Munich 1972

La banalidad de la crueldad en el negocio de las comunicaciones

El film Septiembre 5 habla de la crueldad y de cómo siempre regresa “el hombre apocalíptico”, en contraposición a aquel que busca la justicia en silencio y con autosacrificio.

Ataque terrorista en Munich 1972 Foto: Cedoc Perfil

La película Septiembre 5, dirigida por Tim Fehlbaum memora la primera transmisión en vivo de un atentado terrorista, en las Olimpíadas de Múnich de 1972, en las que un comando palestino, ayudado por neonazis alemanes, secuestró a deportistas israelíes, que luego murieron. Tuvo una audiencia de unos 900 millones de televidentes, superior a la del alunizaje, lo cual fue un récord.

En los comienzos de los ‘70 se abrió un negocio fabuloso en el que la comunicación es central. Las consecuencias, como todo avance, pueden ser positivas, o nefastas si se usan en forma irresponsable. Es lo que se advierte en esta película, en la cara de perplejidad que evidencian los protagonistas, y lo que vemos hoy todos los días en los medios digitales.

El guión plantea profundos cuestionamientos éticos, no solo con respecto a la violencia sino también con relación a los que la difunden y a los que reciben esas noticias.

La masacre de Munich salpicó de sangre los Juegos Olímpicos de 1972, hace 52 años

Hoy el mundo asiste a la tragedia de otros rehenes israelíes y en general la gente está acostumbrada a este tipo de presentaciones en tiempo real, con los avances de la tecnología, especialmente de la Inteligencia Artificial. 

Los medios han cambiado, y son las redes digitales las que atrapan a varios miles de millones de usuarios. Sus dueños y corporaciones figuran entre las más ricas del mundo.

Pero no se buscan respuestas en el diálogo intercultural e interreligioso que apunte a las ancestrales raíces de conflictos que parecen eternos, que en algunos casos tendrían su origen con Abraham, 2000 años antes de Cristo.

La transmisión en vivo del atentado terrorista en las Olimpíadas de Múnich de 1972 tuvo una audiencia de unos 900 millones de televidentes, superior a la del alunizaje"

En cambio, lo que se ve es el eterno retorno del hombre apocalíptico, al que me referí en los ‘70 en mi libro Rebelión juvenil y cambio social, citando al filósofo Víctor Massuh, que lo definió como aquel que confía en el carácter bienhechor de una destrucción global, con una justicia vengativa. 

Como contraposición, Massuh coloca al hombre del autosacrificio, que es quien elude la violencia, practica un silencioso coraje, pero no renuncia a la acción directa contra la injusticia.

Septiembre 5 reabre el debate. La cadena que transmitió esos hechos tuvo un muy buen rédito y mostró que la comunicación puede ser un buen negocio. Pero a la vez deja a sus protagonistas con una desazón, porque la cuestión ética sigue pendiente.

*sociólogo, periodista, escritor y director del Foro Ecuménico Social