Chile

Ganará quien cometa menos errores no forzados

Candidato. Parisi obtuvo el 13% de los votos sin siquiera estar en territorio chileno. Foto: cedoc

Las elecciones del domingo pasado dejaron más incertidumbres que certezas. En primer lugar, ¿cómo puede ser que una sociedad que en 2019 salió masivamente a la calle para oponerse al modelo neoliberal, elija en las urnas a un candidato que reivindica a Pinochet, el creador de gran parte de ese sistema que originó el estallido? ¿Cómo explicamos que la moderación de centro-izquierda y centro-derecha que gobernó el país durante 31 años haya obtenido, en conjunto, solamente el 25% de los votos? ¿Qué otras reflexiones nos dejan las elecciones chilenas más polarizadas desde 1990?

Una de las principales conclusiones que emergen de los comicios del domingo es la existencia de una crisis profunda no sólo de representación sino del sistema de partidos en su totalidad. Si analizamos los tres candidatos más votados (Kast, Boric y Parisi), los dos últimos no provienen de estructuras partidarias tradicionales. Pero además, y de forma aún más paradójica, Parisi obtuvo el 13% de los votos sin siquiera estar en territorio chileno. Durante los últimos meses el candidato presidencial que reside en Estados Unidos se dedicó a hacer campaña de forma virtual a través de redes sociales. Y hoy, en un giro asombroso de la historia, los dos competidores que disputarán el ballotage, Kast y Boric, se pelean por obtener sus votos. Sí, un candidato virtual puede ayudar a definir la elección más relevante de los últimos 30 años.

Pero el gran interrogante gira en torno al ganador de la primera vuelta: José Antonio Kast y la meteórica victoria de la ultraderecha. ¿Cómo explicamos que hace 2 años la sociedad exigía cambios radicales y el domingo ganó un ultra conservador? ¿Cómo entendemos que la consigna del estallido era el fin del neoliberalismo y por el contrario Kast pretende llevarlo al extremo? ¿Cómo analizamos la emergencia de la nueva izquierda en el estallido pero la victoria de la ultraderecha en las urnas? En primer lugar, hay que tener en cuenta que si bien estas elecciones eran fundamentales para el futuro de Chile, solo votó el 42% del padrón. Por lo tanto, mucha gente que seguramente salió a la calle no ha concurrido a votar porque descree del sistema democrático.

Pero además, la emergencia de candidatos como Kast son una consecuencia natural de los sistemas políticos en ebullición y caos como el que vive Chile desde 2019. Desde ese entonces, y como consecuencia del estallido social, Chile parece vivir un periodo refundacional. Y ante la sensación de resquebrajamiento de las bases fundamentales, como si fuera un proceso dialéctico proliferan candidatos que prometen devolver el orden y la estabilidad.

Por último, es necesario observar que Kast obtuvo sus principales victorias en el interior del país bajo un voto esencialmente rural. Y si bien las manifestaciones del 2019 se llevaron a cabo en muchas regiones del país además de Santiago, el estallido social fue esencialmente una movilización de los centros urbanos que el domingo se inclinaron mayormente a favor de Gabriel Boric.

Entre rupturas y continuidades, Chile atraviesa un período convulsionado que nos demuestra que lo que sucede en la calle no necesariamente se traslada a las urnas y que la opinión pública es altamente volátil. ¿Qué pasará de cara al ballotage del 19 de diciembre? Todavía es muy pronto para saberlo pero sí podemos anticipar que ambos candidatos deberán moderarse para lograr apoyos fuera de sus núcleos ideológicos. En definitiva, ganará quien cometa menos errores no forzados y pueda asumir el desafío de unificar una sociedad fragmentada.

*Licenciada en Ciencias Políticas (UCA). Investigadora del Centro de Estudios Internacionales (CEI-UCA).