Hablemos sin saber

Navidades impunes

El Gobierno ha entregado en los últimos días acabadas de muestras de que no puede, mediáticamente, tapar no el sol, ni quiera una bombita de luz con la mano.

Andrés Vazquez Foto: Agencia Na

El episodio de Andrés Vázquez es un interesante capítulo del autopromocionado "Principio de Revelación" tanto de la clase política como de los medios de comunicación (Vázquez, jefe de la DGI desde hace 2 meses, con 34 de antigüedad en el organismo pasó por todos los cargos posibles. Teóricamente hombre histórico de Jaime Stiuso y por lo tanto vinculado a la inteligencia, dato difícil de corroborar hasta para un juez, porque se supone que sería un "agente inorgánico", es decir una persona que trabaja para un servicio, sin dejar su trabajo habitual que le sirve de cobertura.  Una investigación del diario La Nación descubrió que no presentó en su declaración ante la OA, departamentos de su propiedad en Miami). 

No se trata esta columna de dar nombres y mucho menos señalar colegas, pero si conductas. Fue asfixiante la brutal autocensura que rodeó el tema. Y colocamos las cuatro letras “auto” delante de censura, es porque no nos consta que el señor Vázquez tenga el poder suficiente para que tamaña cantidad de medios y de tan diferentes supuestas ideologías hayan hecho caso omiso de que el tipo que tiene que cobrarte los impuestos no cuenta, supuestamente, la verdad sobre su patrimonio ante la Oficina Anticorrupción. Alguien dirá, no es Vázquez el que se llamó sino el gobierno. Respuesta: en muchos casos no fue necesario. El gobierno ha entregado en los últimos días acabadas de muestras de que no puede, mediáticamente, tapar no el sol, ni quiera una bombita de luz con la mano. Es dicen, de lo que se queja Kueider amargamente en Paraguay.

Dejando los medios de comunicación –que además de periodistas tienen dueños, dato siempre olvidado con enorme oportunismo por el discurso libertario- tampoco la clase política ha hablado mucho de Vázquez, más bien todo lo contrario. Volvieron a usar el manual de lo ya actuado con Kueider: silencio y fingir demencia. Solo Elisa Carrió al viejo estilo Carrió salió a ponerle un poco de orden e historia a lo que está pasando.

El gobierno eligió el modelo menemista de desmentida. Como se sabe hay tres modelos de desmentida en Argentina. El macrista que va entre la nada -“el tema ya va a pasar”- y el “pasaron cosas” de Marcos Peña. El kirchnerista es una defensa enfática y orgánica en las formas -todos gritan y hay 100 comunicados de prensa iguales- donde la palabra "lawfare" aparece 1000 veces, pero jamás se aclara el fondo de la cuestión. Y finalmente, el estilo menemista, que es hablar del tema con desdén, entregar cualquier respuesta, en general que nada tiene que ver con la investigación en cuestión y por, sobre todo, negar que preocupe la situación del involucrado y deslizar con "firmeza política" que alguien haya pensado en pedirle que se vaya. Esto último es lo que hizo el gobierno ayer.

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Ojo y lo decimos en serio: es posible que Andrés Vázquez sea inocente de lo que se lo acusa (legalmente de no declarar los departamentos ante la OA, moralmente explicar como un funcionario público pudo comprar en los últimos 30 años tamaña cantidad de propiedades). Pero eso nunca lo sabremos.  Porque más allá de la infalibilidad del autor de la nota en estos temas -Alconada Mon-  Vázquez y/o el gobierno no aclararon el tema de fondo. Peor: confundieron una investigación judicial sobre unas cuentas bancarias --otra piedra en el camino de Vázquez-- que nada tiene que ver con los departamentos. Una situación insólita, donde quien debe ejercer el derecho a la defensa, no lo hace. Por qué no lo necesita. Grave

Como si todo esto fuera poco de la nada tanto el Juez Sebastián Casanello como la fiscal Paloma Ochoa ni siquiera se tomaron 5 minutos para investigar la fiesta de un fiscal federal, Ramiro González. Llama la atención que ni siquiera se haga demagogia judicial. Por lo menos deja abierto el expediente dos semanas y después cerrarlo. Evidentemente al poder judicial le gusta mandar mensajes. Los jueces y fiscales federales no se tocan. Y menos por ellos mismos. Casta en estado puro.

Mientras tanto en Paraguay el caso Kueider comienza a dejar de ser la punta del iceberg, para convertirse en el iceberg con la sospecha de la justicia de Asunción de que la fallida operación de la buena de Iara Guinsel Costa para comprar unos departamentos allá después de la aprobación de la Ley Bases no habría sido fruto de la casualidad. A la casta le preocupa tanto o más la causa judicial de Arroyo Salgado, o sea su capítulo argentino, con pedido de extradición incluido, sobre todo por la lluvia de malas noticias para Kueider. O sea, digamos, o sea, tienen miedo que hable. Todos. No sólo el gobierno. Punto

Se comprende y se entiende que un gobierno que llega con pocos funcionarios tenga que caer en el draft del cualquiercosismo. Nunca nos sumamos al coro del argumento de que tiene pocos legisladores, porque tanto el radicalismo, como el PRO como media docena de partidos provinciales le han prestado sus votos en el Congreso para aprobar lo que Milei ha querido y sobre todo para desaprobar lo que sea, como los vetos jubilatorio o universitario. 

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Ahora, entre el cualquiercosismo y gente que no puede explicar su patrimonio del pasado y del presente ya es cruzar algunos rubicones. ¿Necesita el gobierno utilizar los servicios de nobles ciudadanos como Adrián Kochen como asesor de contrataciones? Ni que hablar de lo que se dice sobre quienes manejan la pauta de YPF en su capítulo político. No está mal contratar a Kochen en sí mismo, ni a la consultora que llevaron a la petrolera estatal, desde el punto vista legal o penal, sino asociarte con personas que no representan lo mejor de la casta que ha gobernado el país en los últimos 30 años. 

Es como mínimo tragicómico después escribirle en los discursos al Presidente que estas en contra de la casta.  No te saca votos. Poca gente conoce a Kochen. Te saca legitimidad obviamente, en la casta. Porque el dueño de un banco, o de una empresa alimenticia o el de un medio de comunicación no dice nada, porque el dólar sigue helado -aunque subiendo hace tres días- y la inflación a la baja, pero en reuniones donde el gobierno no puede escuchar, no hablan bien del gobierno. 

¿O vamos a creer que es casualidad que tan pocos argentinos con plata inviertan en la Argentina de Milei?

 

LT