Análisis

Patanerías del Fenómeno Milei

El culto de la irresponsabilidad. Declarar al Hamas grupo terrorista. Massa y Brito golpistas fraternales.

Javier Milei Foto: AFP

Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsisDigital.com

 

De repente el mundo se volvió un lugar indigno, implacablemente incómodo.
De la recámara más inadvertida parten los disparos que pueden acabar con la epopeya de cualquier político popular.
Sea Donald Trump en Pensilvania, Luis Colosio en Tijuana, o la señora Cristina Fernández, La Doctora, en pleno Buenos Aires.

“Milei Cumple”

Mientras tanto aquí Milei “cumple”. Hasta las promesas desatinadas de campaña que derivan en actos de patanería geopolítica.
Agregar al Movimiento Hamas en la lista de “organizaciones terroristas”.
Como si Argentina estuviera alojada en el primer cordón de la Unión Europea.
En la oportuna víspera del 30 aniversario del atentado violentamente impune a la Amia.
Acontece que Milei, mientras “cumple”, sobreactúa. Pero lo hace legitimado por un cuestionable, pero categórico, alineamiento internacional.
Situado a la derecha extrema de la derecha del arco.
El exabrupto occidental dista de complacer a los sectores sensiblemente lúcidos que persisten en la patria, informativamente actualizados.
Entonces Milei provoca la antipatía innecesaria de los informados que son críticos del “estilo Hamas”.
Pero mantienen suficientes conocimientos sobre la dramática actualidad de Palestina.

Algo huele mal

Para comenzar, Hamas responde la patanería de Milei con la brutalidad literaria del pronunciamiento.
Solicita, sin el menor refinamiento formal, la inútil retractación.
¿Desconoce acaso Hamas que Milei, en las curvas, acelera a fondo?

Habrá que esperar entonces las próximas medidas, o acciones, de Hamas.
Organización que contiene dirigentes que optaron por la resistencia ofensivamente brusca.
Con firmeza para el rigor, la protección espiritual de la fe casi incomprensible, y con la certeza absoluta que depara la persuasión de los caños.
Abundan antecedentes nada auspiciosos. Tampoco tranquilizantes.

El culto de la irresponsabilidad lo inmoviliza a Milei.
Como la patanería cultural que porta. Y lo peor, que transfiere. Que transporta.
Vaya, por último, la solidaridad elemental hacia los políticos que deben, desde la diplomacia, participar de elecciones en organismos multilaterales. Con los electorados de sensible complejidad, multiplicados por alteraciones de los grupos árabes, asiáticos o africanos.

Golpistas fraternales del puts

Las soberbias impertinencias de Milei fortalecen, en efecto, el robusto deseo de conspirar.
Corresponde en democracia respirar profundamente y aguantar las transgresiones.

“Milei nos acusa de golpistas, Jorge, nos hace responsables por el aumento del dólar”.

Lo dijo tal vez Sergio Massa, El Profesional, a Jorge Pablo Brito, hijo del extinto y homónimo Jorge Brito, y actual titular del Banco Macro (aunque prefiera ser presentado en sociedad como presidente de River).
Brito hijo fue declarado golpista por haber ejercido el derecho humano de desprenderse del puts. Un seguro técnico.

La quimera de Idaho

En efecto, Milei violó el primer mandamiento del Pacto Trascendental de Mayo.

Sergio fue el último mesiánico ministro de Economía de la anterior peripecia trunca de la superstición peronista, durante el melancólico gobierno de Alberto Fernández, El Poeta Impopular.
Entonces no tuvo la suficiente capacidad para controlar el valor del dólar.
Para la patanería del Fenómeno Milei, El Profesional ya se armó de la potencia necesaria para hacerlo subir.

El flamante disparate prueba la teoría que indica la necesidad libertaria de contar, cada día, con enemigos nuevos.

“Hoy Santiago Caputo decide que los enemigos somos nosotros”.

La relación de Massa con el Banco Macro mantuvo ribetes de alta intensidad. Es público.
Pero también trasciende que, desde el trágico accidente de Brito padre, El Patriarca, la intensidad comenzó paulatinamente a disminuir.

El Patriarca condujo al Macro, de la mano, hasta convertirlo en uno de los principales bancos privados de Argentina.
“Somos dos golpistas fraternales, Sergio, pero me hubieras llamado el sábado por mi cumpleaños”.
Lo respondió tal vez Jorge hijo, con afectuoso tono de reproche, como para concluir la conversación inventada, supuestamente intrigante.

Llamar a consultas

Barbaridades del Fenómeno Milei. Puede leerlos desde el avión, mientras regresa por definitiva vez de Estados Unidos.
En Idaho, sin ir más lejos, estuvo también blindado por Karina, acompañado por Toto Caputo, Virgencita, y por la genialidad delirante de Demián Reidel, el reticente jefe de asesores (que pudo haber sido el inicial ministro de Economía).

Del crepúsculo al sarcófago: Massa, Cristina y Macri se nutren de la sangre de Milei

Mientras Milei reflexionaba sobre la Inteligencia Artificial en Idaho, más acá, hacia el sur, para ser exactos en Brasilia, el presidente Lula vacilaba racionalmente en llamar a consultas a su embajador en Argentina, su excelencia Julio Glinternick Bitelli.
Para repetir, desde Brasilia, el estilo diplomático cultivado por Pedro Sánchez en Madrid.
Lula se encuentra en apariencia interesado en profundizar sobre el destino ambulatorio de las decenas de brasileños inofensivos.
Los patriotas que pugnan afanosamente por considerarse refugiados en Argentina.
Por la fresca inocencia de avasallar las instituciones emblemáticas del poder.
Por la osadía de golpear, en efecto, las puertas del sistema democrático.

Retrato de familia en Tucumán

“Mauricio Macri es el alma oscura”.
Lo confirman en las alturas de la casta libertaria. Es más cerrada y elitista que la pontificia casta real, redituable para ganar las elecciones.
Y hasta para atreverse a pasear en tanque de guerra, por la avenida Figueroa Alcorta, junto a la señora Victoria Villarruel, La Cayetana (por Álvarez de Toledo).
Cuentan que la maléfica calificación de “alma oscura” es traficada en la intimidad por Milei. Cuentan que suele irritarse como confidencialmente divertirse con los minuciosos ninguneos hacia el “amigo” y aliado.
Mauricio Macri, El Ángel Exterminador.

 Mauricio Macri y Patricia Bullrich

Pero coinciden ampliamente en que, en la noche fría de Tucumán, se registraron excesos en materia de perversidad.
Dejarlo fuera a Mauricio del retrato de familia fue una humillación.
Después de tantos miles de kilómetros recorridos. De haber cruzado el océano para asistir al acontecimiento constitucional.