Perfil del aire #1 | Editar la vida
A partir de hoy, el nombre de las columnas de Migiuel Roig será "Perfil del aire". En el aire flota el virus, invisible, de nuestro tiempo. En el aire, entre la realidad y el deseo, estamos suspendidos nosotros.
Ha llegado el crudo invierno a Madrid con un frío aire que no apaga una cerilla, pero ciega una vida, como decía mi padre (vivió tiempos de posguerra). Afortunadamente, la vida, al menos hoy, gana el primer pulso a la pandemia y España sale del riesgo extremo por primera vez desde septiembre: la incidencia de la covid bajó ayer a 240 casos por 100.000 habitantes. En Italia por el contrario, se ven otra vez atrapados en la cifra más alta de mortalidad, un récord absoluto, con casi mil fallecimientos diarios.
Hablábamos de liquidez y levedad de las certezas y tenemos aquí, en algo tan cotidiano como la fragilidad de los cuerpos, el zarandeo del destino que golpea sin criterio en un lugar o en otro mientras los gobiernos se pierden en vacunas, cierres perimetrales, toques de queda y confinamientos.
Las reuniones de Navidad, reducidas de momento a diez personas, agregan más abstracción a la realidad. Los comensales de las reuniones deben ser familiares o convivientes, con lo cual, nadie sabe como acreditar esa condición. ¿Una pareja de hecho cómo demuestra su relación? Ninguna autoridad competente puede explicar cual será el procedimiento en cada caso (o casa).
Esta situación puede que no sea desafortunada; al contrario, quizás sea creativa. Por una parte, se demuestra la nula función del ordenamiento burocrático de la vida –que como vemos vale muy poco a expensas del virus– y por otro, como la responsabilidad se delega en nosotros ya que las autoridades son incapaces de establecer una normativa, deberíamos asumir que la gestión se está delegando, con lo cual, habría que pensar en la posibilidad de vislumbrar cierto estado asambleario.
Algo parecido ha ocurrido en el Congreso ayer con la aprobación, al fin, de los nuevos presupuestos. El Gobierno obtuvo más votos que en la sesión de investidura y el mérito no es poco, teniendo en cuenta que el resultado se consiguió gracias a la negociación con once partidos de la oposición que apoyaron la propuesta. Si tenemos en cuenta que el Gobierno es una confluencia de los socialistas con Unidas Podemos, agrupación que a su vez está conformada por Podemos, Izquierda Unida y otras plataformas menores, las cuales deben acordar una posición para negociarla con la mayoría socialista y, juntos, después, consensuar con los otros once partidos, el Estado asambleario está instalado de facto. Los caucus de Iowa pueden parecer una anécdota frente a esta geometría variable, también líquida y de erosión constante.
Hoy se estrena aquí la nueva versión de la tercera parte de El Padrino: The Godfather Coda. Treinta años después, Francis Ford Coppola vuelve a montar la muerte de Michel Corleone con, asegura, un inicio y un final distintos. Coppola, muy delgado, demacrado por el paso de los años, mayor incluso que Brando al principio y Pacino al final de la saga, nos cuenta en un video promocional que ha vuelto montar la película con un comienzo y un final distintos, dando, además, otro metraje a muchas secuencias. Total: una nueva edición. Puede que esta coda sea un intento in extremis de elevar el valor de este capítulo de la historia de los Corleone al mismo nivel artístico que la crítica adjudica a las otras dos anteriores. Puede que caiga, también, en el mismo ejercicio pedante de Ridley Scott con Blade Runner al intentar hacer su propia edición al margen de la Paramount. Lo que resulta curioso es el planteo: un nuevo comienzo y un final diferente para una película que comienza con la decrepitud de Michael Corleone en un intento desesperado de blanquear sus negocios y su vida, cayendo en un epílogo donde consigue lo opuesto: terminarla de la peor manera posible, dejando un reguero de destrucción física y moral como herencia. Tal vez por eso, también, Coppola quiera, con esta coda, revisar el modo en el que esas cosas ocurren. Al menos él puede editar, una y otra vez, la vida y muerte de sus personajes. Los gobiernos lo intentan con la nuestra pero, como no lo ven posible –y demasiado comprometido desde su posición–, nos dan libertad para que las gestionemos nosotros.
Coda (de este artículo). A partir de hoy, el nombre de esta sección será Perfil del aire, título del primer libro de poemas de Luis Cernuda, incluido en La Realidad y el Deseo. En el aire flota el virus, invisible, de nuestro tiempo. En el aire, entre la realidad y el deseo, estamos suspendidos nosotros.
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