Maternidad

Lactancia: 8 mitos que pueden intererumpir el amamantamiento

La falta de información hace que tanto el bebé como la madre se priven innecesariamente de los beneficios que la lactancia les aporta a ambos. Verdades y mentiras a tener en cuenta para no reducir la duración de ese privilegio.

Espacio. La lactancia en el trabajo puede incrementar la productividad. Foto: shutterstock

Los beneficios de la lactancia materna son numerosos y abarcan tanto al bebé como a la mamá. De hecho, se dice que es un camino de oportunidad que la naturaleza nos regala en un equilibrio perfecto y perfectible para alcanzar varios objetivos en el diseño de un futuro saludable.

Sin embargo, existen algunos mitos y errores comunes que suelen acelerar el destete. En el marco de la tercera edición de las Jornadas Transdisciplinarias de Lactancia Materna, la médica pediatra Jimena le Bellot reflexionó sobre algunos de los más habituales con la explicación real en cada caso: 

  • “El bebé me usa como chupete”

Existen dos tipos de succión: la nutritiva, que es cuando sale la leche y el bebé se está alimentando, y la no nutritiva, que el bebé utiliza más que nada para relajarse. Ambas son igualmente importantes. Tanto que tiende a cambiarse el nombre de la segunda por “succión afectiva”. Que no esté saliendo leche no significa que haya que sacar al bebé.

  • “La teta deforma el paladar o retrasa el habla”

El contacto de la boca del bebé con la teta es natural. Por lo tanto, esta premisa es completamente falsa. Lo que sí puede generar esos efectos son las tetinas artificiales, como las que encontramos en mamaderas o chupetes.

  • “Dejé de amamantarlo para que coma más”

Cuando el niño empieza a correr o a caminar, da la sensación de que está gastando más energía y, por lo tanto, necesita alimentarse más. La realidad es que al abandonar la lactancia, se les está privando de los principales nutrientes que puede recibir. 

Recordemos que la recomendación es lactancia exclusiva hasta los 6 meses, y luego mantenerla, si fuera posible, hasta los 2 años, con la complementación oportuna de alimentos seguros y adecuados a su etapa. 

  • “Estoy tomando medicamentos, así que dejé de amamantar”

Este es un escenario que genera mucha angustia en las madres. No siempre la ingesta de un medicamento implica la necesidad de abandonar la lactancia. 

Investigadores argentinos comprobaron que el consumo de mate favorece la lactancia materna

En este sentido, existe un recurso muy interesante y fácil de consultar: la página e-lactancia.ong, que permite identificar la compatibilidad entre la lactancia y más de 38.000 términos, incluyendo medicamentos, comidas y hasta situaciones como hacerse un tatuaje. De todas formas, siempre es esencial consultar al médico.

  • “Estoy enferma, le voy a transmitir la enfermedad a través de la leche”

Dependiendo del tipo de enfermedad, no sólo se podrá seguir amamantando, sino que en algunos casos es una vía para transmitir anticuerpos al bebé. En todos los casos, habrá que asegurarse de que la madre esté haciendo el tratamiento adecuado, descansando y comiendo saludablemente, y recibiendo asesoramiento de los especialistas.

  • “Le saqué la teta para que sea más independiente”

La lactancia mejora el vínculo de apego. Muchas veces, la que se ve afectada es en realidad la independencia de la madre. En estos casos, habrá que consultar cuál es el mejor camino para ella.

  • “No produzco suficiente leche”

Casi todas las madres producen la cantidad adecuada de leche para sus bebés. Esta se regula de forma natural, acorde a la demanda. Por lo tanto, a mayor frecuencia, más leche producirá la madre. 

  • “Hay que cambiar los hábitos alimentarios”

Si bien se debe evitar el alcohol, en líneas generales una madre que logre sostener una alimentación variada y nutritiva no tendría que preocuparse. Puede tomar una gaseosa o comer una papa, porque eso no le producirá gases, cólicos ni ningún otro inconveniente al bebé, que ya estaba expuesto a las preferencias alimentarias de su mamá desde el útero. 

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Tampoco es necesario durante la lactancia, como suele decirse “comer por dos”. Si bien aumentan los requerimientos, no duplican los previos al embarazo. Es importante atender este punto, asesorándose con especialistas en nutrición, ya que el estado nutricional de la mamá repercute en la calidad de la leche y por ende, en la alimentación del bebé en un período de crecimiento y desarrollo clave para toda la vida. Además, impacta en su propio estado nutricional y en los futuros embarazos que la mujer pudiera tener. 

Finalmente, no olvidemos la importancia de una correcta hidratación, ya que la lactancia aumenta significativamente la sed.

¿La conclusión? La lactancia materna es la llave que aporta al bebé el comienzo más saludable para su vida: es la primera vacuna, la mejor fuente de nutrición y un aliado clave para reforzar el desarrollo cerebral. Es importante dejar  de lado los mitos y apoyar a la lactancia en todas las situaciones, procurando que las madres estén acompañadas en este período, tanto por sus entornos familiares como por especialistas y profesionales de la salud.

Cada madre y cada bebé son únicos, y para ello es clave brindar atención, contención, educación y asesoramiento personalizados.

*Directora de la Lic. En Nutrición de la Universidad de Belgrano