Encuentro y diálogo
Los adultos solemos esperar las vacaciones como un momento único para descansar de todo lo que nos hemos cansado durante el año. Nuestros hijos, según sus edades y la realidad familiar, manejan otra imagen mental sobre ese tiempo de descanso juntos: más juntos que de descanso.
Resulta, entonces, oportuno preguntarnos qué cosa o cosas quisiéramos que mejore cada uno de nuestros hijos, y tratar de acompañarlos en esa tarea. Sucede que, durante el año, solemos observar en ellos actitudes, modos de respuesta o detalles de convivencia que quisiéramos intenten modificar o mejorar.
Este, sin dudas, es un momento óptimo: estamos juntos, con tiempo disponible, en un ámbito relajado y sin horarios que nos perturben. En verano, pensando en todo el año por venir, solemos tomar decisiones importantes para la vida y los hijos, la familia. Y ellos son nuestro principal desvelo. Es recomendable aprovechar el tiempo de vacaciones para promover un diálogo distendido con ellos sobre temas que quedaron pendientes durante el invierno.
Es importante que logremos confianza para intercambiar puntos de vista sobre las cosas o realidades que viven. Esta comunicación será parte fundamental de su crecimiento y afianzamiento como personas. Aprovecharemos, al mismo tiempo, para profundizar el trato con los abuelos, primos, tíos, amigos. Ellos también tienen mucho para aportar y enriquecer en el desarrollo personal de nuestros hijos.
Saldrán temas que querremos seguir conversando, pero es bueno aprovechar este tiempo para intercambiar opiniones y lograr acuerdos. Muchas veces, y según las edades, encontraremos más preguntas que respuestas y experimentaremos la riqueza y oportunidad de provocar un diálogo profundo con ellos.
Será de alto valor para todos realizar actividad física juntos, caminar por la playa o por la montaña, y promover los juegos de mesa a la tarde o días de lluvia. Estos espacios familiares de esparcimiento serán recordados por todos como vivencias de alegría profunda, compartiendo la vida. Son momentos que nos ayudan no solo a descansar y desconectar, sino también a conectar y a expresar los afectos mutuamente.
Recordemos que, además de ser el tiempo propicio para educar en familia, las vacaciones formarán parte de aquellos momentos compartidos que siempre volverán con cariño a nuestra memoria.
*Posee maestría en Dirección de Instituciones Educativas, Escuela de Educación, Universidad Austral.
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