Volantazo

La historia como excusa

Fundir pasado y presente en una sola unidad de significado, como si la distancia no existiera puede ser sorprendente. Eso llevó a Hugo Chaves a presentarse como una encarnación viva de Simón Bolívar, pero el déjà vu del “patria o muerte” de Fidel Castro puede resignificarse en el “patria y vida”.

Foto: cedoc

Hace tiempo que sabemos que la ficción es tan valiosa como la historia para dar cuenta del pasado. El caso del déjà vu que nos persigue desde hace días, Gabriel García Márquez ya  lo relató en Cien años de Soledad, su biografía novelada de América Latina. “…..Se votó con entera libertad…a las cuatro de la tarde (se) selló la urna con una etiqueta cruzada…esa noche…(el suegro de Aureliano) le ordenó al sargento romper la etiqueta para contar los votos. Había casi tantas papeletas rojas como azules, pero el sargento solo dejó diez rojas y completó la diferencia con azules”. 

Al advertirle Aureliano que los liberales irían a la guerra-  su suegro le espetó: “Se dejan algunas rojas para que no haya reclamos….Ay, Aurelito…si tu fueras liberal, aunque fueras mi yerno, no hubieras visto el cambio de papeletas”.

Tradicionalmente esta suerte de artimañas, en diferentes modalidades, la llevaban a cabo los “conservadores”, pero de un tiempo a esta parte unos cuantos se han aficionado a practicarla. Y así vemos cómo regímenes políticos que comenzaron con los afanes de lograr una mayor justicia social, -lo cual les proporcionó un gran apoyo popular- se han terminado convirtiendo en simples tiranías. 

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En el caso que atrae la atención de todos, hay un elemento adicional que está en el origen del problema, aunque no sea su causa principal. Me refiero a la la utilización de figuras y acontecimientos históricos como elementos neo-fundacionales y a la postre justificatorios de cualquier acción política, incluida la misteriosa desaparición de actas electorales. Es decir, lo que podríamos llamar “la historia como excusa”. 

Estos trasiegos de símbolos del pasado, de claras raíces orwellianas, alcanza en Venezuela niveles que no tienen nada que envidar a los del movimiento del Tea Party norteamericano, que fue la base del trumpismo  o a los usos que hace Putin del concepto de nazismo para justificar la guerra con Ucrania. Una vez más los extremos se tocan.

Se utilizan figuras y acontecimientos históricos como elementos neo-fundacionales y a la postre justificatorios de cualquier acción política, incluida la misteriosa desaparición de actas electorales"

Recordemos entonces que el régimen político renombrado como República Bolivariana de Venezuela, se re-funda sobre una mímesis de la obra de Bolívar, como si hubiera sido de todo punto necesario volver a realizar la titánica proeza de independizarse del imperio español.

Es decir, Hugo Chaves pretendió presentarse no solo como una especie de reencarnación en vida de Bolívar, sino como su alter ego recargado, logrando de hecho lo que el padre de la patria, a pesar de sus buenas intenciones, no logró conseguir. Es decir, una verdadera independencia económica y no solo política o cultural. 

Vestido con indumentaria de científico ultrasónico, Hugo Chaves descendió a la tumba del prócer para tomar una muestra de ADN que sería la prueba definitiva de que Bolívar no murió de sífilis, enfermedad poco gloriosa, sino por envenenamiento"

Así, por ejemplo, pudimos asistir, entre otras muchas recreaciones del pasado, a la transmisión en vivo y en directo- quedó amplio registro en Youtube- de la bajada a la tumba misma del máximo prócer, para que Chaves, vestido con indumentaria de científico ultrasónico, pudiera tomar una muestra de ADN que sería la prueba definitiva de que Bolívar no murió de sífilis, enfermedad poco gloriosa, sino debido a un envenenamiento, muy probablemente obra del imperio. La ceremonia tuvo su magnificencia, sin duda, y con ella su consiguiente impacto mediático. 

Adviértase que la intención era fundir pasado y presente en una sola unidad de significado, como si la distancia histórica (Carlo Ginzburg dixit) no existiera. El problema es que los hechos son tozudos, y los económicos suelen serlo particularmente, y llevar la producción de petróleo a una disminución creciente y significativa cada año, debido a la incompetencia técnica y a la corrupción, es bastante incompatible con el logro de una soberanía popular.

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Adviértase también que el bloqueo de Estados Unidos no comenzó hasta 2019, así que resulta imposible su uso como argumento justificativo.Tozuda es también la cifra de ocho millones que curiosamente abandonaron el país, como tozuda es la falta de alimentos básicos en la Cuba de hoy día -donde curiosamente la ausencia de actas electorales se ha vivido como propia- lo cual ha hecho que la consigna histórica de “patria o muerte”, santo y seña de los barbudos de Sierra Maestra y modelo por décadas en muchos países de la región, se ha haya resignificado por obra de un joven rapero contemporáneo en “patria y vida”

Por cantar esa canción en las calles de la Habana están en la cárceles cubanas cientos de jóvenes cumpliendo condenas totalmente desproporcionadas y arbitrarias. El arte tiene esos misterios. 

Cambiando un solo fonema y sustituyendo una palabra por su contraria se logra expresar, condensada, toda una revisión del pasado que ya no concuerda, e incluso rechaza de pleno, la famosa consigna que en su momento aplaudió el progresismo mundial, incluido el norteamericano The New York Times. 

Es más, en realidad lo que el rapero está diciendo, y con él, una parte significativa de las sociedades cubana y venezolana, es que los símbolos históricos no son eternos sino que interactúan con el presente y con el futuro. Son instrumentos simbólicos que también tienen fecha de caducidad y su eficacia no procede de su inmanencia, que no existe, sino de su capacidad para generar proyección y esperanza de futuro. 

En su momento no terminamos de saber si Chaves encontró la prueba genética definitiva del “envenenamiento” de Bolívar. De lo que no nos cabe ninguna duda es de que el libertador sí hubiera mostrado las actas.

*Profesor de Psicología Autónoma University, Madrid and FLACSO (Argentina)