Efemérides 17 de agosto

José de San Martín y Tomás Guido: “Dime con quién andas…”

“Mi alma encuentra un vacío que existe en la misma felicidad. ¿Y sabe Usted cuál es? El de no estar en Mendoza…” le escribió el Libertador a su amigo más constante. A pesar de la diferencia de edad entre ambos, el héroe de los Andes le abría su corazón.

San Martín y el Regimiento de Granaderos a cabllo Foto: Captura

Una vez más, conmemoramos el aniversario de la muerte del General Don José de San Martín, el Padre de la Patria. Se ha hablado in extenso de él y sus circunstancias. En este artículo volveré a detenerme en el hombre de carne y hueso y haré hincapié en el vínculo que lo unió a Tomás Guido al que nos podemos acercar gracias a la abundante correspondencia.

En estos tiempos, en los que nos comunicamos por WhatsApp, por mensajes efímeros de Instagram y salutaciones de cumpleaños por Facebook, el epistolario, escrito de puño y letra, adquiere un sentido sin igual. Podemos leer y releer la carta, escrita con pluma, a la que el escritor le dedicó tiempo, y percibir sus emociones.

Usted me acompañó desde Buenos Aires, uniendo su fortuna a la mía, hemos trabajado en este largo período en beneficio del país lo que se ha podido (...)  con su amistad y cariño personal he suavizado mis amarguras y me ha hecho más llevadera mi vida pública"

Tomás Guido era más joven que el Libertador, nació en Buenos Aires una década después que él y lo sobrevivió 16 años. Miembro de una familia española dedicada al comercio y cuya inestabilidad económica lo obligó a abandonar sus estudios en el Colegio de San Carlos, participó en la defensa de la ciudad en las invasiones inglesas y en la Revolución de Mayo y fue secretario de Mariano Moreno.

San Martín, un prócer egregio

La amistad se consolidó en Saldán, Córdoba, cuando San Martín se recluyó para recuperarse de sus dolencias. De las largas conversaciones entre ellos, Guido escribió Memoria en la que desarrolló el plan para cruzar los Andes y liberar Chile y Perú.

'Cinco años ha estado Ud. a mi lado: más que nadie debe haber conocido mi odio a todo lo que es lujo y distinciones, en fin, a todo lo que es aristocracia; por inclinación propia amo el gobierno republicano y nadie, nadie lo es más que yo' ”

La Memoria fue presentada al Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Antonio González Balcarce, el 20 de mayo de 1816, quien inmediatamente, apoyó el proyecto y se lo entregó a su sucesor Juan Martín de Pueyrredón. A partir de ese momento, el general puso manos a la obra: la gesta trasandina.

La amistad que forjaron pasó por tiempos de bonanza y de desdichas, de acuerdos y desencuentros, en los que compartieron sus sentimientos como cuando el Libertador en 1816 trasmitió su alegría “sepa usted que desde anteayer soy padre de una infanta mendocina.” 

Tomás Guido se incorporó como teniente al Ejército de los Andes luego de la batalla de Chacabuco el 12 de febrero de 1817 y ejerció la función de Secretario de Guerra y Marina y Representante del gobierno de Chile. Acompañó a San Martín hasta el encuentro con Simón Bolívar en Guayaquil. Mientras que el Libertador decidió retirarse de la contienda, Guido siguió bajo las órdenes del venezolano hasta el final de la guerra por la independencia.

Los últimos días del general San Martín

A punto de zarpar en el bergantín Belgrano, el General le escribió a Guido: “Mi amigo, Usted me acompañó desde Buenos Aires, uniendo su fortuna a la mía, hemos trabajado en este largo período en beneficio del país lo que se ha podido; me separo de Usted, pero con agradecimiento, no sólo a la ayuda que me ha dado en las difíciles comisiones que le he confiado, sino que con su amistad y cariño personal he suavizado mis amarguras y me ha hecho más llevadera mi vida pública. Gracias y gracias y mi reconocimiento. Su San Martín.” Tomás Guido no quedó contento con la decisión del Libertador.

En la vasta correspondencia que se conoce entre ellos, el General se dirigía a él como “amigo y paisano apreciable”, “ni mejor amigo”, “mi amado amigo”, “mi amigo, el más querido”, y se despedía como “su afectuoso amigo y paisano”, “amigo que lo ama de corazón”, “sea Ud. tan feliz como merece”, “su mejor amigo”, “adiós, mi amigo, lo quiere a Ud. muy de balde su José de San Martín”.

En una carta escrita en Bruselas el 6 de enero de 1827 San Martín afirmó: “Cinco años ha estado Ud. a mi lado: más que nadie debe haber conocido mi odio a todo lo que es lujo y distinciones, en fin, a todo lo que es aristocracia; por inclinación propia amo el gobierno republicano y nadie, nadie lo es más que yo.”

Los restos de Guido Spano fueron trasladados, de la bóveda familiar construida por su hijo Carlos Guido Spano, a la Catedral de Buenos Aires, para que descansen junto a los del Padre de la Patria

Cuando San Martín intentó volver a la patria escribió, estando en Montevideo el 6 de abril de 1829, una extensa carta sobre el estado del país y su decisión de volver a Europa y terminó diciendo “Ud. tiene la rara y singular habilidad de hacerme escribir largos cartapacios.”

Una emotiva epístola fue la que el Libertador escribió a su amigo desde el exilio en la que describió sus días y añoranzas y compartió sus deseos más profundos: “Usted dirá que soy feliz, sí, amigo, lo soy. A pesar de esto ¿creerá usted si le aseguro mi alma encuentra un vacío que existe en la misma felicidad? ¿Y sabe Usted cuál es? El de no estar en Mendoza…”

A la muerte de Guido, sus restos fueron sepultados en el cementerio de la Recoleta en una bóveda en forma de gruta construida por su hijo poeta Carlos Guido Spano. Cien años después, en 1966, sus restos fueron trasladados al Mausoleo de la Catedral de Buenos Aires para que descansen junto a los del Padre de la Patria.

En épocas de desazón e incertidumbre es cuando aparecen las peores miserias, pero también las mayores virtudes del ser humano. Es oportuno, una vez más, recordar algunos aspectos del General Don José de San Martin: íntegro, austero, generoso, modesto y amigo fiel. Aquel que tuvo un sentido de la amistad, en las buenas y en las malas, en la cercanía y a la distancia.

Hoy, distintos estudios psicológicos sostienen la importancia de los vínculos. José de San Martín y Tomás Guido tuvieron la dicha de cultivar la relación a pesar de los avatares de la vida y de la distancia e hicieron honor al viejo dicho “dime con quien andas, y te diré quién eres.”

*Profesora en Historia, Universidad del Salvador