IA

La prueba de Alan Turing: fin de la barrera entre humanos y máquinas

La capacidad de la inteligencia artificial para imitar voces humanas plantea preguntas sobre la ética y la privacidad. En el medio, nuestros miedos quedan expuestos.

Imagen ilustrativa Foto: CEDOC

En estos días, OpenAI se encontró en medio de una de las tantas controversias cuando los usuarios se dieron cuenta de que una de las voces de ChatGPT 4-o, llamada Sky, sonaba sospechosamente similar a la de Scarlett Johansson, la actriz que dio vida a una IA en la película Her hace más de 10 años. A pesar de que OpenAI aseguró que la voz pertenecía a una actriz diferente, la similitud fue suficiente para que Johansson tomara acciones legales, destacando los problemas éticos y legales de la inteligencia artificial imitando voces de celebridades.

Este incidente nos recuerda a varios momentos de Black Mirror, donde la tecnología frecuentemente expone nuestros miedos más profundos y nuestras esperanzas más audaces. La capacidad de las IA para imitar voces humanas plantea preguntas sobre la autenticidad y la privacidad. ¿Estamos preparados para un mundo donde no podamos distinguir entre una voz humana real y una generada por IA?

En mi tercer libro, Postecnológicos: habilidades para recuperar lo humano, abordo cómo podemos mantener nuestros valores esenciales en una era dominada por la tecnología. Este evento también nos lleva a reflexionar sobre la famosa prueba de Alan Turing, diseñada para determinar si una máquina puede exhibir un comportamiento indistinguible del de un ser humano. Si Turing estuviera vivo hoy y dialogaría con el modelo de ChatGPT, ¿lo consideraría una máquina o un ser humano?

La letra de la canción Ciudadanos del Mundo de Zambayonny también resuena con este tema, recordándonos que, a pesar de los avances científicos y tecnológicos, seguimos siendo humanos con emociones y necesidades esenciales. La canción dice ”tenemos casi un tera de fotos" y "nos enamoramos de una luz", resaltando un poco la superficialidad y desconexión en la que vivimos hoy muchos de nosotros.

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Además de eso, estamos experimentando mucho "sedentarismo cognitivo", donde delegamos cada vez más nuestras funciones cognitivas a las máquinas. ¿Cuánto le estamos dejando a la tecnología hacer por nosotros? ¿Estamos perdiendo nuestras habilidades humanas fundamentales?

Con la IA generativa avanzando rápidamente, nos encontramos en un momento crítico. ¿Estamos perdiendo nuestra humanidad en el proceso? ¿Puede la tecnología realmente replicar la profundidad de las conexiones humanas?¿Cómo afectará esto nuestra capacidad de empatía y conexión genuina? ¿Estamos preparados para las implicaciones éticas y emocionales de estas relaciones con IA? ¿Qué diría Alan Turing sobre los avances actuales en inteligencia artificial?

Mientras navegamos estos tiempos de cambio tecnológico, recordemos siempre nuestra humanidad y los valores esenciales que nos definen. Como canta Zambayonny, "somos ciudadanos del mundo, pero sin movernos de casa... Nos encontramos a la intemperie llorando con las risas grabadas." Esperemos que nuestro futuro no se asemeje a los episodios más oscuros de Black Mirror, sino a un futuro donde la tecnología y la humanidad coexistan armoniosamente.