La revalorización de la política
La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner asumió la presidencia del Partido Justicialista con un discurso en el que señaló, entre muchos otros temas, que la actual administración nacional “no tiene un modelo productivo, tiene un modelo de valorización financiera”. Agregó que “estamos en un ciclo de depredación y apropiación”. Hizo, además, una convocatoria a “formar cuadros políticos y técnicos, informar, planificar, divulgar y organizar”. Fue un nuevo paso en el proceso de revalorización de la política en la Argentina, ante un gobierno que intenta destruirla sistemáticamente.
Un día después se produjo la expulsión de Edgardo Kueider del Senado por una mayoría de sesenta votos, seis en contra y una abstención. La medida fue acompañada por el bloque de Unión por la Patria, la UCR, un sector del PRO y una parte de La Libertad Avanza.
Kueider fue detenido en Paraguay con más de US$ 211 mil sin declarar y el hecho fue encuadrado bajo la figura de flagrancia, es decir, aquella donde el autor del delito es sorprendido mientras lo comete o acaba de cometerlo. En esos casos, no hay atenuantes: el delito está a la vista.
Lo anterior explica por qué, más allá de todas las maniobras para impedir la expulsión, la mayoría del oficialismo y sus aliados terminó votando afirmativamente. Lo hicieron para no asumir ante la opinión pública el costo de no sancionar con contundencia un comportamiento flagrante. Varios de los que finalmente apoyaron la iniciativa intentaron imponer, hasta el final, una medida más leve: la suspensión del legislador hasta marzo, para bloquear la llegada a la cámara de una senadora de Unión por la Patria. Como dejaron trascender, cambiaron el voto porque “de lo contrario, quedábamos del lado de los corruptos”. Se parece a la frase “estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros”, adjudicada a Groucho Marx.
En el debate sobre el proyecto de expulsión sobresalió el discurso del senador José Mayans. El legislador aseguró que “la ley Bases fue corrupta porque se compraron votos”. También sostuvo: “Queremos las bancas que nos robaron por plata”.
“Hubo traición al partido político”, subrayó Mayans. Es decir, antes de la malversación de dólares no declarados hubo otra malversación: la del sentido de pertenencia. Kueider, entre otros, entró al Senado por una lista que tenía y tiene un programa y, al tiempo que lo eligieron, se pasó a un espacio que defiende un programa opuesto. Traicionó el mandato de sus electores y asumió otro para el que no fue votado. Se cambió de equipo y tuvo un “gran desempeño”: junto a otro senador contribuyó al empate en la votación de la ley Bases, lo que le permitió a la vicepresidenta, Victoria Villarruel, desempatar y aprobar la ley. Antes, su firma fue decisiva para sacar el dictamen de mayoría que habilitó llevar al recinto el proyecto.
A través de sus redes sociales, la vicepresidenta señaló: “El Senado reaccionó velozmente ante un hecho de corrupción. Lamentablemente, tuvo un altísimo costo al permitir que ingrese una senadora de La Cámpora, lo que fortalece al bloque kirchnerista”. Villarruel parece no aceptar un dato muy visible: la senadora entrante restituye la voluntad popular en oposición al senador expulsado, que la había alterado. Lo que está mal es que Kueider y Carlos “Camau” Espínola, entre otros, hayan roto con el programa por el que fueron elegidos; no que la nueva senadora exprese los contenidos políticos por los que fue votada.
Respecto al ámbito de la Cámara de Diputados, el presidente de la Comisión de Presupuesto, José Luis Espert, afirmó: “Como no va a haber extraordinarias, no va a haber Presupuesto”. Antes había sostenido que el Presupuesto es el que ellos confeccionaron y que solo estaban dispuestos a tratarlo si no se le cambiaba ni una coma. Así, el debate legislativo es transformado en una formalidad. El problema, para ellos, es el Parlamento. Lo toleran solo si funciona como una oficina de trámites exprés.
El gobierno de Milei algunas veces parece estar incómodo con las instituciones de la democracia. Reponer su pleno funcionamiento es parte de las tareas imprescindibles que tiene Cristina Fernández de Kirchner al asumir al frente del principal partido de oposición.
*Diputado nacional Unión por la Patria y presidente del Partido Solidario.
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