La educación post coronavirus
Estamos atravesando una auténtica revolución. Todo lo vivido en estos tiempos de pandemia demandan nuevas respuestas y nos obligan a replantearnos la manera de enseñar y de aprender.
Mucho se está hablando de cómo sería la educación después del coronavirus. Estamos atravesando una época llena de cambios, una auténtica revolución: las nuevas tecnologías, las redes sociales y su influencia en la comunicación, las nuevas profesiones, y todo lo vivido en estos tiempos de pandemia demandan nuevas respuestas y nos obligan a replantearnos la manera de enseñar y de aprender.
Imaginá un aula en donde:
- Los alumnos llegan a clase después de haber visto un video elegido por el docente.
- Trabajan todos al mismo tiempo en sus dispositivos móviles en una actividad que el docente ha subido a la web para corroborar que hayan visto el video y que lo hayan entendido.
- El docente dicta un módulo corto, de 30 minutos, para generar un impacto aún mayor del tema en cuestión.
- Los alumnos se reúnen en pequeños grupos para debatir y profundizar el tema.
- El docente utiliza una aplicación como mentimeter para hacer preguntas y ver si puede avanzar o se tiene que detener más tiempo en el tema.
- Los alumnos se dividen en diferentes estaciones: una en base a la filosofía maker, para construir algo, otros con una laptop para seguir investigando sobre el tema, otros con afiches y marcadores para diseñar un póster con las frases y conceptos más interesantes, y otro grupo para crear un programa de radio con entrevistas a profesionales que se destacan en el tema.
- Ahora cada alumno elige un proyecto personal para seguir profundizando el tema con la ayuda de un alumno tutor o de su docente, hasta llegar al producto final que puede ser un video, un porfolio digital o cualquier otro recurso elegido por el alumno que integre todo lo aprendido. Trabajan de manera autónoma y a su ritmo, y pueden consultar a sus docentes para clarificar dudas.
- Cada alumno elige cómo ser evaluado: a través de una presentación oral, de una evaluación escrita, o a través de un proyecto. Se acuerda la rúbrica para conocer de antemano el criterio de evaluación.
- El alumno ha registrado este proyecto, al igual que va registrando todo su itinerario académico en su porfolio digital, con sus trabajos, notas del docente, feedback 360. Todo esto formará parte de un CV que podrán consultar las empresas cuando contraten nuevos talentos.
La nueva grieta, ahora de la mano de la educación
Con estos ejemplos vemos cómo funciona el blended learning, aprendizaje combinado o semi-presencial, que es a dónde debiéramos mirar.
En este modelo mixto los alumnos utilizan contenidos y experiencias tanto presenciales como digitales. Algunas características son:
- Está dentro de un programa formal, con contenidos curriculares. Una parte de la experiencia es digital.
- El alumno organiza en algún momento el tiempo o el lugar, o el ritmo de trabajo.
- Una parte se desarrolla en lugares supervisados como el aula o en sesiones de tutoría, mientras que otra parte se realiza de manera autónoma en cualquier otro lugar (biblioteca, casa, etc.).
- Se conectan las actividades presenciales y las digitales en un producto final, integral, mejorado y único.
Formamos personas para que evolucionen, mejoren, adquieran competencias y desarrollen sus talentos. Para conseguirlo, todos los miembros de la comunidad educativa deben involucrarse, entender que son facilitadores, que tienen que propiciar contextos para que los niños puedan estar ilusionados y motivados. Los equipos directivos desde su liderazgo y su entusiasmo, los profesores con su rol de guías y acompañantes, las familias como colaboradoras imprescindibles de este proceso, y el alumnado con su esfuerzo e implicación.
¿Fácil? No, para nada. Requiere de toda una reorganización, de una reingeniería escolar. Requiere de coraje, de tiempo y de paciencia. De despojarnos de nuestro ego y convertirnos en agentes de cambio para poder servir mejor a nuestros alumnos .
Las 135 mil netbooks para alumnos ya están listas para repartirse
No se puede pasar de la noche a la mañana sin pasar por el amanecer. Todos los pasos intermedios son bienvenidos, y necesarios.