Redes en crisis

Instagram y Facebook: la decisión de suspender las cuentas de Trump fue arbitraria y corporativa

El grupo que conduce Mark Zuckerberg se sumó, con sed de venganza, a la medida adoptada por Twitter.

Donald Trump Foto: AL DRAGO/BLOOMBERG

¿Acepta los términos y condiciones de la democracia? Incluso antes de que el Congreso le pusiera un límite a su presidencia, aún cuando se contaba una sola víctima fatal por los hechos en el Capitolio y el proceso de destitución no terminaba de armarse, Twitter bloqueó la cuenta y apagó la voz de Donald Trump. Luego se plegó Mark Zuckerberg, y “corporativizó” la discusión.

El debate sobre la libertad de expresión en redes sociales no se hizo esperar, y al ritmo del sacudón institucional que Estados Unidos le mostraba al mundo, hubo un sinfín de argumentos a favor o en contra de Donald Trump, pero que no ponían el acento sobre el uso de Twitter, Facebook, Instagram o YouTube, entre otras.

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A las 18:01hs del miércoles 6 de enero, cuando el Congreso había sido tomado y las imágenes de barbarie teñidas de sangre recorrían el mundo, la cuenta del presidente @realDonaldTrump decía: “These are the things and events that happened when a sacred landslide election victory is so unceremoniously & viciously stripped away from great patriots who have been badly &unfairly treated for so long. Go home with love & in peace. Remember this day forever!.” Algo así como: “estas son las cosas que ocurren cuando se roban una elección tan aplastante y sagrada… ustedes, patriotas, fueron maltratados… vayan a casa con amor, en paz, y recuerden este día por siempre".

Twitter entendió que este contenido infringía los términos y condiciones, y que excedía el acuerdo entre la empresa y el usuario.

Luego de meses de litigio con Donald Trump, después de verse en la Corte junto a los otros grandes jugadores del sector, como Facebook y Google, la red del pajarito tomó la decisión de bloquear de manera permanente la cuenta del presidente de los Estados Unidos. El que pega segundo quizás no lo haga dos veces, pero con una es suficiente si se hace en el momento oportuno, pareció decir Twitter.

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El impeachment digital llegó súbito, implacable. Con sentido de la oportunidad, a sólo dos semanas del traspaso de mando, le quitó al Republicano la capacidad de seguir arengando a sectores supremacistas y radicalizados a salir a la calle.

La decisión de bloquear la cuenta de Donald Trump es una derivación de hechos por infringir la política de comunicación de la app. Creer que hay un cercenamiento a la libertad de expresión es no comprender que cada medio es una empresa. Que las empresas fijan parámetros y líneas editoriales dentro de un marco regulatorio, y que esos marcos regulatorios tienen su sostén último en la constitución de cada país.

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Twitter sí, Facebook e Instagram no

La decisión de Facebook e Instagram de suspender las cuentas de Donald Trump fue sectaria. Se montó sobre Twitter de forma arbitraria y corporativa, y obedeció más a una cuestión revanchista por parte del grupo que conduce Mark Zuckerberg. No hubo evidencia de ninguna publicación ni de ningún contenido que pusiera en peligro a la sociedad norteamericana. La decisión, lejos de evitar un mal mayor se enmarcó dentro de la censura previa: se vio coartada la voz del presidente Trump.

Quizás, lo que se termina exhibiendo aquí es que los límites a los gobiernos y gobernantes están dados por instituciones para ellos inabordables, con una jurisdicción que excede los límites del territorio que ellos detentan, y que tienen un poder de fuego más grande que el de los gobiernos, incluso de Estados Unidos de América.

 

 

* José Ferrentino. Consultor en Comunicación Política - Percipi. @pepeferrentino