El mundo contiene la respiración: se cuentan los votos en Estados Unidos
Si para entender estas complejas elecciones otros años debíamos distinguir entre las encuestas y los votos, entre el voto popular y los electores elegidos como miembros del colegio electoral, este año debemos agregar el kafkiano tema del voto por correo.
El mundo contiene la respiración: se vota en Estados Unidos. Alguna vez exageró George Soros diciendo que en la globalización los únicos que (realmente) votaban en el mundo eran los estadounidenses. Ciudadanos de a pie que con su voto pueden cambiar el mundo. Y esa boutade de Soros capturaba algo esencial. En polarizada opinión pública norteamericana asistimos a una elección cuyas consecuencias no solo repercutirán sobre los ciudadanos que ejercen ese derecho nacional/global sino sobre los ciudadanos de cualquier otro lugar del mundo. En unas elecciones en las que normalmente votan pocos ciudadanos, y en medio de la pandemia más devastadora en un siglo hasta el lunes habían votado ya, por correo y presencialmente, más de cien millones de personas. Estamos ante la primera elección de la historia de Estados Unidos donde más ciudadanos van a haber votado antes del día de la elección que en el día electoral propiamente dicho.
Una pandemia que ha causado en siete meses más de 9 millones de contagiados. Tengamos en cuenta que en 20 años de guerra de Vietnam murieron 53.000 norteamericanos para dimensionar la catástrofe de la pandemia. Y el impacto en la pandemia en la economía, donde todavía no se han recuperado muchos de los 40 millones de empleos perdidos inicialmente.
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Las encuestas más serias mayoritariamente señalan como ganador a Joe Biden. ¿Cómo explicar, entonces, que haya tanta incertidumbre sobre quien será el próximo presidente del país más poderoso del mundo? Será presidente no el que digan las encuestas sino el que tenga más votos dentro de las urnas. Y entre ese estado de opinión pública que captan las encuestas y los votos en urna hay un largo camino, lleno de curvas y acechanzas. Y el voto por correo es uno de esos “pero” que desvelan al mundo. El voto por correo existe desde hace años en Estados Unidos. Fue creado originalmente para que los soldados fuera de sus ciudades pudieran votar. Se llama en realidad “voto en ausencia”. Ese mismo sistema se expandió para posibilitar a quienes estuvieran fuera del país a ejercer el derecho al voto. Muchos ciudadanos, aun en sus ciudades, han encontrado el sistema muy conveniente –evitar colas, espera- y su uso ha venido in crescendo. La pandemia histórica del covid-19 ha disparado esta modalidad de voto. En efecto, muchos ciudadanos han votado por correo ya porque temen contagiarse de covid-19 haciendo la cola para votar el día de la elección. Las encuestas han detectado que muchos de quienes tienen temor al contagio son o votaran demócratas. Es decir, que se estima que los votos por correo favorecerán mayoritariamente a los demócratas. De allí la guerra sin cuartel que Donald Trump ha desatado contra esta importante institución del estado desde hace meses, recortándole el presupuesto, y nombrando un aliado estrecho suyo como presidente del mismo. El correo de Estados Unidos ha tenido también muchos enfermos de covid entre sus miembros. Se estima que solo el 78% de sus empleados están trabajando en este momento. Sus reemplazos se han demorado y su eficiencia -el tiempo que tardan en llevar una carta de un punto a otro- ha declinado quizá en un 25%.
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Las consecuencias de estos inconvenientes para el tema del voto por correo son múltiples. ¿Si yo envié mi voto por correo, llegará a tiempo para ser contado? Algunos analistas estiman que en muchos lugares, los votos enviados después del martes 27 de octubre tienen serios riesgos de no llegar antes del 3 de noviembre. Por ello algunos estados decidieron extender la aceptación de esos votos hasta después del día de votación. ¿Cuánto tiempo? Cada estado fija sus reglas, Pennsylvania por ejemplo 3 días. Estas son las reglas que ya han estado bajo ataque de los abogados del partido republicano. Se puede dar la situación que en las primeras horas de conteo de votos se cuenten los votos emitidos ese día, y después los que vayan llegando por correo los días posteriores. Conjeturalmente, podría suceder que un candidato cuyos votantes no tienen miedo al covid vayan a votar en persona el día de la elección, vaya ganando inicialmente, pero cuando lleguen los votos por correo en días posteriores esa cuenta provisoria cambie. Muchos ciudadanos pueden creer de buena fe que hay manipulación, que hay fraude. De allí las extraordinarias imágenes de las grandes ciudades con maderas atornilladas a las vidrieras, como si estuviera por llegar un huracán. Se temen manifestaciones encontradas, desbordes y, quizá, violencia. Y por esa razón también es que no sepamos rápidamente quien ganó la elección.
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El presidente ha avisado que apenas termine la votación entrara en acción un ejército de abogados. De hecho ya hay muchas causas judiciales sobre las fechas límites para aceptar esos votos por correo. El presidente ya ha criticado a la Corte Suprema de Justicia por haber aceptado ya algunas de estas extensiones, las que han sido decididas por legislaturas. El presidente está muy enojado con la CSJ porque de nueve miembros el personalmente ha nombrado a tres, y hay una clara mayoría conservadora. Ayer martes 3 volvió a presionar a la Corte por los medios. El objetivo del presidente es, abiertamente, usar el principio de integridad del proceso electoral para que se cuente la menor cantidad posible de votos por correo, ya que cree que este voto no lo favorece mayoritariamente. ¿Hasta cuándo se podrá litigar? ¿Cuándo se expedirá la Corte? ya corren otros plazos: el próximo 14 de diciembre debería comenzar el funcionamiento del Colegio Electoral, y el 20 de enero de 2021 debe comenzar su segundo mando el actual presidente o comenzar el suyo el nuevo presidente.
La complejidad de la situación del voto por correo no termina allí. Si un votante, por ejemplo, piensa que su voto no llegara a tiempo para ser contado, puede anularlo y votar presencialmente. En esta situación se basa también la denuncia de que mucha gente votara dos veces. Otros ciudadanos que piensan que su voto no llegara a tiempo decidieron concurrir antes de la elección y poner su voto en “drop-box”. ¿Qué son las drop-Box”? Las drop-box son máquinas que funcionan como buzones-cajas fuertes, y son también polémicas. Sin embargo, están custodiadas por cámaras y la policía. Algunos estados han limitado las drop-box a una por condado. Otros ciudadanos han decidido votar personalmente, pero antes del día de las elecciones, en aquellos lugares que está permitido.
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Si para entender las complejas elecciones de Estados Unidos otros años debíamos distinguir entre las encuestas y los votos, entre el voto popular y los electores elegidos como miembros del colegio electoral, este año de pandemia destructiva y economía seriamente golpeada, debemos agregar el kafkiano tema del voto por correo. Tenemos la paradoja de la pandemia y la masiva participación, y de esta con la desconfianza creciente hacia el proceso electoral. Se cuentan los votos en Estados Unidos: el mundo contiene el aliento.
* Gonzalo Sebastián Paz, PhD. Profesor de la Universidad de Georgetown, Washington, DC.
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