo sucedió que una categoría como el populismo, que no era peyorativa, comenzó a serlo en las últimas décadas del siglo XX? La respuesta debería comenzar con la definición de “pueblo” y aclarando algunas cosas sobre democracias delegativas, salvaciones y liderazgos.

La libertad guiando al pueblo, cuadro de Eugène Delacroix Foto: Captura

En un trabajo publicado en el año 2014 en el libro titulado, curiosamente, ¿El ocaso de la democracia?, el filósofo argentino Osvaldo Guariglia advierte sobre el paulatino desvío de las democracias occidentales hacia formas de “democracias delegativas” – la designación le pertenece a Guillermo O’Donnell- o de regímenes populistas,  caracterizados por la figura de un líder que se presenta como un salvador o redentor, que gestionará las necesidades y deseos de la masa de individuos, en general, los que se sienten desplazados o ignorados por las instituciones tradicionales. 

Sigue diciendo Guariglia que, en ese contexto, no será extraordinario que esas masas consideren que su propio poder y el del líder que las representa en forma directa, esté por encima de los restantes poderes tradicionales -legislativo y judicial- sino también respecto a toda normativa que, agrego yo, entorpezca de alguna manera la gestión “salvífica” del líder.

Parafraseando a Aristóteles, se podría afirmar que “populismo” se dice de muchos fenómenos político sociales que se dieron en el ámbito de la democracia, y fundamentalmente, en los dos últimos siglos; la ambigüedad del término (¿qué significa, ciertamente, “pueblo”?) da como resultado que, tal como lo destaca Enrique Dussel, de ser una categoría que no era considerada en modo alguno como negativa, mutó, en los últimos años del siglo XX y principios del XXI, en un epíteto peyorativo.

Es por lo dicho que, aunque parecería difícil encontrar una definición canónica delfenómeno, a partir de sus propias características, se podría intentar una elucidación crítica del mismo.

El espejo populista

Ernesto Laclau describe acertadamente cómo se desarrolla la génesis de este fenómeno:a partir de una acumulación de demandas insatisfechas y un aparato institucional cada vez menos capaz de vehiculizarlas, se genera una situación de descontento generalizado, emergiendoun líder que por fuera y contra el aparato institucional es convocante de esos ciudadanos insatisfechos.

Lo curioso es que precisamente por su propia ambigüedad ideológica, sus líderes y seguidores se resisten a ser calificados o ubicados en un punto definido del arco ideológico que va de derecha a izquierda; por otra parte, y como lo destaca Loris Zanatta, lo que le da sustancia al fenómeno es la intensa pulsión integradora, que da cuenta de su aparición como canal de integración del “pueblo”, al cual es fundamental asignar una identidad.

Para completar esta necesaria gestión identitaria, se acuden a discursos binarios y maniqueos, que enfrentan al “pueblo”, es decir “un nosotros” idealizado, frente a un enemigo común,los “ellos”, culpables de decadencias o desgracias pasadas, quees necesario cancelar de alguna forma, aun violentamente.

El nombre de este enemigo comúnfue mutando a lo largo del tiempo y de los espacios territoriales; éstos han sido los judíos, los masones, los gorilas, los burgueses, los cipayos, los intelectuales, los políticos, la casta, etcétera, etcétera.

El dilema del mesías

Íntimamenterelacionado con este fenómeno se encuentra el de la polarización, que el diccionario Oxford define como el acto de separar o hacer separar gente en dos grupos con opiniones completamenteopuestas. Nuevamente, los unos y los otros.

Arturo Rodríguez Sáez y José Manuel Robles Morales destacan en La cuestión abierta de las tres P: polarización, populismo y posverdad en perspectiva emotivista los múltiples motivos, no excluyentes entre sí, que resultarían causa de este fenómeno social, entre ellos, la reiterada exposición sesgada a determinada información que corrobore a la que ya se posee previamente; también, el acceso e interacción monótona con personas y grupos sociales que facilitan el fortalecimiento de los valores propios, en especial, a través de las redes sociales, la que son un fenomenal caldo de cultivo para escuchar el mismo y uniforme relato.

El discurso único, ya fuere forzado o voluntario, elimina de la cultura ciudadana el pensamiento crítico, única garantía de racionalidad"

El fenómeno de la posverdad nace y se desarrolla precisamente en esos ámbitos de autosatisfacción intelectual e ideológica.

El diccionario de Cambridge la define como“una situación en la que es más probable que las personas acepten un argumento basado en sus emociones y creencias, en lugar de uno basado en hechos”.

Hannah Arendt en su gran obra Los orígenes del totalitarismo de 1948, anticipó este engendro sosteniendo que “…el pensamiento ideológico se torna emancipado de la realidad que percibimos con nuestros cinco sentidos e insiste en una realidadmásverdaderaoculta tras todas las cosas perceptibles dominándoles desde ese escondrijo y requiriendo de un sexto sentido que nos permita ser conscientes de ella”.

Finalmente, ¿es correcto suponerque, promediando el primer cuarto del Siglo XXI, está en riesgo la democracia liberal que, en general, domina el espacio político institucional de Occidente a consecuencia del juego de “las 3 p” señaladas, Populismo, Polarización y Posverdad?

O simplemente se trata de una mutación de las instituciones que integran la categoría de “democracia liberal”, sin mayores riesgos que acomodamientos, a veces bruscos, forzados o ruidosos, de los jugadores que participan en aquellas.

Creo que, por lo novedoso de los “portentos” comentados, parecería que todo juicio al respecto sería apresurado y, quizás, infundado.

Sin perjuicio de ello, la historia nos permite concluir sin demasiadas dudas, que el discurso único, ya fuere forzado o voluntario, elimina de la cultura ciudadana el pensamiento crítico, única garantía de racionalidad y de la humanidad que nos distingue de los restantes animales y, en estos tiempos de robots casi autosuficientes, de cualquier insólito prodigio producido por la omnipresente IA.