Las mil y unas caras de llegar a fin de año
Para muchas personas este momento del año es, sin duda, un tiempo de reflexión y balance. Más allá de las distintas fiestas, celebraciones, encuentros, saludos que en diferentes ámbitos se van sucediendo, la Navidad y el Año Nuevo propician que nos detengamos para revisar lo que ha significado el año que finaliza en nuestras historias de vida.
La Navidad es la fiesta más importante para los cristianos, nos recuerda que la historia de la humanidad cambió profundamente luego del nacimiento de Jesús. Si intentamos simplemente revivir lo que ocurrió hace más de dos mil años en un pesebre en Belén, posiblemente aparezca ante nuestros ojos un lugar pobre, sencillo, en donde nace un niño acompañado solo por sus padres y algunos animales. Es sin duda, una imagen que conmueve por su sencillez y humildad, un niño que nace en un pesebre rodeado de sus padres y sin ninguna de las comodidades que aparecen como prioridades y necesidades en la actualidad. Nos permite mirar al mundo que nos rodea y a cada uno de nosotros descubriendo que es lo realmente valioso en la vida. También hace visible, que aún ante las dificultades, contratiempos, pérdidas que van formando parte de cada biografía es posible darle un sentido a cada situación y evento vital, comprender, por ejemplo, que la familia es la mejor escuela de humanidad y en donde se forjan las bases de la personalidad.
Por otra parte, es importante tener presente que, en este balance, hay que detenerse y mirar hacia atrás para evaluar, ponderar cómo y cuánto de los propósitos con los que iniciamos el 2024 efectivamente pudieron concretarse. Muchas veces, esto es fuente de satisfacción cuando las metas se alcanzaron, pero en algunos casos puede ocurrir que se sienta frustración y desanimo al observar que distintas circunstancias impidieron cumplir aquello que nos habíamos propuesto y deseábamos. Es posible incluso que aún ante evidencias objetivas de lo que se pudo avanzar y alcanzar los resultados esperados nos sintamos descontentos e insatisfechos. Esto ocurre porque el bienestar psicológico tiene una cara tanto objetiva como subjetiva.
Es decir, depende de condiciones propias del contexto en que nos encontramos y desenvolvemos y también de la forma en que interpretamos y le damos sentido a lo que vivenciamos. Los hallazgos de la medicina y de las neurociencias muestran además que el bienestar se refleja en el estado de salud y enfermedad de cada uno. La tarea de descifrar las situaciones que hemos vivido en este año, poder integrarlas en nuestra biografía, es un desafío que requiere poner en juego los propios recursos y atender al momento de la vida en que nos encontramos. La trayectoria laboral, la situación social, los cambios vividos, las posibilidades económicas son solo algunos de los aspectos a tomar en cuenta en esta vivencia subjetiva de bienestar.
La Psicología señala desde diversos enfoques, estudios y hallazgos que es difícil establecer un único mecanismo o camino para darle un significado a las situaciones de la vida cotidiana y también a las que de un modo inesperado modificaron nuestra agenda en este 2024. Sin embargo, la tarea de revisión del camino recorrido en los distintos ámbitos y roles que desempeñamos exige poner el foco en descubrir las necesidades genuinas que mueven cada proyecto de vida, intentando ser lectores inteligentes que buscan aprender de lo experimentado, construyendo una bitácora a seguir y descubriendo que cuando le damos un sentido a lo propio podremos comprender lo que le ocurre a quiénes nos rodean.
*Decana de la Facultad de Psicología y Psicopedagogía de la UCA.
También te puede interesar
-
Patología del capitalismo 4.0
-
Consecuencias de una política exterior binaria
-
La cuarta experiencia histórica del neoliberalismo financiero
-
El molinete libertario
-
No fue la dictadura
-
Sistema cambiario de flotación asistida: una propuesta
-
En guerra contra el periodismo
-
José Paradiso y el ideal unificador en América Latina
-
IA al servicio del liderazgo educativo