Resignificar

La Última Cena y la supervivencia de las imágenes

La ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024 generó controversia por una performance que evocaba "La última cena" de Leonardo da Vinci. ¿Por qué ciertas imágenes persisten y resuenan a lo largo del tiempo?

La ceremonia titulada "Festividad" recibió críticas por una reinterpretación de la última comida de Jesús con sus seguidores antes de la crucifixión. Foto: X: @Olympics

Nunca comprendí el interés por ver los Juegos Olímpicos. Es algo que me aburre enormemente. Por supuesto que el que vive equivocado soy yo, pero fue por eso por lo que en un primer momento no le di mucha importancia a la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos.

Fue el revuelo posterior el que me hizo adentrarme en la cuestión. El tema seguía saliendo en los medios y en asados familiares. “¿Qué pensás de la presentación de los Juegos Olímpicos? ¿Te parece bien que se burlen así de la Iglesia católica?”. Repaso para un lector inmune al espectáculo deportivo: en la reciente inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024 hubo una representación, titulada “Festividad”, donde se ve a la DJ Bárbara Butch acompañada de drag queens y bailarines de identidad sexual indefinida, escena que parece evocar la famosa pintura La última cena de Leonardo da Vinci.

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La polémica no se hizo esperar. Los católicos encontraron estas imágenes ofensivas. Desde Agustín Laje, “el batallador cultural”, hasta Elon Musk, se pronunciaron en contra de semejante representación woke. El mismo Vaticano lamentó la ofensa causada a los cristianos y denunció la ridiculización de la Iglesia. La controversia fue tal que la organización de los Juegos Olímpicos tuvo que salir a disculparse con quienes se sintieran ofendidos.

Algunos argumentaron que en realidad la referencia no era La última cena de da Vinci sino El festín de los dioses de Giovanni Bellini o la pintura de de Jan Harmensz van Bijlert. Thomas Jolly, director artístico de la ceremonia, sostuvo que la idea era recrear un festival pagano para celebrar la diversidad e inclusión. Nunca tuvo la intención de ofender a nadie.

Pero ¿qué es precisamente lo ofensivo de esta imagen? ¿Alguien se sintió ofendido por la última cena de Marcos López donde vemos un hombre blanco heterosexual sirviendo el asado y rodeado de sus amigos? ¿O de la recreación de la escena por parte de Los Soprano? Quizás el problema de fondo es que algunas personas se sienten ofendidas porque les molesta que personas que eligen cierto tipo de vida, con la cual no están de acuerdo, se apropien de sus imágenes.

 

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La historiadora María Victoria Baratta lo dice mejor que yo: “Está lleno de representaciones de La Última Cena que no molestan a nadie. Lo que molesta son los trolos”.

El mismo Agustín Laje, férreo defensor de valores conservadores demuestra esta hipótesis: “en otras palabras, nos explica la horrorosa (sic) apertura de sus Juegos Olímpicos como un paso más de la revolución. A la divisa de 1789 se le agrega en 2024 el lema LGBT. ¿Pero no será mucho comparar la más determinante revolución política moderna, con hombres que creen que por disfrazarse de mujer se convierten en mujeres (sic)?”

La historiadora María Victoria Baratta lo dice mejor que yo: 'Está lleno de representaciones de La Última Cena que no molestan a nadie. Lo que molesta son los trolos' "

 

Más allá de esta cuestión, que no niego que sea importante, me parece que hay otra pregunta interesante: ¿Por qué ciertas formas visuales prevalecen, o sobreviven, a lo largo de la historia?

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Independientemente de la obra en la que haya pensado quien produjo la performance, nuestro imaginario nos conduce irremediablemente a La última cena. ¿Por qué las mismas formas se repiten una y otra vez? ¿Por qué elegir recrear en otro contexto una obra antigua? Quizás aquí radique su poder.

Aby Warburg (1866-1929) fue un historiador del arte alemán muy influyente en la actualidad. Uno de sus conceptos clave es el de Pathosformel o “fórmulas de pathos”. 

La fuerza de la imagen de los Juegos Olímpicos justamente reside en su conexión con nuestro acervo visual"

Con este término busca describir las expresiones y gestos visuales que perduran a lo largo de la historia de la cultura. Las Pathosformel son posiciones corporales, gestos, que encontramos una y otra vez a lo largo del tiempo y que condensan y transmiten emociones intensas. Son imágenes que logran tocar tanto nuestro corazón como nuestra mente. Warburg también habla de la supervivencia (Nachleben) de las imágenes, es decir, tienen una vida posterior, resurgiendo y siendo resignificadas en distintas épocas.

La fuerza de la imagen de los Juegos Olímpicos justamente reside en su conexión con nuestro acervo visual. Su alusión, intencional o inconsciente, a una imagen antigua no busca burlarse de nadie, sino servirse de su potencia para transmitir un mensaje de inclusión y diversidad. 

Justamente la fuerte reacción emocional, sea a favor o en contra, que provocó la escena, nos habla de la potencia de las “fórmulas pathos” y su eficacia para movilizarnos. La polémica no es más que una demostración de la “supervivencia” de las imágenes. Siendo recontextualizada y resignificada, la pintura de da Vinci renace una y otra vez para continuar hablándonos. Aún no ha llegado su última cena.